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Política y Gobierno

DNI: De Franco a Randazzo
 


Documento Nacional de Identidad argentino.

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  • Más allá de sus distintos nombres el fin es el mismo: identificar a la población. Para algunos revolucionarios, librepensadores y libertarios, el objetivo es 'controlarnos como ratas'. Sin embargo, para muchos otros es tener un registro organizado, algo que contribuiría a una sociedad previsible y confiable.
    El DNI, tal como lo conocemos nosotros, es el nombre con el que también se lo conoce en España, donde todo esto nació. En la Argentina, el DNI siempre lo expidió el Registro Nacional de las Personas, y antes se llamó Libreta de Enrolamiento para los hombres y Libreta Cívica para las mujeres.

    Sin embargo, en el marco de todos los gobiernos cívico-militares que traumatizaron la institucionalidad argentina, fue muy importante la Cédula de Identidad que otorgaba la Policía Federal Argentina.
    En verdad, cada provincia otorgaba su propia Cédula de Identidad pero la que tenía alcance nacional era de la Federal, que también otorgaba el Pasaporte.
    La Policía Federal se opuso, con encono, al DNI igual que a la exPolicía Metropolitana hoy Policía de la Ciudad, porque le obligaba a perder espacios de poder y de negocios: ¿cómo explicar, de lo contrario, que junto a la firma digital en el Pasaporte, también se exigiera 'tocar el pianito' con los dedos entintados? ¿Quién era el proveedor de tinta? Algo similar ocurría con la foto-carnet y las fotocopias de la documentación. Pero la Federal tuvo que ir cediendo por imperio de las normas de seguridad que se multiplicaron en el mundo global.

    El DNI se fue abriendo paso con lentitud pero en días de la democracia agilizó su andar. Era imprescindible un banco único y nacional de datos.
    Lo de la Cédula de Identidad hacía recordar al registro de nacimientos y fallecimientos que realizaba la Iglesia Católica Apostólica Romana en las iglesias, parroquias y abadías, tal como si todo el mundo profesara esa fe religiosa.

    Pero entre 1598 y 1621 fueron 40.000 los españoles que partieron desde Europa en busca de un mejor futuro de este lado del Atlántico. Esta migración voluminosa llevó a la Monarquía hispánica a tener que llevar algún tipo de registro de las identidades de sus comerciantes y ciudadanos, tanto de los que llegaban como de los que se iban.
    Entonces fue creada la Cédula de Composición: un pergamino con los datos básicos escritos a mano, que identificaba a los nautas procedentes de Europa. El objetivo prioritario era controlar quiénes cruzaban el Atlántico, poniendo especial énfasis en que fueran cristianos y estuvieran autorizados por la corona. Este sistema no pudo perdurar en el tiempo ya que era demasiado fácil de falsificar.

    El verdadero precursor del DNI fue el rey Fernando VII, de España: además de crear la Policía General del Reino -antecedente de la Policía Nacional-, instaló el uso de cédulas personales y cartas de seguridad para reducir, de alguna forma, la terrible criminalidad que azotaba a la península ibérica.
    Estas cédulas eran documentos que incluían nombre y ascendientes directos. Si bien carecían de las medidas de seguridad más esenciales, sólo eran otorgadas por ayuntamientos y diputaciones a quienes hicieran gestiones con organismos oficiales. El sistema se extendió en el tiempo.
     


    El DNI

    Luego de la terrible Guerra civil española, Francisco Franco, el Generalísimo, se planteó crear un nuevo documento dotado de ciertas medidas de seguridad que, además de contener los datos básicos para la identificación de los ciudadanos, incluyera las impresiones dactilares. Este nuevo documento fue aprobado a través de un decreto el 02/03/1944, y automáticamente se convocó a un concurso para elegir cual sería el diseño de este pionero DNI.

    El diseño que se eligió fue el de Aquilino Riusset Planchón, quien recibió el premio de 30.000 pesetas, unos 200 euros actuales. Según las bases del concurso, la tarjeta debía adaptarse a la cartera de bolsillo (billetera), tener espacio para que, además del texto, figurara una impresión dactilar y una fotografía del titular y las tintas debían ser inalterables a la luz.
    El modelo N°1, que entró en circulación recién en 1951, era de color verde con el águila imperial adjuntada. Incluía los datos de filiación, profesión, empleo o cargo y, hasta 1981, aquel Documento Nacional de Identidad incluía una casilla para clasificar a los ciudadanos según su nivel económico. Existían 4 categorías: desde los más ricos a los llamados "pobres de solemnidad", quienes recibían el DNI en forma gratuita "por ser pobre".

    Los primeros ciudadanos a quienes se hizo entrega del DNI fueron los presos y personas en libertad vigilada de Zaragoza. Luego los de Valencia. Más tarde se repartió a varones con trabajos que implicaran una gran movilidad y después a varones de ciudades con más de 100.000 habitantes. Progresivamente se fue registrando a hombres de localidades entre los 25.000 y 100.000 habitantes, dejando a las mujeres para el final, empezando también por aquellas que viajaban frecuentemente.
    Desde su creación no fue el mismo documento hasta 2016, cuando se introdujo el DNI electrónico. En 1962 ocurrió el 1er. cambio: se modificó el color verde por el azul y se añadieron datos como el grupo sanguíneo y el estado civil. También desapareció el género/sexo.

    En 1965 se eliminó del DNI la firma del director y en 1981 apareció el escudo constitucional, volviéndose a incorporar el género/sexo. Y 4 años más tarde se incorporó la caducidad a los 10 años a partir de los 30 años de edad y se eliminó la obligación de mostrar la profesión, el estado civil y el grupo sanguíneo.
    En 1991 llegó el DNI más pequeño y manejable y ya sin la huella dactilar en la tarjeta. En 1996 llegó la fotografía en color. Ya en el siglo 21 se añadió una línea con la identificación española en el reverso y en el género/sexo empezó a figurar M-F (mujer-femenino) y V-M (varón-masculino). En 2006 el DNI electrónico sorprendió por la incorporación de un chip y de nuevo con foto en blanco y negro, adaptándose a las nuevas tecnologías pero su aceptación y utilidad no fue la que se esperaba.
    Hoy el DNI mantiene su formato de 2015, cuando se aplicó la tecnología avanzada NFC (Near Field Communication), prescindiendo de cualquier tipo de accesorio para su utilización.

    Cuando Franco creó el DNI se adjudicó a sí mismo el N° 1, entendiéndose simbólicamente como el principal español, pero literalmente como el 1er. habitante del país. A su vez, a su esposa Carmen Polo se le asignó el Nº 2, y a su hija, Carmen Franco el Nº 3. Compartiendo el ego, el rey Juan Carlos I de Borbón reservó para la familia real los números del 10 al 99, con excepción del 13, que se eliminó por cuestiones de superstición.
    El monarca y su esposa Sofía de Grecia recibieron los números 10 y 11. En 1980, a la hija mayor, la infanta Elena, se le asignó el N°12, mientras a la infanta Cristina se le otorgó el N° 14. El N° 15 fue para el entonces príncipe Felipe.
    En la Argentina, la distribución masiva de DNI fue el eje de la gestión de Florencio Randazzo en el Ministerio del Interior, antes de dedicarse a la renovación ferroviaria. Es decir que el DNI posibilitó el nacimiento de un presidenciable, aunque no resultó suficiente.
     


    En Argentina

    En la Argentina, en 1885, durante la presidencia de Julio A. Roca, se creó el Registro Civil de la Ciudad de Buenos Aires y los Territorios Nacionales.
    A fines del siglo 19 fue sancionada la Ley N° 8.129 para crear la Libreta de Enrolamiento de Ciudadanos -nativos y por naturalización, de 18 años cumplidos en adelante-, que permitía acceder al Padrón Electoral y, a la vez, garantizaba el cumplimiento del servicio militar obligatorio.
    El texto permitía al Poder Ejecutivo un decreto para "dispensar del requisito de la fotografía del ciudadano en aquellos puntos en que sea materialmente imposible cumplirlo”.

    Juan Domingo Perón promulgó la Ley N° 13.482 que creó el Registro Nacional de las Personas (RENAPER). Y dispuso la creación de la Libreta Cívica, que posibilitó el acceso de las mujeres al voto en igualdad con los varones.
    En 1963, el Decreto-Ley N° 8.204 estableció las funciones del Registro del Estado Civil y de la Capacidad de las Personas para inscribir todos los actos y hechos que alteren o modifiquen el estado civil: nacimiento, matrimonio, defunción.
    En 1968, durante la Revolución Argentina, el general Juan Carlos Onganía sancionó la Ley N° 17.671 de “Identificación, Registro y Clasificación del Potencial Humano Nacional”. También asignó las competencias del RENAPER e instituyó el Documento Nacional de Identidad (DNI), vigente hasta la actualidad.

    Sin embargo, por todo lo ya mencionado acerca de la Policía Federal y su Cédula de Identidad, el DNI era una identificación de 2da. categoría. Sin embargo, en días de fortaleza de los DNI también ocurrieron escándalos por falsificación cuando eran libretas verdes. Abundaron los escándalos con los inmigrantes chinos en los '90, por ejemplo. Hoy día se supone que es mucho más complicada toda esa operatoria irregular que alcanzaba hasta a los pasaportes.
     


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