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Arte y Cultura

El vitral del Senado ya luce todo su esplendor
 


Vitral del Senado argentino.

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  • Al frenético ir y venir típico del Congreso, se suma el ruido de martillazos, sectores enmascarados con telas y otros de acceso limitado donde trabajan, ajenos a todo, restauradores que manipulan pinceles y bisturíes. Está en curso la restauración integral del Palacio del Congreso en el sector Senado, que comenzó en mayo de 2016. En rigor, el plan se inició en 2010 con el Salón Azul y esta etapa empezó a gestarse en 2012 cuando se conformó una Comisión Bicameral (integrada por dos representantes de la Cámara de Diputados, dos de la de Senadores, un integrante de la Comisión de Monumentos y un integrante de la Dirección Nacional de Arquitectura. Así se llegó al Plan Rector de Intervenciones Edilicias (PRIE).

    La recuperación de la imagen original del recinto del Senado se inició retirando las cortinas que estaban en todo el perímetro tapando los mármoles, conservando sólo las de los accesos principales. “Los cortinados, amén de no ser originales -explica la arquitecta María Ledezma- generaron patologías en los mármoles, que debieron repararse”. Además se recuperaron los ornatos, en algunos casos el retoque pictórico, los dorados a la hoja y las pinturas murales en el sector superior y en los casetonados.

    Los murales que rodean al imponente vitral habían sufrido por filtraciones provenientes de la cubierta. Una vez reparadas éstas, las pinturas se recuperaron en su totalidad, reintegrando las superficies y acabados pictóricos con la técnica de puntillismo. Basta con alzar la mirada para detectar tres motivos: leones, dragones y la figura del dios Mercurio (una de ellas con los ojos cerrados). “Pocos se sabe de estos murales -cuenta Ledezma- porque no tienen firma, hay una serie de simbologías que tenemos que investigar todavía”.
    También se intervinieron los bronces de los artefactos de iluminación y se trabaja en la réplica de algunos artefactos para recuperar la imagen del estrado.

    En cuanto al vitral en sí, se encontraba absolutamente negro, cubierto de suciedad. El primer paso, claro, fue la limpieza integral. Luego se recuperaron los perfiles, plomos y algunas piezas, para luego iluminarlo artificialmente con artefactos de led, reemplazando las lámparas de mercurio halogenado, incorporando nuevas tecnologías que reducen el consumo de energía y aportan sustentabilidad.

    La arquitecta Lucía Parra, del equipo del PRIE, agrega que en el Salón Azul se completó la restauración integral de los ventanales termales, que son las estructuras semicirculares de los cuatro arcos. “Se desmontaron todos los vitrales para determinar cuáles de sus 1.540 piezas se podían recuperar. Se hizo el registro de patologías, se llevaron a mesa de luz, se limpiaron. Luego se aplicó el esmalte para darle color y se hicieron pruebas para acercarnos al tono original”, recuerda Parra.
    Felizmente, cuando se hizo la extracción de los vidrios, se determinó que debajo de la masilla se habían mantenido en buen estado los colores originales. Conjuntamente con la restauración de los vitrales se hizo el soporte de la carpintería metálica que estaba en muy mal estado, muy corroída y tenía una serie de ornatos en bronce que se encontraban en avanzado estado de deterioro.

    María Ledezma agrega que a partir de mayo de 2016 comenzaron la intervención en las circulaciones con 30 restauradores. Pero el equipo que fue ampliándose y hoy son 50 personas las que trabajan sobre los pisos de mosaicos, los revestimientos de mármoles y los bronces de algunas de las luminarias.
    Para los solados el primer paso es la limpieza técnica, con detergente neutro y bisturí para remover la suciedad superficial. “Luego se retocan los mosaicos que están disgregados o astillados; en algunos sectores se hace la recomposición de las piezas y hasta contamos con un taller en el cual se realizan algunos completos”, detalla la arquitecta.

    En cuanto a los faltantes, se hace la reintegración pictórica con pigmentos mezclados con un mortero a la cal liviano, retocados a pincel, para finalmente aplicar una capa de protección superficial. Para tener una idea del nivel de complejidad, basta con decir que hay 180 modelos de mosaicos diferentes. Existen faltantes de piezas cerámicas de fabricación alemana, de la firma Villaroy y Bosch, “que son de muy difícil reproducción -admite Ledezma- dado que aunque la firma existe, para que se repongan tendríamos que pedir una gran cantidad”.
    Con un proceso similar, a partir de un mortero, se reconstruyen también las superficies faltantes de los mármoles en muros.

    Una de las estrategias del plan es desactivar los usos no propios del edificio e ir derivando funciones a los anexos. Por caso, se retiraron dos casillas de madera que estaban en el acceso al público, que no correspondían a la construcción originaria del palacio. El mismo sentido se trabaja en la Galería de Taquígrafos, que se había ocupado con oficinas y archivos. La arquitecta Lucía Parra explica que se recuperó el revestimiento de piedra que estaba oculto bajo varias capas de pintura; y los pisos de porcelana de gres que estaban tapados por baldosas vinílicas verdes pegadas con alquitrán.
    En las carpinterías de madera se removieron las distintas capas de barniz y se está recuperando el tono a goma laca; mientras que los vitrales de este sector ya fueron restaurados y se encuentran en estantería de secado, antes de ser colocados, en una etapa posterior. En cuanto al cielo raso de piedra, los rosetones estaban deteriorados por filtraciones de agua, cosa que está en vías de resolverse.

    En el Salón Rosado, también llamado “Eva Perón”, se eliminaron de la boiserie los agentes xilófagos (insectos que destruyen la madera) con un sistema de microondas y está a punto de comenzar la restauración integral que contempla el solado, la marquetería, la boiserie, los paramentos, los ornatos y los vitrales, que quedaron “ciegos” hacia los años 1960-1962, cuando se construyó el cuarto nivel sobre el sector del Senado. “La premisa de la restauración -explica la arquitecta Ledezma- contempla la iluminación artificial con luces de led, para darles vida”.
    El que sí ya luce totalmente restaurado es el Salón de Presidencia, donde la gestión anterior había pintado totalmente de blanco la boiserie y retirado las luminarias para colocar un artefacto de corte contemporáneo. Allí se devolvió a la madera sus características originales y ya se volvieron a instalar algunas de las luminarias de bronce que estaban guardadas en el sector de patrimonio.

    El Salón Azul, por su parte, se restauró entre 2010 y 2012. Este magnífico espacio de 340 metros cuadrados fue intervenido durante varios meses y hubo que comenzar por la cúpula interior debido al potencial colapso de los rosetones. En cuanto a las cubiertas, se repararon las filtraciones en terrazas y se solucionaron los problemas de bajadas de pluviales y los tanques de agua. En esa oportunidad, trabajaron más de una docena de arquitectos y restauradores y 50 artesanos de la Escuela Taller del Casco Histórico y del Instituto Universitario Nacional del Arte, durante un año y medio. También se reparó la magnífica araña, que pesa 2.054 kg y está colgada desde una altura de 50 metros. Con 331 lámparas ornamentadas con tulipas de cristal de Baccarat, es una de las grandes joyas del Palacio: pieza única de Gabriel Simmonet Dubois, fue exhibida en la Exposición Industrial de 1910 y tiene 4,80 m de altura y 2,80 m de diámetro.

    En pocos días e inicia la restauración integral de las luminarias de bronce de las circulaciones, tanto de planta baja como de los tres niveles superiores (hay una licitación en curso, ya preadjudicada).
    Y durante el año se encararán la restauración integral del atrio, la restauración del interior del Salón Azul, y la restauración integral del Salón Eva Perón.
    Para etapas siguientes, quedan la iluminación exterior e interior de la cúpula y el tratamiento integral de las fachadas, compuestas por piedras calizas de una cantera ubicada en Córdoba, que ya está agotada.
    En cuanto a la cubierta exterior de icónico color verde, aunque su estructura metálica está en buen estado, necesita ajustes de material y reparaciones en dobleces encuentros y sellados.

     


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