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Historia

Por qué se erigió el monumento del Cerro la Gloria en Mendoza

 


Casi sin proponérselo, haciendo una limpieza profunda, Carol, la viuda del astronauta, lo descubrió en 2013.

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  • Dicen que fue Bartolomé Mitre en 1883, de visita por Mendoza para recabar información para su historia sobre San Martín y conocer los lugares por donde había estado, quien señaló que la Nación le debía a los soldados y a todos aquellos que habían peleado por la Libertad un monumento que los honrara. Incluso él tuvo que ver con la promulgación, cinco años después, de la ley Nº 2270 en donde se señalaba la erección de un monumento a la Campaña de Ejército de Los Andes en Mendoza.

    Sin embargo, esa idea y esta ley debieron esperar unos cuantos años para verse corporizada. Siendo José Figueroa Alcorta presidente (1906-1910) y correspondiéndole a su gobierno organizar los festejos para el Centenario de la Revolución de Mayo, surgió la necesidad de levantar monumentos, crear un museo histórico, un panteón, publicar documentos y reimprimir obras de los hombres de aquella época, que evocaran a 1810 como fecha fundacional de la Nación. Si bien el programa era muy amplio e incluía a todas las provincias y en especial a Mendoza, se puso en marcha de inmediato un concurso internacional para construir un Monumento a la Revolución de Mayo, que se emplazaría en la Plaza de Mayo.

    El concurso fue un verdadero suceso. Se presentaron 74 poyectos de Alemania, Francia, Italia, España y Bélgica, entre otros, y de Argentina y Uruguay, detectándose en esta última el nombre de Juan Manuel Ferrari. En febrero de 1909 se sancionó la ley Nº 6286, que reafirmó las medidas para el Centenario, contemplándose en el art. 1º, inc. 23 “Levantar en la ciudad de Mendoza, un monumento al ejército de los Andes”.

    La provincia siguió así en la agenda nacional. En Mendoza le tocó a Emilio Civit (1907-1910) organizar los festejos del Centenario y a Rufino Ortega (h) (1910-1914), poner en marcha lo que su antecesor y su gente habían organizado. El trabajo de Patricia Favre, Deudas históricas, reparaciones escultóricas (2010), es revelador respecto del clima de época que se vivió respecto del Centenario en la provincia en aquellos años y permite seguir con minuciosidad y gran solvencia los entretelones que rodearon la construcción del monumento.

    Para las fiestas mayas de 1909, Civit anunció que el gobierno nacional había aceptado para Mendoza la propuesta del Monumento al Ejército de Los Andes de Juan Manuel Ferrari, que se había presentado al concurso internacional con dos proyectos bajo los pseudónimos Ismael y Tabaré. El artista no había ganado, pero había obtenido un segundo premio con Tabaré. Desde la Comisión Nacional encargada de los festejos, Francisco Pascasio Moreno, más conocido como el Perito Moreno, fue el que lo convocó, pidiéndole a Ferrari que fusionara sus proyectos para Mendoza. Así lo hizo.

    El artista leyó el libro sobre San Martín de Mitre profusamente, como así también los documentos del Libertador donados por su hija. Los textos de Espejo y Olazábal también fueron sus fuentes. La poesía de Olegario V. Andrade, "Nido de cóndores", a decir de Edmundo Correas, sirvió de inspiración para el San Martín pensativo que colocó en la punta del monumento.

    El diario El Debate registra que a principios de mayo de 1910 Ferrari visitó Mendoza para conocer la provincia elegida por San Martín para su epopeya americana. El sitio del emplazamiento fue debatido desde la prensa y algunos intelectuales, proponiéndose la plaza Independencia en la ciudad; expropiar un terreno al norte de la calle San Martín en la Alameda o el parque del Oeste, hoy General San Martín. Fue el artista uruguayo el que encontró el cerro El Pilar en el parque, por ser el sitio justo desde donde podía apreciarse la cordillera.

    Si no se lo respetaba, anunció que rescindiría el contrato. El 19 de enero de 1912, al cumplirse un nuevo aniversario de la partida del ejército, el gobierno de Ortega colocó finalmente la piedra fundamental. En setiembre de 1913 Ferrari volvió a viajar para tomar medidas, observar la nivelación del cerro y la perspectiva, y al mes siguiente dio a conocer que su obra iba muy adelantada. A fines de diciembre de ese año se terminó el basamento, al tiempo que iban llegando las piezas para ser colocadas en el monumento.

    La maqueta del monumento se pudo ver en la Casa de Gobierno. Las piezas de la gran obra, habían sido fundidas, por partes, en el Arsenal de Guerra de la Nación. Se fijó el 19 de enero de 1914 como fecha de inauguración, pero debió ser pospuesto para el 12 de febrero.  


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