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Geografía

Cálculo de la sensación térmica del frío
 


Que el frío es tan intenso que cala los huesos, que congela las manos y hasta las muecas.

Que el frío es tan intenso que cala los huesos, que congela las manos y hasta las muecas. Cuando las marcas del termómetro empiezan a bajar, las condiciones climáticas son el centro de los comentarios y abundan las descripciones de lo que se siente.

Hablan de la famosa sensación térmica, un invento de mediados del siglo XX que ahora los científicos buscan acercar a la "efectiva sensación" de la gente.

Así el nuevo método incorpora la incidencia del viento en la cara, entre otros "factores humanos". Según adelantaron a Clarín, en el Servicio Meteorológico Nacional (SMN) se empezará a aplicar en el invierno.

Tras años de críticas acerca de la "inexactitud" del modelo aplicado en el cálculo de la sensación térmica para el invierno, científicos de los organismos oficiales de meteorología de Estados Unidos y Canadá decidieron revisar la temperatura equivalente a la sensación térmica.

El trabajo se publicó el año pasado y empezó a recorrer el mundo, a través de la Organización Meteorológica Mundial (Argentina es uno de sus 148 miembros). Desde hace unos meses es tema de estudio entre los meteorólogos del país.

El director del Departamento de Investigaciones y Cambio Global del SMN, Eduardo Piacentini, aseguró que hacia fines de junio se informará la sensación térmica "a partir de un índice más específico y aplicable a la vida en la ciudad".

q Durante decenas de miles de años, nadie supo cuánto frío hacía. La gente conocía el hielo y la nieve y el peligro de morirse congelado, pero nadie tenía termómetros. Se inventó en el siglo XVI. Y recién en el siglo XVIII Fahrenheit y Celsius inventaron sus escalas.

¿Y cuándo se empezó a hablar de la sensación térmica, en este caso, para el frío?. Lejos de ser un invento argentino, como algunos afirman, su origen se remonta a la Segunda Guerra Mundial.

Ante la necesidad de precisar las temperaturas que en muchos casos causaban la muerte por congelamiento de los soldados, en 1945, el militar Paul Siple y el geógrafo Charles Passel desarrollaron una ecuación empírica para las regiones antárticas que llamaron WCI, en inglés Wind Chill Index: índice de enfriamiento por la acción del viento.

Colocaron agua en un recipiente cilíndrico y lo dejaron colgado afuera. Desarrollaron una fórmula y a partir de ella una tabla de sensación térmica, que representa la temperatura que siente una persona ante la combinación de temperatura del aire y velocidad del viento. Los meteorólogos lo empezaron a usar en los años 70. En el país, a principios de los 80.

"Es un cálculo simplificado, pensado para zonas desoladas que no tuvo en cuenta el factor humano", destacó Piacentini. Y explicó que el nuevo índice "va a representar la sensación efectiva de la gente ante el frío. Al comparar las dos tablas, se observa que en la nueva el descenso de las temperaturas es menos brusco".

La "sensación térmica modificada", como se llamará en Argentina, incorpora seis factores:

  1. Incidencia del viento y el frío en la cara (se hicieron ensayos con 12 hombres y mujeres).

  2. Las personas caminan a una velocidad promedio de 5 km/h.

  3. La velocidad del viento se corrigió a 1,50 m de altura, que representa la altura promedio de la cara (siempre se mide a 10 m de altura pero se adecuó a través de una escala).

  4. La pérdida de calor del cuerpo en días fríos y ventosos.

  5. La resistencia a la pérdida de calor del tejido de la piel.

  6. Inexistencia de radiación solar: toman el peor de los escenarios (noches despejadas).

 


Créditos:

Por Graciela Gioberchio. Publicado en el Diario Clarín (05/05/04)

 



 
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