Caleta Olivia - Santa Cruz - Argentina
"Portal a los Hielos Eternos"

Aves de la Patagonia

Gorrión (Passer domesticus domesticus)
 


A pesar de ser uno de los pájaros mas vulgares que pueblan nuestro territorio, abarcando su distribución desde San Salvador de Jujuy hasta nuestras Malvinas, no deja por ello de ser sumamente su observación.

Según algunos naturalistas idóneos en el estudio de las aves argentinas, es oriundo de Europa, y fue introducido en nuestro país durante la presidencia de Don Domingo Faustino Sarmiento.

Se lo puede considerar por sus costumbres como una avecilla antropófila, pues es común verla en las ciudades y poblados conviviendo junto a las viviendas habitadas por el hombre; no se conocen datos de su existencia en lugares que el ser humano no frecuenta, en las grandes extensiones de tierra, pampas y planicies, o las inmensas llanuras patagónicas, su ausencia es total.

Solamente si existe alguna casa en las cercanías se nota su presencia, su arraigo y aclimatación en nuestro territorio es tal que ha logrado ahuyentar a varias especies autóctonas, obligándolas a alejarse de sus dominios.

Es muy común llamar a una yunta de estas aves, gorriones.
Esta denominación no es usual en las provincias norteñas. En esas latitudes a la hembra se la llama "pasula".

A pesar de su reducido tamaño, estas avecillas son temibles en los sembrados de hortalizas, de manera especial en los almácigos que los quinteros preparan para el transplante, comiendo con gran avidez los tiernos tallos inutilizando las plantaciones.

Los encargados de esas tareas conocen muy bien a este pajarillo, protegiendo sus sembrados con grandes zarandas de tejido.

Es tan atrevido que hace caso omiso de los espantapájaros y de las plumas de ave de rapiña que se colocan para ahuyentarlos; muy pronto conocen la artimaña y la ignoran.

Pero no todo es destructor en estos animalitos, su daño está compensado con la gran cantidad de insectos que destruye.
Es muy posible que el hombre deba agradecerle la no propagación de las plagas al destruir en sus crisálidas los distintos seres en formación, y que sin esa combatividad, serían sumamente peligrosos.

La convivencia con el ser humano lo va adoptando a un mejor vivir; busca su alimento, se refugia en época invernal en los repiraderos de las casas aprovechando el calor de sus moradores.

Es precavido, y cuando está cerca de nosotros en procura de algunos granos o miguitas, con su característico saltito, al menor movimiento levanta vuelo a la rama o la verja mas cercana, para volver luego al comprobar que no corre peligro.

Es muy dificil atraparlo con tramperas, desconfía y presiente el engaño. Solamente se logra si está muy hambriento.

En la época de formación de las parejas sus danzas son muy impetuosas, peleando casi de continuo.
Es muy corriente ver como de alguna cornisa de los edificios se traban en lucha formando un gran racimo de hasta veinte ejemplares; de esta forma van cayendo prendidos unos a otros con sus picos, estando próximos al suelo se desprenden, vuelven al mismo lugar y repiten la rencilla varias veces.

Una vez concluida esa parte y ya con su "pasula", se dedican a la formación del nido. Para ello todo lugar es bueno, un caño, una cornisa, un orificio en la pared, etc.

Utilizando un sinfín de elementos para su construcción, entre los cuales figuran hebras de lanas, hilos, hojas, fibras vegetales, cerda, etc.

Es muy mullido y abrigado, como así muy prolijo. Deposita en él hasta seis huevitos grisáceo, con muchas manchitas.

Son muy prolíferos, pues ponen hasta cuatro posturas en el año, criando a sus pichones con verdadero amor, alimentándolos sin cesar, tanto el macho como la hembra.

De igual manera proceden con los hijos ajenos. Muchos criadores de canarios, en caso de que por causas imprevistas: enfermedad de la canaria que está empollando o exceso de cría, ponen a las pasulas sus huevos, y éstas los empollan y crían con denuedo.

Claro está que estos pichones debido a la alimentación no conservan en los plumones ni en la primera emplumadura su color original, pero el avezado criador una vez salvadas las crías paulatinamente con su sistema de proteínas y vitamina logra su cometido, salvando así un valioso ejemplar, tanto por su canto como por su color.

 



 
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