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Nosotros los "Paisanos..."

"El pueblo aonikenk no está muerto, tan sólo está recuperando fuerzas para seguir luchando". Cornelio Payaguala. Río Mayo, Chubut, en Octubre de 1984, cuando contaba con 12 años de edad.

Por suerte 100 años después que Ramón Lista escribiera su libro "Los indios Tehuelches: una raza que desaparece", aún con ingentes y desesperados esfuerzos y tras tremendos sufrimientos, estamos aquí.

No somos mucho pero sí los suficientes como para hacer oír nuestras voces y dar nuestra propia versión de una historia falaz y tendenciosa que en muchos casos revela aviesos propósitos y en otras la supina ignorancia de quienes miran sin ver.

Cuando Europa estaba sumida en las brumas de la ignorancia y las culturas trascendentes y espirituales pasaban por Asia, África o el Lejano Oriente y grupos de aventureros secundones, ladrones y porquerizos, codiciosos y después piratas con ínfulas de realeza, no sabían aún donde estaban parados, ni tenían cultura ni valores humano, nosotros los humildes "paisanos" ya llevábamos miles de años caminando la Patagonia profundamente imbuídos de una cosmovisión particular que guiaba la vida de cada hombre, cada mujer y cada niño de nuestro pueblo.

Pese a todo, a la historia europea, a la historia argentina, hemos pasado a ser, simplemente, los bárbaros, salvajes, desnudos, sucios y vociferantes, con pocos o escasos conocimientos, expuestos alguna vez como atracción de feria (Orkeke y 10 Gomekin en Agosto de 1883 en Buenos Aires), cuando en realidad nuestros mayores tenían una preparación para la vida, una cultura y un desarrollo espiritual del cual carecemos hoy nosotros.

Miran tan sin ver que, hasta en esa historia superficial, hemos perdido nuestros propios nombres y así fuimos los "gigantes Patagones, los Puelches o Serranos, los Querandíes y Pampas, los Tehuelches y Huiliche, en una sucesión de nombres que no se corresponden con la verdad y que, aún hoy, entrevera más de uno que cree saber del tema porque algo ha leído.

Hoy somos pocos, pero estamos convencidos de lo que hacemos y de la continuidad histórica de nuestra cultura Aonikenk y, como decía el bai Cornelio, "el pueblo aonikenk no está muerto, tan sólo está recuperando fuerzas para seguir luchando".  


Créditos: Oscar Payaguala

 



 
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