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Cultivo de la tierra en Laprida
 


Estos hijos lapridenses están demostrando que también pueden superar la crisis, volviendo al trabajo en la tierra.

La preocupación por la seguridad de un barrio se transformó en una oportunidad laboral para 25 jóvenes en riesgo. Esto les posibilitó además integrarse con otros de su misma edad, recuperar la autoestima y hasta «la esperanza», según aseguró Marina Yapura, presidente de la vecinal de Laprida.

«Queremos que recuperen la dignidad humana, tomando como ejemplo a nuestros mayores, inmigrantes norteños y extranjeros que desafiaron a esta lejana Patagonia.

Estos hijos lapridenses están demostrando que también pueden superar la crisis, volviendo al trabajo en la tierra», señaló orgullosa la vecinalista, una de las promotoras de la granja «Virgen del Valle».

El objetivo del emprendimiento es la de servir de autoabastecimiento a quienes trabajan allí, a la vez que se pretende ayudar a familias humildes, al comedor de la vecinal, a la guardería María del Rosario y al grupo de la tercera edad de ese sector.

A su vez, el proyecto permite que estos jóvenes que mantienen y trabajan la tierra reciban 120 pesos mensuales, en el marco del plan Forjar.  


Como sus mayores

El refrán popular sostiene que «mejor que decir es hacer» y así parece que piensan los jóvenes que están involucrados en el proyecto de la granja. Ellos evitan los comentarios y prefieren no abandonar ni un instante la labor que les demanda más de 10 horas diarias de trabajo.

El único que se animó a comentar su experiencia fue Roberto, de 22 años. «Esta es la primera vez que trabajo en una huerta y me parece piola. Está bueno porque aprendemos y después podemos hacer otras cosas de este tipo en nuestra casa.

Es interesante pensar que después vamos a poder comer lo que cosechemos», aseguró quien pronto se transformará en padre de familia, según comentó.

El trabajo que realizan y que esperan se transforme en una verdadera granja, cuenta con el asesoramiento de un técnico agrónomo de la Escuela 652.

Víctor Maldonado comentó que en primer lugar debieron limpiar un terreno virgen, poblado de arbustos y malezas, tarea que demandó un gran trabajo de parte de los jóvenes.

Luego de eso, se comenzó con la mejora de la tierra y el sembrado de las semillas, de las que esperan tener resultados en los próximos cinco meses.

De allí esperan cosechar lechuga, acelga, escarola, arvejas, zapallo y otras plantas de la zona, aunque la expectativa es contar con un gran surtido de hortalizas.  


Crédito:

Diario El Patagónico (14/11/02)
 



   
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