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Una mujer de altura
 


Una de las momias incas, descubiertas en el Volcán Llullaillaco.

Ceruti es la única mujer en el mundo dedicada a la arqueología de alta montaña, desafiando los elementos extremos en busca de momias y santuarios a miles de metros de altura.

"Mi trabajo es en sitios ceremoniales de la civilización inca en montañas andinas arriba de los 5.000 metros", le dijo a BBC Mundo Constanza Ceruti.
 


Vocación

Desde pequeña, la científica se dio cuenta que Argentina era el sitio ideal para desarrollar tres de sus pasiones: la antropología, las religiones antiguas y la naturaleza.

Ahora, la profesora de la Universidad Católica de Salta y becaria del Consejo Nacional de Investigaciones Científicas y Técnicas, se especializa en la exploración y excavación de los centros ceremoniales del imperio inca en las cumbres de los Andes.

"Me gradué como licenciada en ciencias antropológicas con especialización en arqueología en la Universidad de Buenos Aires", dice Ceruti, "y a partir de ese momento comencé a realizar esas investigaciones de alta montaña".

Hace 500 años la civilización incaica se extendió a lo largo de los Andes desde el norte de Ecuador hasta el centro de Chile y noroeste de Argentina.

Según la investigadora, uno de los aspectos más interesantes de este desarrollo Inca son los centros ceremoniales construidos en cumbres de más de 5.000 metros y fue por eso que decidió dedicarse a rastrear esa presencia.
 


Llullaillaco

Uno de los hallazgos más importantes de Ceruti ocurrió en 1999, en la cima del Volcán Lullaillaco, a 6.736 metros de altura.

"Encontramos tres cuerpos congelados de niñas de la época inca en perfecto estado de conservación, más un conjunto de ofrendas de elementos de cerámica, textiles, figurines, etc."

En efecto, las tres "doncellas" son las momias mejor conservadas que se han descubierto hasta ahora.

Tras cinco siglos, estaban totalmente vestidas, tenían los órganos intactos e incluso había restos de comida en su estómago.

Ceruti y su equipo realizaron un trabajo científico muy detallado para recuperar el contexto y la información asociada con el hallazgo.

La tarea no fue fácil, ya que los exploradores debieron luchar con temperaturas de menos 30º centígrados, vientos de más de 100 km/hora y los efectos de la baja presión atmosférica que ocasionan el "mal de montaña".

"Realizar una investigación arqueológica a esas bajas temperaturas -dice Ceruti- significa que desde sacarte los guantes para hacer una medición para una fotografía te pone en riesgo de sufrir un congelamiento en las manos".
 


Poca logística

Los montañistas por lo general realizan el enorme esfuerzo de llegar a una cumbre para permanecer allí unos cuantos minutos y después descender.

Constanza Ceruti y sus colegas llevan a cabo ese mismo esfuerzo hasta la cumbre y no sólo deben repetir esa ascensión varias veces transportando equipo, sino que después deben permanecer y trabajar en la cumbre por plazos de dos semanas o hasta un mes.

"Son muchos los obstáculos que debemos enfrentar en este trabajo" indica la exploradora, "a veces debemos acceder zonas muy remotas con pocas posibilidades logísticas".

"En Sudamérica hay montañas que ni siquiera figuran en los mapas, que están totalmente inexploradas", agrega.

"Pero es una vocación que tengo desde joven y espero seguir haciéndolo y tener alicientes para seguir adelante".  


Crédito:

  • Publicado en el Sitio BBCMundo. (24/08/05).
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