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Gustavo Fernández sigue levantando copas para sembrar conciencia
 


Gustavo Fernández posa con el trofeo obtenido en Australia.

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  • Gustavo Fernández sabe muy bien lo que significa ganar Grand Slams. Porque lo hizo el año pasado, al conseguir su primer “grande” en Roland Garros, y lo volvió a hacer el domingo pasado al coronarse campeón en el Abierto de Australia. Pero esa es sólo una cara de la moneda. Más allá de que la reciente consagración representa un logro personal, también sabe que con su triunfo intenta concientizar a la gente para que entienda que el deporte adaptado es tan profesional como el convencional.

    “Hay que concientizar a mucha gente, porque creo que existe un gran problema en Argentina con respecto a la discapacidad”, le dice el tenista cordobés, número cuatro del ranking mundial, a Clarín en el CeNARD.
    Fue abanderado argentino en los Juegos Paralímpicos de Río de Janeiro 2016, un año después de haber sido oro en singles y en dobles en los Parapanamericanos de Toronto.

    ¿Sentís que te tratan como un deportista más?
    Realmente sí. Pero muchas personas creen que lo que hacemos no esprofesional. Ellos están desinformados. De a poco lo van entendiendo y les queda claro. Cada persona que me ha visto en acción o ha visto lo que hacemos los deportistas adaptados, sin duda termina dándose cuenta de que no es algo social sino que es un deporte meramente profesional.

    ¿Y de qué forma intentás informar a esa gente?
    Cada vez que hablo con los medios de comunicación trato de generar conciencia. Muchos se quejan de que la infraestructura y lo monetario pueden ser problemas. Está bien, porque es algo para mejorar, pero va más allá de eso. Además tienen una conciencia muy equivocada para con el discapacitado. Lo más importante es cambiar esa conciencia, empezar a tomar a la discapacidad con más normalidad y a ver a la persona, que en definitiva es lo más importante.

    ¿Creés que el deporte paralímpico tiene más repercusión ahora que lograste otra hazaña?
    Sin dudas. Obvio que suma bastante. Ha tenido mucha repercusión mediática. Imaginate que la final se vio en directo por televisión. Creo que en Argentina nunca había pasado. Es importante ganar este tipo de cosas para que la gente sepa lo que hay en el deporte adaptado. Es un paso gigante para que todos empiecen a conocerlo y, específicamente, conozcan al tenis en silla de ruedas.

    ¿Cómo concientizar a los chicos que recién comienzan a practicar el deporte adaptado?
    A todos les digo que hagan lo que sienten. Trato de darles un mensaje y de alguna forma decirles que sean muy ambiciosos con los sueños que se proponen. Si quieren hacer un deporte, que lo hagan en la condición en la que estén: en silla de ruedas, parados o acostados. Pero lo que más les digo es que busquen sus máximos objetivos y que se sacrifiquen y que trabajen mucho para lograrlos. Porque a veces no se consigue lo que uno quiere o sueña. Pero el hecho de intentar y dejar todo por cumplir esos sueños siempre vale la pena y es lo que en definitiva importa. Si uno obtiene el resultado, mejor aún. Pero si no hubiera ganado esta copa ni la que obtuve en Roland Garros, de todas formas habría sentido que dejé todo para hacer lo mejor posible. Eso iba a ser suficiente para dormir tranquilo y para estar satisfecho conmigo.
     


    Gustavo Fernández (23 años)

    Nació en Río Tercero, Córdoba, y es hijo de Gustavo Ismael “Lobito” Fernández, ex base que ganó cinco Ligas Nacionales. Su hermano Juan Manuel, de 26 años, siguió los pasos de su padre. Hoy Gustavo es el número cuatro del ranking mundial en tenis adaptado. Ganó 20 títulos en singles, entre ellos dos Grand Slams: Roland Garros 2016 y Abierto de Australia 2017. En dobles celebró junto al francés Nicolas Peifer en Wimbledon 2015.
     


    Premios desiguales con respecto al tenis convencional

    Más allá de que en el tenis adaptado la pelota puede picar dos veces dentro de la cancha -y el segundo pique puede ser afuera- antes de que le pegue un jugador, la gran diferencia con el tenis profesional convencional es monetaria. “La diferencia en los premios es importante. No pido ganar lo mismo que Federer, pero sí que se reconozca el profesionalismo. Nos llevamos el 3 por ciento de lo que gana un singlista en la ATP. Es una falta de respeto”, expresa el campeón. En los Grand Slams juegan los ocho mejores del ranking y en dobles participan cuatro parejas.
     


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