Caleta Olivia - Santa Cruz - Argentina
"Portal a los Hielos Eternos"

Historia

Roberto Del Barrio
 


Una de las últimas fotografías tomadas a Roberto del Barrio, en diciembre, cuando observaba las obras de ampliación del Hotel Robert.

Su esposa e hijos, fiel al estilo de vida de este precursor de la faz comercial y empresarial de una Caleta Olivia moderna, procuraron el silencio público en la irreparable pérdida del ser querido, aunque desde este medio periodístico se consideró que la ida de un hombre que contaba con poco más de setenta años y tuvo mucho que ver con la pujanza de esta ciudad, no podía quedar en el olvido.

Para valorar su esfuerzo, vale señalar que allá a fines de la década del ’50, muy pocas personas del ámbito privado se animaban a realizar inversiones comerciales de riesgo, apelando a pocos ahorros y solicitando algún crédito a riesgo de quedar en la ruina.

Del Barrio formaba parte de un reducido grupo de emprendedores particulares que habían decidido radicarse definitivamente en el norte santacruceño.

Varios años antes había llegado por obligación a Comodoro Rivadavia para cumplir un año de servicio militar, pero se enamoró de la región y dejó la zona rural de Bahía Blanca, buscando un mejor porvenir en esta parte de la Patagonia.

Conocía el oficio de relojero y por ello se convirtió en un «mercachifle» que recorría los campamentos petroleros ypefianos, luego hizo alguna sociedad comercial en Comodoro y finalmente se aquerenció con la incipiente Caleta Olivia que no tenía más de veinte mil habitantes, donde también contrajo matrimonio.

Aquí instaló un pequeño comercio de artículos del hogar que, según recuerdan otros pobladores, se llamaba Casa Robert, la que luego derivó en un proyecto de hotelería hasta convertirse en el principal edificio de ese rubro que hoy cuenta la ciudad. Está en plena avenida San Martín e incluye confitería y restaurant.

La creciente pujanza de la ciudad hizo que «don Robert», -como equivocadamente algunos lo llamaban porque su hotel se fue convirtiendo en un sello de la ciudad-, no se permitiera respiros laborales y por ello fue concretando varias ampliaciones.

Lástima que don Roberto no podrá ver su último proyecto que estará listo en pocos días más y consiste en 25 nuevas habitaciones de nivel internacional.

Dicen que tienen 50 metros cuadrados, hidromasajes, televisores plasma, servicio de internet, sala de conferencias y otras comodidades y confort que hoy exige el mundo de la hotelería. Y si bien ello es algo significativo, debe encuadrárselo dentro de un plano material porque lo importante de este emprendedor fue su gran personalidad, humildad y honestidad que desplegó aquí durante casi cinco décadas.

En ese lapso se sucedieron épocas de esplendor económico y otras de ahogo empresario, como el caso de la famosa ley 1.050 que hizo que mucha gente que había logrado acceder a créditos tuviera que hipotecar poco menos que su futuro.

Pero para un luchador incansable y silencioso, esos desafíos no le hicieron bajar los brazos. Y llegará el día en que se le rendirá justo reconocimiento.
 


Créditos:

  • Publicado en el Diario El Patagónico. (14/01/08)
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