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"Capital del Viento"

Economía

En el país hace 20 años que se hace asistencialismo
 


Mónica Pescarmona.

Tiene una sonrisa cálida y maternal aunque no consigue disimular que detrás de ese gesto se encuentra una mujer de carácter. Mónica Pescarmona no siente como un peso el hecho de “ser la hermana de...” (Enrique Menotti Pescarmona, CEO de Impsa), ni es algo en lo que se detenga demasiado a pensar; es simplemente y nada menos que su hermano.

Ese carácter se manifiesta también en su vestimenta, clásica a ultranza y por sobre todo cómoda. Ante ella, uno percibe abiertamente que está en presencia de una Señora, se presente con un vestido negro o con pantalones de campo.

Mónica Pescarmona vive en Chacras de Coria, una zona residencial próxima a la capital mendocina, y viaja para pasar algunos días al mes en Buenos Aires, ciudad que le gusta pero a la que no se adapta.

Cuando está en la sala de reuniones de la torre que en la zona de Catalinas tiene el grupo Pescarmona, se deja seducir varias veces al día por el magnífico paisaje porteño y por las vistas del Río de la Plata que ofrecen los amplios ventanales.

Durante mucho tiempo y a través de Caritas Chacras de Coria, se dedicó a tareas sociales. Pero en 1999 descubrió una institución que cambió su forma de emprender este trabajo: el Grameen Bank. Y en noviembre de ese mismo año decidió aplicar su sistema en Mendoza.

El Grameen Bank, conocido también mundialmente como el “banco de los pobres”, fue creado en 1976 por el profesor Muhammad Yunus, con la idea de ofrecer microcréditos a personas de bajos recursos, bajo determinadas condiciones, para que puedan desarrollar un emprendimiento que les permita salir adelante.

 


Fortuna: El destino de las mujeres de familia con cierto poder económico pareciera ser a veces, el de convertirse en madres prolíficas y/o dedicarse además a las tareas sociales.

Pescarmona: En mi casa, desde que éramos muy chicos, nos enseñaron a estar siempre ayudando a la gente. Siempre se nos insistió en que “somos todos iguales pero no todos tenemos las mismas oportunidades”.

Yo siempre he estado ayudando en varias cosas y en 1999 quería encontrar un norte y le pedí a Dios que me diera la oportunidad de devolver en la vida terrenal algo de todo lo que recibí.

Yo estaba trabajando en Caritas y un día me llega el libro Hacia un mundo sin pobreza (de Muhammad Yunus) y dije: “Acá está lo que estaba buscando”. Nosotros dabamos préstamos pero no sabíamos guiar, nunca teníamos un recupero. Entonces me puse a trabajar en eso y nos capacitamos con Grameen Argentina.

Fortuna: ¿Pero ustedes pertenecen a Grameen Argentina?

Pescarmona: No pertenecemos a Grameen Argentina, somos totalmente independientes. La palabra “grameen” (que significa “aldea” en el idioma de Bangladesh) no es de nadie, ni de Yunus.

El profesor Yunus es tan antirreglas que dice: “Yo no firmo convenio con nadie, basta la buena voluntad y la responsabilidad de las personas”. Dice también que si él enseña a la gente que empezó dando microcréditos en base a la palabra, cómo, a su nivel, no se va a tener el mismo respeto por la palabra empeñada.

Como él explica, nadie es dueño de la palabra Grameen mientras se la use como corresponde; Yunus tampoco controla si no la usan bien, él dice que “el mundo, el entorno, la sociedad va a controlar”. Y, convengamos, que no hay peor cosa que te señalen.

Fortuna: ¿Cuándo puso en marcha este proyecto en Mendoza?

Pescarmona: En septiembre de 2000, luego de capacitarnos, empezamos a dar los primeros créditos en Chacras de Coria, después nos fuimos a Potrerillos y Uspallata y así empezamos a crecer.

La microfinanza da la posibilidad de otorgar créditos a gente que no tiene capacidad de recibir uno por las vías normales, ya que no tiene ningún tipo de respaldo. En los países donde funciona, se acepta el pago de cuotas de hasta 10 centavos.

También, a los beneficiarios, se les da un seguro de vida que les cubre, en caso de morir, el pago del crédito y el entierro, así no le queda ningún tipo de deuda a la familia.

Fortuna: Cómo los tomó la crisis de 2002?

Pescarmona: Fue de terror (enfatiza). Teníamos un recupero de los créditos de 98% y se no cayó al 65%. Fue muy duro y a la institución le costó mucho. Recuerde que la organización vive de buena gente que da el dinero porque apuesta a nosotros. Así, sin querer, empezamos a dar créditos paralelos a aquellas prestatarias que se habían descapitalizado.

En 2002, y a pesar de la crisis que atravesaba la Argentina, Pescarmona, convencida por Yunus, viajó a Nueva York para asistir a la Microcredit Summit, la cumbre mundial de los microcréditos de la que regresó por demás convencida del sistema Grameen.

Allí, durante una semana, asistió a paneles de expositores que explicaron las distintas metodologías de aplicación de microcréditos.

“En el mundo hay cien países que aplican estas mecanismos que, a la fecha, han otorgado 50 millones de microcréditos y en 2005 pretenden llegar a los 100 millones”, informa.

Fortuna: ¿Por qué son mujeres la mayoría de los que reciben microcréditos?

Pescarmona: Porque son más confiables. Cuando un hombre no tiene trabajo, se vuelve depresivo o agresivo. De la gente agresiva que hay en la sociedad, el 90 % son hombres.

En cambio, la mujer primero piensa en su hijo; es decir, piensa que si se vuelve violenta su hijo no come. Después piensa en su casa, luego en su marido y finalmente en ella. Si tiene que dejar de comer por su hijo, lo hace.

Además, si la mujer es prudente, ella siempre va a tener un resto de dinero guardado para alguna urgencia o imprevisto. Cuando dice que necesita $ 10, el hombre le da $ 8, aunque en realidad ella necesita $ 7 porque $1 lo guarda como ahorro.

Eso es ser una buena esposa. Igualmente, nosotros tenemos un grupo de hombres que nos costó mucho. Empezamos con uno de cinco y nos quedaron solo dos, pero ahora ya tenemos nueve.

Fortuna: Usted comentó que hay distintas metodologías en Grameen, ¿cómo funciona la que aplica su institución?

Pescarmona: Se hace una reunion a través de la iglesia, el comedor comunitario, el polideportivo, la escuela. Se les cuenta cómo es la metodologia Grameen, que presta dinero, que tienen que formar grupos solidarios de cinco personas del mismo sexo; que tienen que pertenecer a algunas de las ONG (Caritas, Iglesia adventista, polideportivo, cooperadora de la escuela) para demostrar confiabilidad.

Cada una de estas cinco personas trae un microemprendimiento diferente y se las anota en una ficha, junto a otros datos como,por ejemplo, cuántos duermen en una pieza, si tienen baño, si comen las cuatro comidas, si el marido las golpea y tratamos de ver si estan colgados a la luz; sólo ver, ya que no juzgamos.

Luego estudiamos los proyectos para ver si son o no viables. Una vez aprobados, las orientamos para, por ejemplo, calcular cuánto hay que trabajar en el proyecto para pagar la cuota, comprar los insumos, cubrir los gastos y ahorrar. La capacitación es de tres veces por semana durante cuatro semanas.

Primero se les da a dos de las cinco personas del grupo; a los quince días, después de haber pagado dos semanas el crédito, a otras dos; y la última semana, a la coordinadora de grupo, que es quien tiene que hacer de jefe.

El crédito es a cincuenta semanas, hay una operadora de campo que visita a la gente todas las semanas y quien capta todas las necesidades y problemas que han tenido. Se puede obtener un crédito paralelo para crecer.

O también se estudia si el negocio va mal y cuando se ve si esto es producido por algo externo, como por ejemplo una situación coyuntural del país, se le refinancia la deuda.

En el segundo o tercer crédito no se le puede dar un monto mayor al que recibió; en otros caso puede ser de hasta un 50% más. También les exigimos 16 normas. Entre ellas, bañarse todos los días, tener la casa limpia, hacer gimnasia, mandar los chicos a la escuela, no tener gastos superfluos o innecesarios –como la fiesta de 15 años–, comer las cuatro comidas. Las capacitamos al respecto.

Por ejemplo, me dicen que hay determinado producto de oferta y les digo que compren en cantidad para hacer comidas para guardar. O me consultan recetas, hasta recuerdo que me han preguntado cómo preparar una mamadera.

Fortuna: ¿Cómo reacciona un grupo cuando consiguen el crédito?

Pescarmona: Muchas mujeres se ponen a llorar, nunca vieron $ 400 juntos. Ya en ese momento hay un crecimiento; cuando pagan la cuota hay un crecimiento de responsabilidad y cuando pagan la última tambien, porque están orgullosas por eso.

Muchas me dicen gracias, y les digo que no me tienen que agradecer, que sólo soy un nexo entre gente que confía en esta metodología y pone dinero y ellas, que hacen posible esto al respetar la metodología. Lo que hago es unir dos extremos que no se conocen, nada más.

Fortuna: ¿Cómo funciona el control de la gente que desde el exterior le presta el dinero?

Pescarmona: Cuando vas a pedir plata para esto al exterior, te dicen “yo le doy para los créditos” pero no les interesa tanto saber que prestamos, por ejemplo, $ 400.

Sino, más que nada, que les informemos cómo progresó el prestatario luego del primer crédito. Es decir, si por ejemplo dejaron de dormir cinco en una pieza, si pudieron construir un baño, etc.

Si estas cosas cambiaron, entonces nos vuelven a prestar dinero. La preocupación fundamental para ellos es que los chicos vayan a la escuela.

Fortuna: Grameen vendría a ser una mejor opción al asistencialismo.

Pescarmona: Hace veinte años que se hace asistencialismo en nuestro país, lo empezamos con la cajita PAN (Plan Alimentario Nacional, que se aplicó durante la presidencia de Raúl Alfonsín). Hoy tenemos dos generaciones destruídas la de 0 a 20 años y la de 20 a 40.  


Fuente:
Ernesto Ise para Revista Fortuna (25/09/03)

 



 
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