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Rotary 23, el barrio destinado a ser el más poblado de Caleta Olivia
 


Establecido a cuatro kilómetros al noroeste del microcentro, el barrio fue creciendo por etapas. La semilla urbanística estaba en el sector denominado «Gato Negro», con viviendas cimentadas ladrillo a ladrillo por particulares.

Es un fin de semana soleado y con leve brisa. Los chicos corretean en las calles, mientras algunos mayores aprovechan para dar un retoque en las fachadas de sus hogares.

Comparado con otros barrios de Caleta, aquí todavía se puede armar un picadito, o jugar a las escondidas hasta la medianoche, pero, dado el crecimiento, es difícil que esa paz barrial se conserve por mucho tiempo.

Establecido a cuatro kilómetros al noroeste del microcentro, el barrio fue creciendo por etapas. La semilla urbanística estaba en el sector denominado «Gato Negro», con viviendas cimentadas ladrillo a ladrillo por particulares.

A continuación, arribaron las cooperativas y erigieron cerca de 90 viviendas y después, con los diversos programas federales y provinciales, el IDUV fue edificando, en cinco etapas, 540 casas más.

Fabián Páez es presidente de la unión vecinal Rotary 23, cuya personería jurídica será entregada la semana que viene. El vecinalista informó que «ya hay dos planes de viviendas terminadas a punto de entregarse, de más de cincuenta unidades».

«Los mismos vecinos perdieron la cuenta de los que habitan aquí, calculamos que ya hay más de mil quinientos grupos familiares», declaró, y vaticinó, para la próxima década el asentamiento de cinco mil a siete mil familias, a juzgar por los planos de los terrenos en donde máquinas de empresas desmontan, un poco más al oeste y sobre las lomas del norte.

Para cerciorarse, prever y peticionar mejor infraestructura, esta comisión se abocará en las próximas semanas a hacer un exhaustivo censo, casa por casa, contando incluso aquellas viviendas desocupadas.

Los demás integrantes de la comisión representan a cada sector: «cooperativas», «particulares», y a las cinco etapas de edificaciones del IDUV.

Rosa Michelena es secretaria y Estela Castro, la tesorera; en tanto que los vocales son Verónica Rodríguez, Angélica Vilches, Carlos Duarte, Delia Ferreira, Andrea Villagrán, Miriam González, Javier Alaniz; los revisores de cuenta son María de las Mercedes Rosales, Blanca Guzmán y Alejandro Rodríguez.
 


Cloacas colapsadas

«Que terminen de una buena vez la red cloacal», piden al unísono los vecinos de las viviendas particulares.

«La gente de ese tramo está cansada, es gente que todas las semanas tiene que llamar al camión atmosférico para destapar», comentó Páez.

Angélica Vilches es la vocera de esa zona y enumera con desánimo las carencias en alumbrado público, cloacas y asfaltado. El de los «particulares» o «Gato Negro» es el sector del Rotary 23 más desguarnecido: mientras en la mayoría del espacio barrial hay tres lámparas por cuadra, aquí sólo hay una.

Por las fallas en la red cloacal, la Unión Vecinal convocó a las autoridades de Servicios Públicos Sociedad del Estado (SPSE). Por consiguiente, el miércoles pasado, en el Centro «Amucacito» que hay en el barrio, compareció Rubén Contreras, gerente del distrito local de SPSE, y algunos técnicos, para generar respuestas ante un sistema con problemas.

«Tienen que parar la entrega de viviendas porque la red puede colapsar en todos lados», dijo un ciudadano en esa reunión. «Las cámaras de inspección se desbordan y hay aguas servidas por las calles de esa zona de particulares que son más de veinte manzanas», comentó otro.

Las autoridades dieron su palabra sobre la dotación de camiones atmosféricos hasta que salga la demorada licitación de la obra general.
 


Sin conflictos

Naturalmente, los moradores del Rotary 23 se enfrentan todos los meses a problemas nuevos, a medida que llegan centenares de vecinos. María Rosales, por caso, se refirió a la necesidad un puesto sanitario, ya que el más cercano está en el barrio San Cayetano, a kilómetro y medio de allí.

«Necesitamos aunque sea algo chico que nos saque de los apuros en las emergencias, o para primeros auxilios», opinó, sabiendo que está el proyecto del edificio de un centro sanitario.

Los nuevos dilemas van advirtiéndose en todas las reuniones de la Unión Vecinal. Así surgió el de las calles, dado que «su estado es terrible», como consideró una ama de casa del loteo oriental.

Lo cierto es que algunos automovilistas abusan de la velocidad, lo que forzó a algunos vecinos a montar precarios lomos de burro. «El barrio está lejos, por eso estamos esperanzados con los colectivos que anunció el intendente», opinó una madre de cinco hijos en edad escolar.

El año pasado el municipio puso a disposición colectivos gratuitos para los estudiantes. Un remise o taxi hasta el centro de la ciudad cuesta cinco pesos, todo un presupuesto difícil de alcanzar.

Finalmente, ante la consulta de este diario sobre la seguridad pública, los vecinos alegan que «grandes problemas de inseguridad no hay, salvo robos menores, hurtos en patios, pero nada más». Idéntica percepción es la que tiene la Seccional Cuarta de Policía, con jurisdicción allí: «El Rotary no es un barrio conflictivo».
 


El gato negro no era por mala suerte

Cuentan que la denominación original del hoy populoso sector urbano surgió cuando se realizaban los primeros movimientos de tierra. El lugar quedaba realmente lejos y casi aislado del casco céntrico y un grupo de trabajadores de la construcción encontró un felino muerto.

Y como aquella idea de barrio aún no tenía nombre, decidieron llamarlo «Gato Negro» para orientarse en el amplísimo ámbito virtualmente descampado.

Aún hoy, no pocos caletenses lo siguen denominando de esa manera, aunque los nuevos vecinos que se fueron afincando en las miles de viviendas construidas (y que siguen construyéndose) a través de distintas operatorias del IDUV, procuran enterrar definitivamente al gato negro, o mejor dicho su denominación.

Argumentan que aquella fue la referencia de una reducida área donde se levantan casas construidas en forma particular o por cooperativas y, aunque no la discuten, prefieren que se los sitúe en barrio Rotary 23, que alude a un histórico equipo de perforación ypefiano.

Como fuera, aquel ignoto gato oscuro no fue de mala suerte en lo que hace al progreso del nuevo barrio, aunque la creencia popular o superstición puede afectar a no pocos políticos que ya están pensando obtener allí un gran caudal de votos en los comicios generales de 2007.
 


Obras complementarias

Por lo demás, dentro de la planificación para el Rotary 23, muchos son los avances que se programan y se suman a los que actualmente tienen curso de ejecución.

Se espera que este populoso sector del oeste caletense pueda contar con una comisaría, que ya tiene un presupuesto oficial de $1.600.000, un centro asistencial, escuela EGB, colegio Polimodal y un jardín de infantes que llegará con el próximo Plan Federal.

Hasta entonces, los jóvenes estudiantes de esa barriada podrán seguir trasladándose hacia los distintos establecimientos educativos de la ciudad en el transporte municipal.

De la misma forma, en estos momentos se llevan adelante las obras de la instalación de la red de agua, mientras que para el transcurso de la primera mitad del año se espera finalizar con el tendido de los cables del servicio telefónico para este barrio.

Dentro del Plan Estratégico para la ciudad de Caleta Olivia, el Rotary 23 juega un papel preponderante, ya que una de sus principales obras, que es la circunvalación, pasará por esta barriada, tornando muy accesible este sector y comunicándolo con varios puntos de la localidad.

No obstante, actualmente el ex «Gato Negro» (si así se prefiere) está siendo beneficiado con la puesta en marcha del plan de 400 cuadras, donde ya se está pavimentando uno de sus accesos.
 


Y mas casas

En una fuerte apuesta del gobierno provincial por dar cumplimiento a la demanda de unidades habitacionales en Caleta Olivia, hace poco más de dos meses se entregaron 132 casas divididas en tres áreas del Rotary.

Cada uno de estos sectores demandó un monto de $4.596.734. Estos nuevos hogares fueron edificados por la empresa Gancedo Construcciones y corresponden a una línea de edificación tradicional, de tres dormitorios y con superficies de 64.40 metros cuadrados.

Es importante mencionar que aún resta para ese sector la entrega de 132 viviendas más, que darían por finalizado el plan cuatrienal y que darán paso al Plan Federal 2 que traerá más de 500 viviendas, el cual incluirá obras de infraestructura como escuelas, pavimento y un centro asistencial.  


Crédito:

  • Publicado en el Diario El Patagónico (08/01/07)
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