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Alimentos: un tercio de la producción termina en la basura

 


En tanto, con desperdicios se alude a los alimentos desechados durante la distribución, la comercialización y el consumo, y son mayores en los países de ingresos altos.

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  • La tercera parte de los alimentos producidos en el mundo se pierde o se desperdicia. Son 1.300 millones de toneladas cuyo costo anual, expresado en precio al productor, es de 750.000 millones de dólares.
    El 6% de estas pérdidas se da en América Latina y el Caribe, representa 220 kilos/año/habitante y serviría para cubrir las necesidades nutricionales de los 47 millones de personas que sufren hambre en la región.

    Las cifras, que asustan, surgen de los informes sobre Pérdidas y Desperdicios de Alimentos en el Mundo y su símil para América Latina y el Caribe, ambos de la FAO, y también de los datos del Banco Mundial, el INTA y el Ministerio de Agricultura de la Nación.
    ¿Dónde ocurren las pérdidas y desperdicios? Las pérdidas se dan en las cadenas de producción, pos cosecha y almacenamiento, y procesamiento, y tienen mayor impacto en los países de ingresos bajos.

    En tanto, con desperdicios se alude a los alimentos desechados durante la distribución, la comercialización y el consumo, y son mayores en los países de ingresos altos.
    Según la FAO, América Latina y el Caribe producen alimentos más que suficientes para alimentar a todos sus habitantes, pero la enorme cantidad que se pierde o va a la basura es inaceptable, mientras el hambre continúa afectando a casi el 8% de la población de la región.

    Esto tiene su impacto. La producción y disponibilidad alimentaria de la región crecen año a año, convirtiéndola en una importante exportadora de productos agroalimentarios a nivel global.
    Pero, aunque los alimentos abunden en la región, sus pérdidas y desperdicios impactan en la sostenibilidad de los sistemas alimentarios y repercuten en la seguridad alimentaria y nutricional por lo menos de tres maneras:

    • Reducen la disponibilidad local y mundial de alimentos.
    • Ocasionan efectos negativos en el acceso a alimentos.
    • Impactan de manera negativa en el ambiente debido a la utilización insostenible de los recursos naturales, de los que depende la producción futura y actual de alimentos, y por la generación de desechos.
    Cada año la región pierde o desperdicia alrededor del 15% de sus alimentos disponibles. Enfrentar esta problemática es fundamental para avanzar en la lucha contra el hambre y debe convertirse en una prioridad, subrayan en la FAO.
    Y por casa, ¿cómo andamos? Si bien en la Argentina existen escasos datos sobre el tema, el INTA estima que en algunas cadenas, como la de frutas y hortalizas, las pérdidas superan el 50% (las etapas de producción, pos cosecha y procesamiento explican el 80% de esta cantidad).

    En cereales y pescado, las pérdidas son del 30% en cada uno. Y en carnes y leche y sus derivados, del 20% en cada rubro.
    Momentos de cosecha inadecuados o falta de infraestructura de transporte y conservación apropiadas son los mayores responsables.
    Además, es común que se considere más “económico” y factible el descarte que el desarrollo y la implementación de tecnologías de aprovechamiento.

    Cuestiones como la falta de un mercado para productos sub estándar (con defectos cosméticos, de forma o tamaño, etc.) y las enormes distancias entre zonas de producción y de comercialización contribuyen a agravar el problema.
    A la hora de las pérdidas y desperdicios, producción y consumo están cabeza a cabeza, con 28% cada segmento.
    Cada persona derrocha hasta 115 kilos de comida al año, mientras los científicos debaten cómo sustentar a una población de 9.100 millones de habitantes en 2050.

    En el Área Metropolitana de Buenos Aires, según un estudio de la Facultad de Ingeniería de la UBA, los desechos alimentarios son el primer componente en el flujo de residuos sólidos (41,55% para CABA y 37,65% para los alrededores).
    Se tiran 670 toneladas por día a la basura, lo que podría utilizarse para generar nada menos que 1.675.000 platos de comida.

    Existen iniciativas globales, como Save Food, para buscar soluciones con inversiones en tecnología, innovación, capacitación, buenas prácticas y comunicación para sensibilizar a los actores de la cadena alimentaria.
    A nivel local, hay proyectos del INTA para el aprovechamiento total en las etapas de producción y procesamiento, generando bioenergía, produciendo alimento animal o recuperando componentes para la industria alimenticia.

    Además, está la Red Argentina de Bancos de Alimentos que, con 17 bancos, distribuye 7 millones de kilos de alimentos entre 1.300 organizaciones que asisten a unas 200 mil personas.
    Generados por excedentes de producción, errores de envasado, fecha corta de vencimiento o por no reunir especificaciones técnicas que las empresas se imponen, estos alimentos se donan a la Red, que los clasifica y distribuye.

     


    Créditos:

     



     
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