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Historia

La invasión olvidada de Argentina
 


Hace 200 años, milicianos de Buenos Aires repelieron una fuerza de invasión británica.

Hace 200 años, milicianos de Buenos Aires repelieron una fuerza de invasión británica.

Para el Reino Unido, es un mero pie de página en los anales de su historia. Sin embargo para el historiador militar Peter Caddick-Adams, se trata de un hecho que ayudó a forjar la amistad entre los dos países, y que supera las diferencias surgidas por el conflicto de las islas Falklands o Malvinas.

¿Escuché bien? Al parecer estamos celebrando el bicentenario de la reconquista de Buenos Aires por parte de fuerzas argentinas, que en 1806 repelieron la primera de dos invasiones británicas.

El embajador de Argentina ante el Reino Unido, Federico Mirre, recordará el hecho en una ceremonia este sábado.

Si, como decía Winston Churchill, las guerras son los signos de puntuación de la historia, entonces los eventos acaecidos en las remotas tierras argentinas hace 200 años equivalen a una mera coma. Dicho eso, ¿qué andaban haciendo allí los británicos en primer lugar?

Por entonces España, que era aliada de Francia, estaba en guerra con el Reino Unido. Para los británicos, una forma de debilitar a España era atacando sus colonias en América del Sur.

El objetivo final de los británicos era controlar el Río de la Plata, que hoy separa Argentina de Uruguay, y la mejor forma de hacerlo era conquistando la ciudad cabecera: Buenos Aires.
 


Las invasiones

El 27 de junio de 1806 una fuerza de 1.500 soldados británicos al mando de William Carr Beresford ocupó la ciudad. Seis semanas después se rindió frente a las milicias locales lideradas por el noble francés Santiago de Liniers, que estaba bajo el servicio de España.

La segunda invasión, mejor preparada, ocurrió en mayo de 1807, bajo las órdenes del Teniente General John Whitelock.

Tras un par de días de fuertes enfrentamientos en las calles de Buenos Aires, los británicos se rindieron frente a un ejército al que no habían considerado más que una muchedumbre.

Los británicos perdieron más de la mitad de sus hombres. El 7 de julio, luego de firmar el cese el fuego, partieron rumbo a Gran Bretaña, donde Whitelock enfrentó una corte marcial y fue dado de baja.

Las guerras suelen definir a una nación. Al igual que Estados Unidos se hizo adulta en 1776, cuando los colonos declararon su independencia de la corona británica, en 1807 Argentina sintió que se había ganado el derecho a ser independiente al repeler a un invasor por sus propios medios.

Tres años después de la segunda invasión, en Buenos Aires surgió un gobierno independiente, lo cual marcó el preludio de lo que sería su declaración formal de independencia en 1816.

Este hecho ayudó a desencadenar otros procesos independentistas en América del Sur, que terminó con la dominación española de la región en 1826.
 


Impacto duradero

Espero que cuando los funcionarios se reúnan este sábado en Londres, el embajador Mirre no sólo recuerde la frustrada invasión, sino principalmente su impacto duradero.

En cierto sentido, Argentina tiene mucho que agradecerle al Reino Unido, ya que las invasiones la llevaron a que obtuviera su independencia.

Más aún, muchos de los prisioneros de guerra británicos e irlandeses decidieron quedarse en Argentina y más tarde lucharon contra los españoles en otras partes de América del Sur, como Chile, Perú y Ecuador.

Entre ellos estaba William Brown, conocido como Guillermo Brown en Argentina, y que es considerado el padre de la Armada Argentina. Brown lideró las flotas argentinas contra los españoles y luego contra los brasileños.

Irónicamente, en esa época, España ya se había hartado de Francia -que había depuesto al rey español y ocupado casi toda la península ibérica-, y su ejército estaba luchando contra Napoleón junto a los británicos y portugueses, que eran liderados por el Duque de Wellington.
 


Las islas, siempre presentes

Por supuesto que las Malvinas o Falklands nunca están lejos de nuestras mentes cuando pensamos en Argentina, pero éstas nunca fueron un tema problemático hasta que la Junta Militar decidió tomar cartas en el asunto en 1982.

Las islas fueron descubiertas por el navegante inglés John Davis en 1592. En 1764, los franceses tomaron posesión de las islas y fundaron el asentamiento de Puerto Luís.

Los británicos, que la reclamaban como propia en base a su descubrimiento, echaron a los franceses un año después. Para entonces Francia había vendido sus derechos de posesión a España, que en 1771 se los cedió al Reino Unido.

Fue recién en 1820 que el nuevo país de Argentina reclamó a las islas como propias. Londres respondió declarándolas posesión de la corona en 1832.

En este contexto de disputa diplomática, y para distraer la atención de una economía en problemas, el régimen del General Leopoldo Galtieri invadió las islas el 2 de abril de 1982.

El Reino Unido contraatacó y forzó la rendición de los argentinos en Puerto Stanley el 14 de junio del mismo año. La Junta Militar cayó poco después.

Esta invasión -que será recordada con bombos y platillos el año próximo en Londres, cuando se cumplan los 25 años-, fue una gran tragedia para las relaciones británico-argentinas.

No obstante, el evento a realizarse en la embajada argentina este sábado debería resaltar la amistad que ha unido a estas dos naciones, que han sido aliadas durante 200 años y enemigas por unos pocos meses.

Nuestra verdadera guerra, o más bien debería decir, la verdadera guerra de Inglaterra con Argentina, es el fútbol. Nada más.
 


Créditos:

  • Publicado en el Sitio BBC Mundo. (10/08/06).
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