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Zapatos en serio que hacen reír

 


Juan Clodomiro (55) un nombre acorde con el giro que tomó su oficio y que lo convirtió en artífice de zapatos de payaso.

Seguramente cuando a los 14 años comenzó a trabajar en una fábrica de zapatos en su Uruguay natal, Arnoldo Iriarte no pensó que algún día sería Juan Clodomiro, un nombre acorde con el giro que tomó su oficio y que lo convirtió en artífice de zapatos de payaso.

Hace 30 años que vive en la Argentina, donde perfeccionó su oficio en diversos lugares, entre ellos una fábrica de zapatos finísimos cuya producción era tan minuciosa que resultaba digna, dice, de “relojeros suizos”.

Hace diez años descubrió que podía poner su preciosismo técnico al servicio de la creación de piezas únicas y poco convencionales. Hoy calza para el escenario a payasos de todo el mundo.

De cuero genuino, forrados y cosidos, sus zapatos también tienen la perfección de un reloj suizo. Son el must de la elegancia payasesca.

Quedan perfectos con pantalones enormes a lunares, una nariz postiza bien roja y, en el ojal, una flor que arroje agua.
 


Noticias: ¿Cómo comenzó a hacer zapatos de payaso?.

Juan Clodomiro: Aprendí el oficio de zapatero desde chico, a los 14 años, así que cuando empecé con los zapatos de payaso tenía ya mucho oficio y vendía zapatos artesanales en una feria de Parque Lezama.

Un día, se acercó al puesto el payaso Mikelet, del circo Raluy de Barcelona. El circo había salido de Barcelona a México, llevaba dos años de viaje por América y los zapatos se le habían gastado. Me preguntó si me animaba a hacerle otro par y me animé.  


Noticias: ¿Y es muy diferente hacer un zapato de payaso que un zapato común?.

Juan Clodomiro: Sí. Es otra forma muy diferente y otro tamaño. La punta, además, es mucho más gorda. Por eso, las hormas convencionales no sirven, tuve que comenzar por construir mis propias hormas.  


Noticias: ¿Hay talleres específicos donde hagan zapatos de payaso?.

Juan Clodomiro: Supongo que en los talleres del Teatro Colón se harán, entre otras cosas, zapatos de este tipo para sus propias producciones.

Pero no se me ocurre que alguien que quiere zapatos de payaso vaya a comprarlos allí. Además, no se pueden hacer si no es de forma artesanal porque unos zapatos de 40 centímetros no entran en una máquina de pegar suelas.

No se pueden hacer en serie porque cada payaso es exclusivo. El artista quiere a veces un detalle, una letra, una clava, una flor, un lunar, una estrella. No tendría sentido hacer diez pares de zapatos iguales.  


Noticias: ¿Y luego de esa primera experiencia, cómo se metió en el mundo de los payasos?.

Juan Clodomiro: Mikelet me invitó a “El chalupazo”.  


Noticias: ¿Qué quiere decir “chalupazo”?.

Juan Clodomiro: Viene de chalupa, que es el nombre de los zapatos de payaso. Se les llama así desde México para abajo. En los Estados Unidos se les dice “clown's shoes”.

“El chalupazo” era un encuentro de payasos que se hacía en Buenos Aires, en el barrio de Barracas, el primer sábado de cada mes. Payaso que andaba por Buenos Aires en esa fecha, terminaba allí. En ese lugar conocí a muchos payasos de diferentes lugares del país y del mundo.

Así me conecté con el medio artístico Hasta ese momento no había quién hiciera chalupas en la Argentina. Esto fue entre 1999 o 2000 y el 2005. Lo que ocurría allí era de una riqueza muy grande.

No sólo iban payasos, sino también bufones, magos, equilibristas, malabaritas, trapecistas. Se reunían 800 o 1000 personas. Cada artista hacía su número y era fantástico. Que hubiera 1.000 personas riéndose durante dos horas era algo muy importante en un momento en el que el país no andaba bien. Era fantástico.  


Noticias: ¿Luego de diez años haciendo chalupas, te las piden de todo el mundo?.

Juan Clodomiro: Sí y también aquí. Quienes ya compraron les pasan el dato a otros y se va haciendo una cadena. Cada vez que hago un zapato, hago un registro fotográfico y lo pongo en mi blog.  


Noticias: ¿Te gustaría ahora, con tu experiencia, trabajar, por ejemplo, en un taller como el del Cirque du Soleil?.

Juan Clodomiro: Alguna vez hicimos un contacto con el Cirque du Soleil, Ellos tienen una oficina en Nueva York donde resuelven todo el tema de vestuario. Pero estoy muy acostumbrado a trabajar solo.  


Noticias: También tiene modelos femeninos, zapatos de payasa. ¿Es común que las mujeres se dediquen a eso?.

Juan Clodomiro: Sí, en los últimos años se han creado varias escuelas de circo, de malabares, de payaso, y los que quieren aprender son tanto chicos como chicas.  


Noticias: ¿Esto sucede también en otros lugares del mundo?.

Juan Clodomiro: Sí. Hace unos días recibí un mail de una payasa de Burkina Faso, en África. Me decía que en 30 días venia a la Argentina y me encargaba unos zapatos para que los tuviera listos para cuando llegara.  


Noticias: ¿Trabaja para circos?.

Juan Clodomiro: Sí, por ejemplo para el circo de los hermanos Servián, para el Circo del Sol, que ya no existe, pero sus integrantes están en el circo Rodas, para el circo Grundi, para el Atlas, para el Cirqué XXI. También hice zapatos para algunos integrantes de “Los Payamédicos”.  


Noticias: ¿Volvería a hacer zapatos convencionales?.

Juan Clodomiro: Creo que no. No me gusta hacer zapatos en serie. Cuando hacia zapatos comunes me divertía con los compañeros de trabajo, pero el trabajo en sí era aburrido. Además, cuando uno hace ese tipo de zapatos, nadie lo invita a “El Chalupazo”. El lugar más divertido al que puede llegar a ir es a un baile de zapateros.  


Créditos:

  • Por Mónica López Ocón mlopez@perfil.com.ar. Foto: Norberto Melone. Publicado en el Diario Perfil (01/01/10)
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