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Arte y Cultura

Fray Mocho, 1er. profesional del periodismo gráfico
 


Fray Mocho.

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  • Su acta de bautismo en Gualeguaychú (Entre Ríos) dice José Zeferino Álvarez Escalada.
    Pero en el acta de defunción se lee Seferino.
    Jose Barcia recuerda que se lo conocía como José Ciríaco Álvarez pero en sus libros aparece con el nombre de José Sixto, y luego "la coquetería tipográfica transformó en José S. Álvarez", según José Edmundo Clemente.

    En cualquier caso, él fue registrado el 26/08/1858 y con 14 años enfiló hacia el nordeste, a Concepción del Uruguay dónde estudió en el Colegio Nacional de allí. Más tarde completó en la Escuela Normal de Paraná, y a los 18 años conoció Ciudad de Buenos Aires, ciudad dónde se instaló 2 años más tarde, y comenzó a colaborar con periódicos como El Nacional, La Pampa, La Patria Argentina, La Nación y La Razón, además de una revista humorística llamada "Fray Gerundio", aunque sin trascender.

    A los 27 años publicó "Esmeraldas, Cuentos mundanos", y más tarde "La vida de los ladrones célebres de Buenos Aires y sus maneras de robar" y "Memorias de un vigilante", una trilogía que comenzó a darle importancia.
    Pasó por el periódido "Sudamérica", donde fue escritor costumbrista bajo el nombre de Nemesio Machuca.
    Más tarde, en "La Patria Argentina" firmaba como Benigno Pichuleta.
    El 20/07/1890 apareció en Montevideo (Uruguay), el semanario Caras y Caretas, dirigo por Eustaquio Pellicer, quien luego se trasladó a la Ciudad de Buenos Aires invitado por Bartolomé Mitre Vedia y fundó en 1898 la versión argentina del semanario.

    El gran acierto fue encargarle la dirección, a José Sixto Álvarez, que decidió llamarse Fray Mocho, quien estuvo al frente hasta 1903, cuando su salud dijo basta.
    En su diseño sobresalían las imágenes de gran calidad (José María Cao Luace, Alejandro Sirio, Manuel Mayol y Hermenegildo Sábat Lleó) y en sus textos combinaba el humor con el periodismo más serio, a cargo de Roberto Payró, Horacio Quiroga y José Ingenieros; y Horacio Quiroga publicó sus primeros cuentos. La publicación tuvo repercusión en España, donde tenía como corresponsal a Mariano Miguel de Val, director de una versión europea, y director también de la revista Ateneo.

    En 1898 publicó un libro muy especial, llamado "En el Mar Austral", una novela documental, sumamente detallista, escrita con datos, historias y curiosidades aportadas por marineros y exploradores de Tierra del Fuego.
    Álvarez Escalada fue famoso por sus retratos costumbristas, frecuentemente escritos con algún humor y gran descripción de lo regional. Él mezcló en sus escritos los diferentes dialectos de Buenos Aires, incluyendo el “lunfardo” (el argot rioplatense). Sus escritos fueron parte del naturalismo, que fue una reacción contra el "romanticismo" que prevalecía, el castellano rígido, y la literatura europea.
    Álvaro Yunque recordó una definición de Mariano Joaquín Lorente sobre Fray Mocho:

    "(...) "El dialecto de Buenos Aires en boca suya, y con las inflexiones que le imprimía su voz melodiosa, adquiría un encanto propio. Tenía al hablar la fluidez natural de quien domina el idioma y tiene los hechos en la punta de los dedos; además, y como es frecuente entre los latinos, se acompañaba con gestos, a menudo inimitables"...
    En un artículo de su "Salero crioyo", recordando a su camarada de las primeras horas, Ramón Romero, Fray Mocho escribe: "La muerte es ciega y estúpida; estoy seguro de ello como de que a mí no me ha de perdonar y el día menos pensado ha de hacer con mis huesos algún bochinche"... Pero ya cuando la muerte, dispuesta a hacer un bochinche con sus huesos, según su risueño pronóstico, se le presentó; él le decía a un amigo entrerriano: "¡Soy duro como los ñandubaces de nuestra tierra; no me entra el hacha así no más!" (...)".

    El 13/05/1912 apareció en Buenos Aires la revista Fray Mocho, de tamaño algo menor que Caras y Caretas.

    ¿Cómo, cuándo y por qué nació Fray Mocho? La revista Caras y Caretas tenía un caricaturista de enorme talento, sin duda, una de las estrellas de la publicación: el dibujante y escritor gallego José María Cao, abogado de cuanto desventurado le salía al paso, estupendo dibujante que, además, solía completar las caricaturas de la revista con una copla puesta al pie del pesonaje de turno, absolutamente ajustada al caso.
    En la revista, se había ganado la admiración y cariño de todos. Tenía un hijo enfermo y, para atenderlo solicitó a la dirección de la revista una breve licencia. La respuesta fue negativa.
    Semejante desconsideración irritó a todo el personal, y 46 de los principales redactores y dibujantes decidieron, en acto de solidaridad, irse de Caras y Caretas, junto con Cao.

    Y decidieron fundar otra revista. Así nació Fray Mocho, el 03/05/1912, dirigida por el historiador y periodista Carlos Correa Luna.
    Los 46 redactores y dibujantes que abandonaron Caras y Caretas tenían una especie de luto infinito por Fray Mocho, “La sombra 47”, tal como se denominó un tango que escrito en su honor, con música fue Juan Mallada. En la ilustración de la tapa del tango, un grupo de supuestos periodistas se vuelve hacia una sombra que, mate en mano, personificaba al inolvidable autor de "Salero Criollo".

     



     


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