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"Portal a los Hielos Eternos"

Historia

Actuaciones Militares de Sarmiento en San Juan
 


Teniente Coronel Domingo Faustino Sarmiento Oficial de Estado Mayor en el Ejército Grande.

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  • Sarmiento se inicio en la milicia el 10 de Junio de 1828 cuando es nombrado subteniente de la segunda compañía del batallón de Infantería provincial por el entonces gobernador de San Juan Manuel Gregorio Quiroga. Este cargo desagradó en sobremanera a Sarmiento, pues le obligaba a servir a la causa federal la que repudiaba por considerarla contraria a los sentimientos de orden y disciplina. A causa de este desacuerdo, Sarmiento se negó a cubrir la guardia que le correspondía por su grado militar, y a la tercera intimación para que cumpla la orden reclama expresando que es un servicio “con el que se nos oprime sin necesidad”. Este episodio esta muy bien relatado en el libro de Sarmiento “Recuerdos de Provincia”.

    Su proceder motiva que el gobernador le llame a su presencia y que, ante la actitud que asume durante la entrevista, lo envió luego a la cárcel. Sarmiento no concebía a la milicia tal como aparecía en las montoneras de Facundo Quiroga, que para él representaba la barbarie en contra de la civilización. Por eso, pese a su inclinación natural hacia lo militar, rechaza el grado que se le confiere. Después de esto, Sarmiento es intimado por algunos agentes del gobierno sanjuanino a delatar a los “que hablaban mal del gobierno”. Sarmiento se burla de ellos y al final es dejado en libertad.

    Después de la revolución del 1º de Diciembre el general Paz se lanza sobre Córdoba, derrota al gobernador Juan Bautista Bustos, y se hace gobernador de esa provincia. Esto provoca una reacción de Facundo Quiroga, caudillo riojano y José Félix Aldao, coronel mendocino. Aldao organiza un ejército al que llama “Auxiliares de los Andes” para luchar contra el general Paz.
    Este ejército es puesto al mando de Facundo Quiroga. El entonces gobernador de San Juan (Quiroga ya había terminado su mandato) José María Echegaray Toranzo organizó una fuerza auxiliar a la anterior, poniéndola al mando del anterior gobernador Manuel Quiroga. Estas dos fuerzas se unieron con otra procedente de la ciudad de San Luis y se reunieron en la localidad de Las Quijadas en San Luis.

    Por otro lado, los unitarios sanjuaninos, habían formado una junta política integrada entre otros por Narciso Laprida y Rudencino Rojo. Esta junta logró infiltrar adictos a su causa en los ejércitos federales de Quiroga, consiguiendo que “bajo la inspiración de algunos oficiales subalternos” se sublevaran las tropas. La división enviada por el gobernador Toranzo regresó a San Juan, este último tuvo que huir a Mendoza que era gobernada por Juan Reje Corvalán, satélite del coronel Aldao. Se puso como gobernador al coronel Juan Aguilar, unitario, y el mando militar se le dio a Nicolás Vega, antiguo marino español, que se encargo de la preparación de la defensa de San Juan ante las tropas de Aldao que no tardarían en presentarse.

    Toda la juventud sanjuanina se preparó para tomar las armas, prestándose entusiasta y voluntariamente a ocupar un puesto en combate. Allí encontramos también a Domingo Faustino Sarmiento, que se inicia en el ejército por propia convicción, animado por su anhelo de contribuir a la definitiva organización de la patria convulsionada.

    Sarmiento se incorpora al ejército provincial en el campamento que el coronel Vega había establecido en lo que hoy es el departamento Pocito, a unas cuatro leguas de la ciudad de San Juan. Allí se presentó y es incorporado al ejército con el grado de Teniente y es destinado al escuadrón del comandante Javier Angulo, del que fue asignado ayudante.
    Las tropas enviadas para restablecer el dominio federal a San Juan, pronto se hicieron sentir. Estas comandadas por Francisco Aldao, hermano de Félix Aldao, repusieron al gobernador Echegaray Toranzo. El coronel Vega, lleva a sus tropas a Jáchal. Aldao envió al Comandante Casimiro Recuerdo hacia Jáchal. Éste permaneció en Niquivil, localidad a una legua al sur de Jáchal, donde permaneció observando los movimientos de Vega. Éste realiza un ataque sobre las fuerzas de Recuerdo, derrotándolas en Niquivil. Este fue el primer combate de Sarmiento. En este combate a Sarmiento se le encarga una delicada misión, la que cumple con acierto. El comandante Angulo le encarga a Sarmiento que transmita una orden al comandante Juan Castro Albarracín, de flanquear al enemigo por la derecha con el escuadrón a sus órdenes. El mensaje es transmitido con éxito, y gracias a este se da el golpe que hace a las tropas unitarias ganar el combate.

    A causa de esta derrota, Francisco Aldao envía a su hermano José Aldao, con nuevas fuerzas contra los unitarios. El coronel Vega, ante la inseguridad de vencer a los federales nuevamente, decide eludir el encuentro con estos y, realizando un rodeo por detrás de las sierras de Talacasto, cayó sobre la ciudad de San Juan, tomando prisioneros a el gobernador Echegaray, a Francisco Aldao y a otros jefes federales. Cuando José Aldao se enteró de esto volvió sobre San Juan y derrota a los unitarios en Tafín. Sarmiento, en ese momento se encontraba en Pocito con el escuadrón del comandante Angulo, con el fin de apoderarse de algunos cañones dejados allí por los federales. Cumplida la misión, y comprobando la existencia de fuerzas enemigas en la Quebrada de las Sierras de las Tapiecitas, Angulo y Sarmiento se dirigen a San Juan, pero al enterarse de que estaba en poder de los federales, huyen a Mendoza.

    Tras la llegada a Mendoza de José y Francisco Aldao a fines de Julio 1829, las fuerzas que estos dos comandaban, se sublevaron. Para frenar el motín, el gobierno mendocino encarga al comandante Ruiz Huidobro que con algunas fuerzas concurriera a Plaza Nueva (lugar donde estaban las tropas sublevadas) para cooperar con el sometimiento de las tropas sublevadas. Se decidió dividir en dos divisiones al ejército de Aldao.
    Una fue llevada a Villa de los Barriales y la otra (batallón de los cazadores, acusados de comenzar la sublevación) fueron llevados al Retamo, a seis millas de la mencionada villa. Mientras tanto, llegaron a la Villa de los Barriales Bernardino Vera y el teniente Wenceslao Corvalán, enviados por Félix Aldao que se encontraba refugiado en San Luis. Venían a reunir y organizar nuevas fuerzas para cubrir los claros producidos en los Auxiliares de los Andes, que junto con las fuerzas de Facundo Quiroga, habían sido derrotados en la Tablada por el general Paz. La llegada de estos dos oficiales produjo un gran revuelo entre las tropas y el mismo pueblo mendocino, pues Mendoza en ese entonces estaba bastante pobre.
    Tal circunstancia hizo que se renovara la efervescencia espiritual puesta en relieve por la sublevación de Plaza Nueva. En tales circunstancias se produjo una sublevación general entre las tropas de los Aldao en la noche del 9 al 10 de Agosto de 1829, encabezada por el coronel Juan Agustín Moyano. Los Aldao que quedaban en Mendoza (José y Francisco) fueron llevados presos, pero se fugaron el mismo día. En tanto las fuerzas de Moyano se dirigieron hacia Mendoza y allí fueron aclamadas por el pueblo mendocino.

    El entonces gobernador de Mendoza Juan Reje Corvalán, delegó el mando provincial en Juan Cornelio Moyano, quien formó un gobierno provisorio hasta que el 16 de Agosto y, tras un ejemplar sufragio por parte de los ciudadanos, se hizo cargo de la administración provincial Rudecindo Alvarado. Este último delega el gobierno a su ministro Vicente Gil para ocuparse de organizar un ejército para defender a la provincia de un inminente ataque perpetrado por Félix Aldao, con ayuda de Facundo Quiroga y su ejército. Concordante a ello forma su Estado Mayor, del que formará parte Domingo Faustino Sarmiento, entre otros. Además se prepara otro ejército para guarnición local de la ciudad y la división Mendoza, que cuenta con las tres armas y con aproximadamente 1.300 hombres. Esta se instaló en 20 de Agosto a 12 leguas de la ciudad de Mendoza. Aquel batallón fue comandado por el teniente coronel de línea Nicolás Villanueva. Pese a todos estos preparativos, unidos al entusiasmo y a la decisión de triunfar que brotaba de todos los espíritus, la conducción militar resultó un fracaso. El ataque a la ciudad por parte de los Aldao fue perpetrado por los tres hermanos. José y Francisco Aldao al escapar de prisión, alertan a Félix Aldao de la situación en Mendoza y éste envía sus tropas hacia Mendoza. A su vez, el gobernador sanjuanino Echegaray Toranzo, envía a sus tropas a Mendoza junto con las de Facundo Quiroga. Entre el 20 y 21 da Agosto Félix Aldao llega a Corocorto (hoy Villa de la Paz). Desde allí se puso en contacto con el jefe de las fuerzas de Quiroga, Benito Villafañe.

    El gobierno de Mendoza dispuso el reforzamiento de las guardias en el límite con San Juan y en Jocolí a 10 leguas de la ciudad de Mendoza. Además se le hizo conocer de esta situación al general Alvarado, que estaba comandando las tropas en Los Barriales. Este ultimo ordenó varias veces a Félix Aldao que entregara sus fuerzas pues pertenecían a Mendoza. Aldao tenía planeado un plan para frustrar las operaciones de Alvarado, por lo que no contestaba a los requerimientos de Alvarado. El 11 de Septiembre de ese año la vanguardia de Quiroga sorprende a las fuerzas de Jocolí. Luego favorecidos por la pasividad de las fuerzas unitarias toman la ciudad sin ningún problema. El 12 de Septiembre Alvarado traslada a su ejército desde Los Barriales hasta la capital mendocina. Los soldados de este ejército, al ver la inutilidad aparente de Alvarado y Moyano, proclaman comandante de esta tropa a Pedro León Zulonga.
    Según ellos esto iba a ayudar a luchar contra los federales de manera efectiva y para corregir los errores cometidos por Alvarado. Sarmiento se separa de Alvarado y se une a Zulonga, que acompañado de un gran ejército que logró reunir, parte hacia San Luis, para reunirse con el coronel Videla del Castillo, encomendado por el general Paz para auxiliar a las provincias de Cuyo. Este ejército, para a descansar en El Pilar, lugar situado a cinco millas de Mendoza. Los federales los siguieron y los encontraron en este lugar, dispuestos a aniquilarlos.
    Las fuerzas unitarias les dan batalla, pero intentando ahorar municiones, para tratar de alcanzar su objetivo. En el medio de la batalla, Félix Aldao, borracho, envía a su hermano Francisco a negociar con los unitarios. Cuando éste estaba negociando con las tropas unitarias, los federales abren el fuego nuevamente, pero de forma violenta. Los federales entran al campamento de los unitarios y, en vista de esta emboscada por parte de Félix Aldao, un oficial del ejército unitario manda a fusilar a Francisco Aldao. A pesar de esto, los federales se lanzan sobre el campo unitario a dar muerte sin tregua a los soldados unitarios. Como si esto fuera poco, Félix Aldao al enterarse de la ejecución de su hermano, se enfureció y dio muerte a unos prisioneros que estaban cerca de él.

    Luego de esta batalla Aldao repuso a Corvalán en el gobierno, ejecutando a todos los que habían formado parte del ejército unitario. Sarmiento se salva de milagro de ser ejecutado por ser de una familia que simpatizaba con los federales. Es por esto que cuando los que habían sobrevivido al combate son tomados prisioneros por el comandante José Santos Ramírez, Benito Villafañe intercede por Sarmiento ante Ramírez, tomándolo este bajo su protección. Gracias este cuando días mas tarde buscan a Sarmiento para fusilarlo, Ramírez les dice “sólo sobre mi cadáver podrán llegar a él”. Poco después Sarmiento es llevado a su casa natal a la espera de que se calmen los ánimos.

    Tiempo después, al ser Quiroga vencido en la batalla de Oncativo y Félix Aldao tomado prisionero, estallan pequeñas revoluciones en las provincias de Cuyo contra las autoridades federales. En San Juan también estalla una revolución, que derroca al entonces gobernador Echegaray y en su reemplazo los unitarios designan a José María Aguilar, que asume el cargo el día 9 de Abril de 1930.
    El general Paz envía a fuerzas comandadas por el coronel Videla del Castillo y al hacer este su entrada a Mendoza, algunos jóvenes que se encontraban en Chile en busca de municiones para luchar por la causa unitaria, entre los que estaba incluído Domingo Faustino Sarmiento, se apresuran a volver a Argentina, al mando del coronel Hipólito Pastoriza. Estas fuerzas estaban haciendo una operación conjunta con el general La Madrid, que había sido enviado por el general Paz a operar sobre La Rioja y con el coronel Santiago Albarracín, que tenía la misión de actuar sobre San Juan. Todas ellas tenían la misión de extender a estas tres provincias la victoria obtenida por los unitarios en Oncativo.
    Al volver a San Juan el teniente Sarmiento, a instancias del gobernador Aguilar, que había conocido cuando había peleado en Jáchal, acepta el cargo de ayudante mayor, su incorporación al Escuadrón de Dragones que lo comandaba el el comandante Bárcena, que había sido el principal instigador de la revolución que había derrocado al gobernador Echegaray Toranzo. El nombramiento tiene fecha 13 de Abril de 1830.

    En este escuadrón, Sarmiento realizará una obra que para la época puede considerarse extraordinaria. El es el precursor del actual grado de oficial. Siendo él culto, estudioso, enérgico, correcto en sus procederes, era un ejemplo para sus subalternos (un maestro) que adquiere sobre ellos el necesario prestigio para ejercer dignamente el mando, por influjo exclusivo de sus elevados dotes.
    En esos momentos reinaban en Argentina tiempos de paz, los que se emplearon para reorganizar los ejércitos, que por entonces eran “divisiones colecticias” o “semimontoneras”. Sarmiento buscaba dignificar al soldado, hacerlo un elemento que responda a la digna misión que para él concierne a las fuerzas armadas: ser vanguardia y puntal de la civilización. Para el logro de sus fines pone todos sus esfuerzos hasta el sacrificio; multiplica su actividad y es administrador, instructor y organizador a la vez en el escuadrón al que pertenece.
    Comenzó a instruir a los reclutas, para formarlos realmente soldados y a los oficiales, les enseña táctica que algunos ignoraban totalmente. En mérito a esta labor, poco después es nombrado parte del escuadrón de línea. Coincide esto con la llegada del coronel Albarracín, procedente de Mendoza, al frente de los Coraceros de la Guardia y de una compañía del antiguo 2 de línea.
    Albarracín acampó en Pocito, y el escuadrón de Bárcena del que forma parte Sarmiento, va hacia allí. Albarracín pide a Bárcena informes sobre la cultura, origen, ideología y otros aspectos de la vida de cada soldado, para incorporar algunos, los mas cultos y disciplinados, a su ejército de línea, que estaba reorganizando. Luego de esta entrevista todo el ejército de Bárcena se incorpora al ejército de Albarracín, y por ende, al ejército del general Paz, lo que satisfago el orgullo militar de Sarmiento.

    Sarmiento, cómo miembro de los Coraceros de la Guardia, tuvo uno de los momentos más dichosos y felices de su vida militar. Según él, los soldados integrantes de éste ejército, eran muy disciplinados, y nunca se tuvo que castigar a ninguno.
    Poco después es nombrado, a propuesta del Jefe de la Academia Táctica de Caballería Nicomedes Castro, es designado secretario de este instituto de preparación profesional de oficiales. Meses más tarde, y gracias a las dotes bien definidas de oficial excepcional, llevaron a su jefe a nombrarle segundo jefe de la citada academia, con atribución de reemplazarle. Un tiempo después, el escuadrón de Sarmiento, sale a perseguir a la montonera, pero Sarmiento se tiene que quedar en la Academia para organizar nuevas fuerzas.

    El 15 de Junio de 1830, se produjo una revolución en San Juan, en la que se pusieron en pugna la fracciones unitarias de Albarracín y las del gobernador Aguilar. El gobernador fue depuesto y nombrado en su reemplazo Jerónimo de la Roza. Este llama a Sarmiento para darle el cargo de oficial segundo de la Secretaría, cargo que este no acepta. Poco duró de la Roza en el mando, pues el 25 de Junio llega a San Juan el general La Madrid y restituye a Aguilar en el cargo. Días después Albarracín marcha hacia Córdoba, pero Sarmiento, a pesar del afecto que le dispensaba a este militar decide quedase en San Juan, colaborando en la organización de nuevas unidades de tropa. El gobernador Aguilar lo designa al primer Escuadrón de Caballería Provincial.

    A mediados de Agosto llega a San Juan el coronel Indalecio Chenaut, comisionado por el General Paz para formar un regimiento de seiscientas plazas. Sarmiento gozaba de un singular predicamento como oficial de lustre, por lo que el coronel Chenaut lo llama a su servicio, pidiéndole su colaboración para el feliz cumplimiento de la misión a él confiada. Sarmiento trabajó con Chenaut durante un mes y luego volvió al escuadrón de Dragones.
    En esa época se presume que Sarmiento ya ostentaba el grado de Capitán. Esto aparentemente lo confirman algunos autores que en sus citas lo nombran con este grado. La actividad militar de Sarmiento se vio interrumpida por unos días debido a la conocida sublevación del negro Panta, que se produjo el 4 de Noviembre de 1830. Este acontecimiento no tuvo carácter político. Esta revuelta sorprendió a Sarmiento y a todo el pueblo sanjuanino. La revuelta fue sofocada al día siguiente y todo volvió a la normalidad. Entre fines de 1830 y comienzos de 1831 el gobernador Aguilar renuncia y asume el cargo el teniente coronel Hipólito Pastoriza.

    A comienzo de febrero de ese año Estanislao López entra en Córdoba y vence al general Paz. Casi simultáneamente la vanguardia de Facundo Quiroga entra en aquella provincia y vence en Fraile Muerto. El ejército de Facundo estaba compuesto por 300 forajidos sin moral, disciplina ni instrucción, reclutados de entre los bajos fondos y hasta de las cárceles. El gobierno de San Juan estaba alarmado por las victorias sobre el general Pringles en Río Cuarto, el coronel Videla en San Luis y el coronel Videla del Castillo.
    El gobierno dispuso finalmente que el comandante Nicomedes Castro, jefe de Sarmiento, saliera a campaña. Existía la impresión de que Quiroga indefectiblemente debía ser batido en Mendoza. Castro toma parte del Escuadrón de Dragones y se establece en las lagunas, para cerrarle el paso a Quiroga. Desgraciadamente el cálculo falló, y los unitarios fueron aniquilados por Quiroga, muriendo en ese combate el comandante Castro.
    Cuando el pueblo de San Juan se entera de esta derrota muchas personas, incluídas el Gobernador Pastoriza, deciden huir a Chile. El gobernador contacta a Sarmiento, que se encontraba preparando soldados detrás de los baños de Zonda (lo que hoy conocemos como el Jardín de Los Poetas), le informa lo sucedido y le encarga la importante misión de proteger la retaguardia de la columna de hombres que huían a Chile. Así termina la primera actuación militar de Sarmiento, pero comienza también su primera huida a Chile.
     


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