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Arte y Cultura

113 Vicios: la banda que supo entender el ser comodorense
 


"Titín" Naves, "Alakrán" Márquez, "el Mariscal" Ramírez, Marcos Azocar y José Luis Jara sembraron el génesis de los 113 Vicios.

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  • Una historia de película de ficción clásica, así se puede catalogar la trayectoria de los 113 Vicios, banda que durante casi 30 años hizo cantar y bailar desde los escenarios, y hoy continúa haciéndolo a través de sus canciones que suenan en las radios y que se pueden encontrar en el mundo 2.0.
    El guión bien podría estar atravesado por el "sexo, droga y rock and roll" que se imponía en las últimas dos décadas del siglo XX, ese refrán de esencia roquera con el que hoy se siente engañado "Titín" Naves por todo lo que conllevó finalmente.
    El silencio del final también sería parte de ese guión ficticio, y por supuesto las hermosas melodías que combinaron baladas, hard rock y otros subgéneros que hicieron grande a los vicios.
    El filme no podría dejar de repasar el humilde primer concierto a fines de los 80 y tampoco la última gran fiesta ante más de 8.000 personas, quienes hicieron explotar de sentimientos el Predio Ferial en 2013.

    Y menos la últimas tres citas de diciembre de 2016 en un Cine Teatro Español colmado con la proyección de "Desde el Sur Hacia ninguna parte", el documental donde ellos mismos y su círculo íntimo cercano contaron esta historia que resume en algún sentido el sentimiento comodorense de las últimas décadas.
    Los 113 Vicios nacieron en el ocaso de los 80 cuando aún quedaban vestigios de la última dictadura cívico-militar que padeció el país, la más sangrienta y dolorosa de la historia argentina. Por esos días de 1988 tener unos de esos "raros peinados nuevos" todavía te podía llevar a hacer pasar una noche en un calabozo; y los Ford Falcon estaban lejos de ser un símbolo fierrero, aún eran sinónimo de las fuerzas de seguridad, dependiendo siempre de su color.
    Los 113 sabían esto y fieles a su estilo rebelde, que siempre los distinguió, bautizaron a la banda como C1 113 Vicios, en referencia a las patentes que llevaban esos vehículos que fueron testigos de los crímenes y actos de lesa humanidad más repudiables.
    Así, Abelino "Titín" Naves (voz y guitarra); Eduardo "Alakrán" Márquez (batería); Claudio "el Mariscal" Ramírez (guitarra), Marcos Azocar (saxofón) y José Luis Jara (guitarra) iniciaron un recorrido que aún suena en los pasillos de la Universidad Nacional San Juan Bosco, en los pubs y en cualquier rincón donde un grupo de adolescentes se junta a disfrutar de una noche de música.

    En diciembre de 2013, en la previa del último concierto, "Titín" resumió cómo fueron los primeros años de la banda, aquellos recuerdos que por entonces ya no quería "recordarlos".
    "Eran como vivíamos nosotros, era tocar y correr, y las balas picaban cerca. Una vez le tiraron dos veces a uno que trabajaba con nosotros y no salió la bala. "Pac, Pac, uh no salió? y el flaco quedó blanco como ratón de panadería".
    Lo dicho por Titín tiene sustento. Y ejemplo de ello es su recital más emblemático, uno de 1989, por todo lo que sucedió y por la leyenda que también se terminó forjando sobre Los Vicios.
    Ese año la formación fue convocada para tocar en el aniversario de Alfa, la primera FM de la ciudad. Rebelión y Factor RH ofrecieron los show principales. Ambas bandas tocaban con unas cajas de sonido gigantes que a Los Vicios los hicieron reflexionar: "si tocamos con nuestros bafles va a ser "un bochorno", recordó en la misma entrevista Titín.

    Esa tarde decidieron irse a la casa de Alakrán, ensayar los temas que habían preparado y a brindar. Sin embargo, en medio de los festejos, los organizadores los fueron a buscar para que tocaran con los mismos equipos que Factor RH. Fue un delirio en la plaza Scalabrini Ortiz, frente a lo que hoy es el Lucania Palazzo Hotel.
    El descontrol fue tal que luego Titín Naves fue detenido y Alakrán "fondeado" en una casa para que no lo atrapara la policía. Jara había sido el primero en caer.
    Luego llegaron las primeras grabaciones: "Pagar para ver", "La Polka", "Botella" y "El país de la melancolía" en un demo de dos canales con cinta abierta. De ese modo, Los Vicios comenzaron a sonar en las radios.

    En una de las tantas entrevistas del último lustro con la banda, Titín bromeaba que ya parecían "Los Chalchaleros2 por tantas despedidas y regresos. Lo cierto es que la separación también fue un sinónimo de la formación y quizás uno de los factores que hicieron que cada reencuentro fuera cada vez más fuerte.
    La primera despedida sin ruido ni nostalgia fue a pocos años de los inicios, cuando Márquez decidió probar suerte en Buenos Aires. Naves y compañía formaron Al Capon and the Corderos. Mientras tanto, seguían en contacto a través de cartas que demoraban días en llegar a destino y otros más en tener respuesta, algo impensado para los nuevos oyentes de la formación.
    En una de ellas le contaron a "Ala" que gracias a Eco Radio fueron teloneros de Pappo Napolitano y David Lebon, músicos que habían formado Pappo´s Blues luego de que el guitarrista tocara junto a B.B King.

    "Vení boludo" le dijeron, y Alakrán respondió y cambió todo: "Si tocamos grabamos, sino no".
    Así surgió "Crudo" (1994), "un milagro grabado en cuatro días" y mezclado al quinto. Años más tarde sería el turno de "Disco Negro" (1998), una placa atravesada por la tragedia ante el fallecimiento en un accidente de Lucas, el hijo de Marcos Azocar.
    A ello se sumó el alejamiento de Jara, alma máter de muchos sonidos que se hicieron eternos con los vicios. Fueron tres meses de grabación junto a "Pichi" Vidal (saxofón) y Daniel Díaz (guitarra).
    Luego llegó el Club Huergo, uno de sus recitales más recordados y una nueva separación producto del destino; el regreso en el centenario del descubrimiento del petróleo en 2007; los convocantes recitales en La Plata y en 2009, la primera edición del Comodoro Rivadavia. Luego vendría el ocaso.

    El golpe final fue el fallecimiento de Azocar en febrero de 2010. Nada fue como antes y la última despedida sin saberlo se fue convirtiendo en una realidad. Atrás quedaron los deseos de volver a los estudios y la posibilidad de seguir haciendo grande el mito. Y llegó el último adiós en el Predio Ferial en 2013, en una ceremonia que marcó a cuatro generaciones y que catapultó a Los Vicios como la banda más importante que ha dado la Patagonia sur en su historia.
     


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