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Un camélido que no joroba.

  El guanaco patagónico suele ser visto como un problema por los ovejeros. Ahora, su pelo puede ser una alternativa. Ya hay 10 productores.

La suerte del guanaco esta a punto de cambiar. Este camélido, que forma parte del paisaje patagónico, está pasando de ser considerado una especie controvertida a una alternativa productiva.

Guanaco. Así lo muestran los avances realizados por el INTA Bariloche en cuanto a manejo en semicautividad y a las posibilidades comerciales de su fibra.

Ya hay productores que lo crían; "Hoy en día se acepta que en la Patagonia argentina habitan, como mínimo, medio millón de guanacos. Es decir, este número indicaría que la especie se encuentra fuera de peligro", indicó Jorge Amaya, técnico del INTA Banloche, al ser consultado por Clarín Rural.

Sobre esta base, desde hace unos años, los de INTA comenzaron a poner la mira en el guanaco como alternativa productora de fibra. Los estudios realizados en el laboratorio de lanas de INTA Bariloche indicaron que producen un vellón que ronda los 500 gramos.

Vellón que tiene una doble trama; una superior, de fibras muy finas, cortas y suaves (de 15 a 19 micrones y de 3 a 4,5 centímetros), y una cobertura de fibras largas y gruesas (de 10 a 14 cm. y de 15 a 35 micrones).

Con estos números, "vimos que la fibra del guanaco tiene características similares, aunque no iguales, a la vicuña", indico Amaya, que en el INTA trabaja el tema junto con Julieta von Thüngen.

Ahora, si bien las dos fibras tiene características similares, ¿los precios también lo son?, fue la pregunta que se hicieron los de INTA.

La respuesta en el caso del pelo de vicuña es fácil; su cotización, a partir de la producción de Perú, se publica en boletines internacionales.

No pasa lo mismo con el de guanaco, "No hay un mercado claramente establecido", indicó Amaya. Por ello se deben basar en indicios. Así uno de ellos es una reunión donde participaron exportadores de lanas e importadores europeos.

Estos señalaron que la fibra de guanaco podría ser muy competitiva en caso de que su oferta fuera sostenida en el tiempo indicaron, además, que su precio debería rondar el del cachemir y la vicuña, es decir entre 80 y 300 dólares.

De todas formas, la incógnita esta a punto de revelarse. El año pasado el Gobierno de Río Negro pidió y asumió un compromiso. En cuanto a lo primero, instó a que los productores de pelo de guanaco le entreguen lo recolectado en la zafra para, de esa manera, hacer un pool que sea tentador para los importadores.

Por el lado de la promesa, se comprometió a licitar lo recolectado. Fruto del convite, se juntaron 150 kilos de pelo de guanaco que ahora esperan la, a esta altura, postergada licitación.

 


Manejo

El tema de la venta ya camina. Ahora, ¿cómo producir?, "La única posibilidad razonable es a través de la esquila de animales vivos, y para ello tenemos dos opciones: la captura y esquila de animales vivos y la esquila de animales criados en cautividad o semicautividad", indicó Amaya.

Con respecto a la primera, el técnico la puso entre paréntesis ya que "el guanaco es relativamente fácil de cazar pero no así de capturar", indicó.

En cuanto a la cautividad extensiva, el INTA comenzó una experiencia piloto en 1996, en su campo de Pilcaniyeu Amaya sintetizó el procedimiento: "Se retiran los chulengos de 2 semanas de vida de las poblaciones silvestres y se los cría a mamadera los primeros meses de vida. Esto hace que, de allí en más, sean lo suficientemente dóciles como para manejarlos productivamente".

Pero los animales así obtenidos fueron los primeros. Ese núcleo original fue mantenido en simicautividad y logró reproducirse en las dos temporadas siguientes. Estos animales, nacidos y criados de manera extensiva, también presentaron docilidad adecuada.

Según Amaya, la idea ya ha prendido con 6 productores de Río Negro y 4 en Chubut. La población de guanacos criados en semicautividad en las dos provincias ya suma 600 cabezas.

 


Con toda la fibra

El campo que Roberto Chechile tiene a 200 kilómetros de General Roca en Río Negro, se llama La Esperanza.

Sin embargo sabedor de que el futuro se construye, hace unos años reconvirtió su majada de ovinos hacia la producción de carne y últimamente apunta también a la producción de fibra de guanacos.

Las 18.000 hectáreas del campo de Chechile están en un bolsón plagado de guanacos silvestres; así cuando hace tres años en la zona se promocionó su cría como recurso sustentable, no lo pensó. Siguiendo al pie de la letra lo indicado por INTA Bariloche comenzó la cría en semicautividad.

Los primeros animales fueron chulengos silvestres recriados 3 meses a mamadera y 3 meses a avena y pasto. A los 6 meses vuelven al campo y solo se les da periódicamente avena como cebo para reforzar su mansedumbre.

Tras tres años de crianza ya tiene un rodeo de 170 guanacos.

Así, el dialogo con Clarín Rural se centro en su experiencia de manejo. Hasta ahora los esquilamos igual que a las ovejas. De aquí en mas estamos tratando de hacer una manga para hacerlo sin voltearlos indicó.

En cuanto a la mansedumbre señaló que los animales frecuentemente andan por las casas.

De todas formas, resaltó la conveniencia de un manejo que lime todo lo que pueda causarles estrés. Hemos visto que son muy selectivos en cuanto a los ruidos que los perturban. Además reconocen a la gente que trabaja con ellos.

En cuanto a las instalaciones, solo tuvieron que agregar una doble línea de alambre eléctrico -50 centímetros- sobre el alambrado existente: "Son muy curiosos pero no bien conocen el eléctrico, se mantienen a un metro, sin problema. En este sentido, se parecen a los caballos", remarco Chechile.

Los tres años de manejo ya los llevaron a interesantes observaciones en cuanto a comportamiento. En general se cree que el líder del grupo es el macho, que llaman relincho, por su actitud de poner sobre aviso al grupo ante los intrusos; "Nosotros vimos que no es así, el líder es una hembra. Tanto es así que para guiar al grupo basta con llevar dicha hembra y todos la siguen" contó.

Este productor es uno de los que se sumaron al convite para hacer una oferta común de pelo y así pasar la limitante de la escala.

Finalmente, Chechile resalto que "este modo de crianza puede controlar la depredación que sufre esta especie. Además quienes lo ven como una molestia lo comienzan a mirar con interés".

 


Créditos:
Este trabajo es una estracta del Suplemento Rural del diario Clarín

 



 
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