Comodoro Rivadavia - Chubut Argentina
"Capital del Viento"

Ecología

Casi todas las industrias generan focos de contaminación
 


El petróleo, esta es la primera actividad en la que se piensa cuando de focos contaminantes se trata.

¿Qué tienen que ver los tóxicos o fármacos en los accidentes de trabajo?. Esta es la pregunta que desde tres años vienen examinando estudiantes de dos carreras de la Universidad de la Patagonia San Juan Bosco de Comodoro Rivadavia.

El sondeo estableció que gran parte de las industrias locales están sujetas a estos riesgos. También analizó los efectos que pueden tener el consumo de determinados medicamentos.

El proyecto de investigación aporta además material hasta ahora inédito para consulta de estudiantes, por ejemplo, de alumnos de la Licenciatura en Seguridad e Higiene.

Por otro lado se recalca la necesidad de poner en marcha sistema de control más estrictos de los residuos industriales y la reglamentación del Código Ecológico.

En mayor o menor medida casi todas las actividades industriales que se realizan en la ciudad presentan algún riesgo de contaminación tanto para los operarios como para el medio ambiente. Esta es una de las conclusiones a las que se ha arribado en una investigación científica abordada por la Universidad.

La relación entre los cambios en el comportamiento por el uso de productos que se emplean en un entorno laboral o por el consumo de fármacos de diferentes especies es el tema que analizan actualmente por estudiantes de la cátedra de la carrera Seguridad e Higiene de la Facultad de Ingeniería.

Originalmente también formaban parte del proyecto alumnos de la materia Toxicología de la carrera de Farmacia que se dicta en Ciencias Naturales. En el estudio se apuntó a establecer en cuánto influyen estos factores en los accidentes de trabajo.

Pero como la ciudad estará por siempre con el petróleo, esta es la primera actividad en la que se piensa cuando de focos contaminantes se trata. En la playa de tanques se han detectado señales de toxicidad de un nivel de peligrosidad casi igual al que genera el monóxido de carbono.

Sin embargo las tintorerías que funcionan localmente también pueden ponerse bajo la lupa en cuanto a la generación de toxinas. Esto abarca desde quienes se dedican a la limpieza de indumentaria a través del uso de percloroetileno sino también aquellas que realizan el proceso tradicional puesto que esto implica la aplicación de solventes a base de benceno, un cancerígeno probado.

En rigor todo es cuestión de administrar las dosis adecuadas y de efectuar los controles de los desechos (o barros) que dejan estas sustancias. En este contexto vuelve a surgir la necesidad de reglamentación del Código Ecológico, una norma que a pesar de llevar años de ser sancionada nunca se arbitraron los mecanismos para llevarlo a la práctica.

Aunque también existe la ley provincial de residuos peligrosos que determina las formas de tratamiento que se debe dar a cada residuo industrial. La realidad parece indicar, pese a esto, que los zanjones siguen siendo la primera alternativa a la que apelan las industrias locales.

Las fábricas textiles también pueden aportar a la contaminación del medio ambiente y de los lugares de trabajo. La experiencia ha permitido comprobar que en algunos casos los remanentes de colorantes eran arrojados al mar a pesar de que el compuesto contenía altos niveles de toxicidad como suelen poseer los fenoles.

Aunque en algunas ocasiones se ha conseguido revertir los efectos contaminantes como sucedió con las denuncias elevadas contra una empresa con el cromado de las piezas que utilizaba. Finalmente la petrolera accedió a realizar una planta de tratamiento primario, tal como lo establecen las normas vigentes.  


Los fármacos y la rutina laboral

Claro que hay que tomar en cuenta que, de acuerdo los estudios efectuados, todos los medicamentos pueden ser tóxicos. “Hay medicamentos que producen somnolencia, cansancio u otros síntomas a una persona que tiene a su cargo una máquina de alta responsabilidad o el manejo de un vehículo”, remarcó Laerte Massari, encargado del grupo de investigación.

Aunque hay que decir que la rutina laboral también incide en la pérdida de la atención de la tarea que se está realizando. Aunque en lo que respecta a la intoxicación por la presencia de diferentes substancias los ejemplos abundan durante casi toda la historia de la ciudad. La fábrica de zinc que funcionaba, en la década del 70, en Kilómetro 8 puede mencionarse como botón de muestra.

En lo que respecta a los medicamentos, desde el grupo de investigación se describió que en patologías tales como los diabéticos insulino-dependientes se pueden producir shocks hipoglucémicos que pueden incluso derivar en desvanecimientos que, como resultante, hasta quizás deriven en accidentes de trabajo. Más o menos lo mismo puede ocurrir con las enfermedades cardíacas que también suelen consumir más de un fármaco.

La constante incorporación al mercado de nuevos productos hace que quienes llevan adelante el proyecto estén en alerta constante. Plaguicidas y los aditivos que incluso para la industria alimenticia se emplean cada vez con mayor frecuencia. “La mayoría de estos agregados son tóxicos, es por eso que las legislaciones bromatológicas establecen máximos para elementos tales como los ciclamatos que, por ejemplo, son muy usados como edulcorantes”, puntualizaron desde el equipo de investigación.

Los estudiantes también tuvieron la ocasión de analizar accidentes laborales de diferentes escalas. En realidad la investigación podría conseguir resultados más definidos a través de ensayos con animales -más específicamente ratas, cuyo comportamiento es similar al humano en cuanto a la presencia de tóxicos se refiere- de laboratorio. Para suplir esta falencia el equipo recurrió a la informática y a los antecedentes locales.  


Una propuesta con continuidad

El proyecto que apunta a establecer los vínculos entre las sustancias tóxicas y las modificaciones en el comportamiento que puede aumentar los riesgos laborales se comenzó en 1999.

El estudio que está a cargo de estudiantes de las carreras de Farmacia y la Licenciatura en Seguridad e Higiene -de las Facultades de Ciencias Naturales y de Ingeniería respectivamente- no tiene, sin embargo, fecha de finalización. Hasta el presente han formado parte del proyecto aproximadamente 90 alumnos.

“La inquietud que se le transmite a los alumnos es que ellos palpen directamente la importancia que tiene analizar este problema. Esta es una propuesta que se va renovando con el correr del tiempo porque todos los años se van incorporando cientos de nuevos productos industriales, lo mismo que sucede con los fármacos”, comentó el profesor Laerte Massari, jefe del proyecto.

Pero más allá de esto, el catedrático también rescata la relevancia que tiene esta propuesta académica para la recopilación de datos que son incorporados a la biblioteca de la Universidad Nacional de la Patagonia San Juan Bosco (UNPSJB).

Esto recobra una relevancia especial sobre todo para quienes cursan la carrera de Seguridad e Higiene, una especialidad que recién comienza y que no cuenta con un oferta bibliográfica amplia.

Además se destacó lo que este estudio implica para los futuros egresados. “En el caso de Seguridad e Higiene hay algunos que ya están trabajando como supervisores de fábricas y traen casos para discutirlo entre todos. En esto puedo ver que están motivados porque constantemente también aparecen técnicas nuevas”, remarcó el docente. En este contexto agregó que “el interés que tengo es motivar a mis alumnos para que cuando tengan a cargo los controles en una fábrica tengan presentes todas estas conclusiones. También se apunta a motivarlos permanentemente a actualizarse como lo tengo que hacer también yo porque todos los días aparecen productos novedosos”, enfatizó para concluir.  


Estracta:
Diario Crónica (19/01/03)

 



 
Indice
Ecología
Página Principal