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"Capital del Viento"

Arte y Cultura

La historia de la pareja que unió la Patagonia con Alaska en auto haciendo teatro

 


La increíble historia que Mariana Silva y Juan Cruz Bracamonte.

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  • Su viaje puede leerse como un inventario en cifras: cuatro años, 60 mil kilómetros recorridos, 18 países visitados, actuaciones en 15, más de 110 ciudades que los cobijaron en todo el continente, 50 mil personas que los aplaudieron, ya sea en teatros y festivales imponentes en México y Estados Unidos, como en pequeñas comunidades indígenas perdidas en la selva del Amazonas.

    Pero también puede interpretarse como el impulso de viajar para mostrar su arte. El sentimiento de libertad de una pareja que hace cuatro años agarró su auto, tomó su maquillaje, su vestuario y decidió recorrer el continente con su espectáculo, sin rumbo definido.
    Todo comenzó un 1 de noviembre de 2010... podría ser el inicio de la increíble historia que Mariana Silva y Juan Cruz Bracamonte no han terminado de escribir. Ese día salieron en un Citröen Berlingo, desde Trelew, sin destino, sólo una dirección: norte.

    "Decidimos comprar una camioneta porque nos parecía la forma más práctica para realizar una gira artística de estas características, sin tiempo y sin destino. Al comienzo del viaje el destino no era llegar a Alaska, teníamos invitaciones para participar en Festivales de Teatro en Peru y Ecuador", cuenta Mariana, ya de regreso en Argentina.
    Su obra cuenta una historia en lenguaje sin palabras donde dos clowns utilizan destrezas de circo y música para contar una historia para público de toda las edades.

    La pareja cruzaba el tapón de Darien, manejando desde Colombia, cuando eligieron seguir camino y terminar cuando no hubiera adonde ir. "Ahí decidimos manejar hasta Alaska para recorrer todo el continente. El viaje continuó siempre muy bien y casi sin darnos cuenta pasaron 4 años en los que recorrimos 18 países presentado funciones, sin regresar", relata.
    Para esta pareja de clowns viajar no era una novedad. Ya lo habían hecho durante ocho años en Argentina. Empezaron en 2003 con su espectáculo y no pararon más: hicieron una gira nacional que unió de sur a norte el país, realizando funciones en 18 provincias en más de 56 ciudades, pasando por escenarios tanto de teatros pequeños como de grandes festivales.

    "Al estar viajando y moviéndonos constantemente cada día es una sorpresa, nos han pasado muchas cosas inexplicables, como parar en una ciudad a comprar algo y terminar quedándonos un mes haciendo funciones. O conocer personas después de la función que nos invitan a quedarnos en sus casas y vivir como parte de su familia", recuerda Mariana.
    Ambos recuerdan los contrastes de actuar en teatros gigantes y luego antes pocas personas. "Nos llevamos la experiencia de presentar el espectáculo en diversos escenarios, desde grandes teatros como el Kennedy Center de Washington D.C o en comunidades indígenas de la Amazonia de Ecuador a las que llegamos viajando 18 horas en una canoa sobre el Río Napo para llegar a las comunidades que viven en la selva", dicen.

    "Cada país o ciudad es una nueva experiencia de conocer y aprender sobre nuevas costumbres, culturas y sobre todo descubrir nuevos amigos que al momento de continuar es lo que más se extraña", explica Mariana, con cierta nostalgia.

    -¿Cómo cambió su vida con esto? Piensan recorrer el mundo haciendo su teatro?
    -Ya llevamos 12 años viajando presentando este mismo espectáculo y aún no tenemos pensando frenar o quedarnos en algún lugar estable. En este momento estamos viendo cómo y hacia donde continuar, analizando la posibilidad de cruzar a otro continente en el 2015 para seguir, podría ser Asia, Europa o África, con las mismas condiciones de viajar sin tiempo y sin destino nos gustaría recorrer todo el mundo llevando un mensaje de alegría y de paz a través del arte.

    Hace poco llegaron y ya piensan en partir, siempre a bordo de la camioneta Berlingo modelo 2003, que compraron en 2009, y suma kilómetros, países y souvenirs en su luneta, una suerte de manifiesto de un viaje que parece no tener fin.
     


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