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Ecología

La opción ecológica para iluminar Buenos Aires

 


Un área en la cual el LED ya se está posicionando fuerte es la iluminación pública urbana. Foto: sustentator.org

Una de las iniciativas más frecuentes que viene llevando responsablemente la gente en sus hogares, tanto para ahorrar energía como para disminuir su huella sobre el medioambiente, es cambiar las bombitas de luz incandescentes por las denominadas de "bajo consumo".

Cuando nos referimos a bajo consumo se trata en general de las bombitas "Compact Fluorescent light bulbs" ("CFL", según sus siglas en inglés).

Estas bombitas son nada menos que versiones compactas de los tubos de luz que se utilizan desde hace años.

Las CFL utilizan entre 60% y 80% menos energía que sus hermanas incandescentes inventadas por Thomas Edison en 1879.

A su vez, su vida útil alcanza entre 6.000 y 15.000 horas, mientras que la incandescente tan solo un promedio de 1.000 horas.

A través de estas ventajas, el usuario obtiene un ahorro significativo y terminan muchas menos bombitas en los rellenos sanitarios.

Queda claro que las CFLs son más caras pero si se cumple la vida útil especificada resulta un buen negocio a mediano plazo.
 


Tecnología

Técnicamente, las CFLs funcionan igual que los tubos de luz.

Contrariamente a una bombita común en la cual electricidad circula por un filamento, lo calienta a alta temperatura y emite luz, en una CFL la electricidad fluye a través de un gas gracias al balasto que puede ser magnético o electrónico.

Al circular esta electricidad por el gas, este emite luz ultravioleta que excita una cobertura de fósforo en las paredes de vidrio del tubo dando lugar a luz visible.

Una crítica común a este tipo de luces es que contienen muy pequeñas cantidades de mercurio, una sustancia altamente contaminante a la hora de entrar en contacto con las napas de agua.

El nuevo jugador que viene tomando fuerza los últimos tiempos es el "Light Emiting Diode" (LED, según sus siglas en inglés).

Los conocemos principalmente a través de las luces indicadoras de todos los dispositivos electrónicos, como por ejemplo la pequeña luz que nos dice que un celular tiene señal o un televisor está en standby.

El LED es una fuente de luz creada por un diodo semiconductor, en este caso una "unión PN".

De manera simplificada, cuando se atraviesa un diodo con corriente continua respetando su polaridad (los diodos solo hacen circular la corriente en un sentido) y con un voltaje mayor al de umbral, electrones se recombinan con huecos en el dispositivo liberando energía en la forma de fotones. La frecuencia de esta luz varía según el material semiconductor.

Aunque los LEDs históricamente se vienen utilizando como indicadores, en los últimos años están tomando protagonismo como fuentes de iluminación dada su gran confiabilidad y bajísimo consumo de energía.

Muchos hemos visto esas linternas que se cargan apretando repetidamente un botón y se venden por unos pocos pesos en las intersecciones de las grandes ciudades.

La tecnología LED para iluminación viene mejorando aceleradamente en los últimos años y de a poco viene ganando protagonismo como reemplazante de las CFLs.

Empresas como Philips y OSRAM están apostando con productos innovadores. Todavía se trata de productos costosos dado el poco volumen que representa en comparación con otras tecnologías pero el precio se va a emparejar a medida que se haga más masivo.
 


En el mundo

Un área en la cual el LED ya se está posicionando fuerte es la iluminación pública urbana.

En nuestros hogares, típicamente tenemos prendidas las luces solamente un par de horas antes de dormir, pero las luces que iluminan nuestras calles trabajan toda la noche brindando seguridad y reduciendo accidentes de tránsito pero con un consumo de electricidad significativo.

En este caso es donde el LED tiene mayor provecho, por la cantidad de horas que estas luminarias están encendidas. Los beneficios no se limitan al menor uso de energía.

Dada la mayor durabilidad de entre 50.000 y 100.000 horas se logra una gran reducción en el mantenimiento y sus costos asociados.

Muchas ciudades tienen proyectos de reemplazar la iluminación pública con tecnología LED. Anchorage en Alaska fue la primera ciudad en Estados Unidos en implementar la tecnología LED de manera masiva.

Se reemplazaron 16.000 lámparas de 100W y 150W por LEDs de menos de la mitad dando lugar a un ahorro de USD360.000 anuales. En Ann Arbor, Michigan (cerca de Detroit) cambiaron todas las luminarias a LEDs y su alcalde declaró que se ahorran 100.000 dólares anuales y que las lámparas deben reemplazarse cada 10 años en vez de 2.

En este caso, el periodo de repago de la inversión de 630.000 dólares es de tan solo 4 años y la reducción de la huella de carbono en la ciudad es equivalente a quitar 400 autos de circulación.

A su vez, del otro lado del atlántico, la ciudad de Torraca en Italia cambió todas sus luces exteriores a tecnología LED logrando ahorros de energía del 75 por ciento.

La conversión más grande hasta hora realizada en los Estados Unidos es en la ciudad de Los Angeles: se están migrando 140.000 lámparas durante los próximos 5 años a luminarias con tecnología LED.

Las nuevas lámparas consumen menos de la mitad de energía que las lámparas de sodio existentes, es decir que una lámpara de 100W se reemplaza con una de LED de entre 40W y 50W.

Los LEDs utilizados consumen individualmente 1 o 2 Watts y se arman módulos para facilitar el recambio. No hizo falta cambiar ni la posición ni la altura de los postes y las encuestas realizadas mostraron resultados alentadores.

Con este cambio, se prevee un ahorro entre energía y costos de mantenimiento de hasta 10 millones de dólares anuales. "Entre el ahorro de energía eléctrica y la reducción en mantenimiento se repaga la inversión en unos 7 años" señaló Andrés Fingeret, representante de la Fundación Clinton en Argentina.
 


En Buenos Aires

La ciudad de Buenos Aires aprobó a fines del año pasado la ley 3246 de eficiencia energética. Está destinada a las dependencias del Gobierno de la Ciudad, las construcciones proyectadas por éste, la iluminación del espacio público, la semaforización, las compras y contrataciones públicas y las viviendas de interés social.

La Agencia de Protección Ambiental, liderada por la ingeniera Graciela Gerola realizará pruebas piloto en distintos puntos de la ciudad para estudiar los beneficios de la iluminación LED en los espacios públicos para luego realizar futuras implementaciones a gran escala.

La Fundación Clinton (Clinton Climate Initiative) que está participando en el exitoso proyecto de la ciudad de Los Angeles está asesorando esta iniciativa.

A su vez, cuentan con el apoyo de Edesur y del INTI para realizar las pruebas, y la participación de distintos proveedors de luminarias con LED que quieren testear su tecnología.

Si bien el escenario es similar al de la ciudad de Los Angeles en cuanto a cantidad de luminarias, Buenos Aires tiene unas 130.000, no sucede lo mismo si comparamos la potencia de las mismas, teniendo la ciudad luminarias mayormente de 250W, más potentes que en Los Angeles.

En este sentido, la prueba piloto busca verificar los beneficios de las luminarias con LED para los requerimientos de potencia actuales en esta latitud.

Este proceso está enmarcado en el Plan de Acción de Cambio Climático de la Ciudad de Buenos Aires que presentó Mauricio Macri en diciembre pasado en la Cumbre de Cambio Climático realizada en Copenhague, Dinamarca.

En el mismo puede verse que casi la mitad de la reducción de emisiones de gases de efecto invernadero que podría lograr el Gobierno de la Ciudad de manera directa se alcanzaría cambiando el alumbrado público a tecnologías más eficientes que las actuales, como los LED.
 


Crédito:

  • Por Rodrigo Herrera Vegas. Publicado en el Sitio La Nación (17/03/10)
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