Comodoro Rivadavia - Chubut Argentina
"Capital del Viento"

Historia

Exploradores de la Patagonia.

 


Vida entre los Patagones
 


La Patagonia ejerció siempre un atractivo especial para los grandes viajeros de los siglos pasados.

Portada del libro de Musters. Sus dilatadas y desiertas extensiones, lo inhóspito de su paisaje, sus legendarios habitantes, eran una tierra incognita que actuaba a la manera de un poderoso imán sobre los aventureros, los exploradores, los investigadores.

En su Vida entre los Patagones nos relata George Ch. Musters la increíble travesía que realizara a lo largo y a lo ancho de la Patagonia, formando parte del viaje al norte de una tribu tehuelche -los famosos patagones- compartiendo sus toldos, sus comidas, sus cacerías, sus escaramuzas guerreras, en una experiencia inédita, en cuyo transcurso, fue considerado por los indios como un amigo o un hermano, retribuyéndoles el inglés el afecto y la estima que los indígenas le brindaron.

Esta experiencia dio orígen a este libro, en el que narra sus aventuras en un relato que supera las creaciones de la más rica imaginación.

Este viaje hizo acreedor al viajero inglés de los calificativos de the King of Patagonia, el Livingston sudamericano, y el Marco Polo de la Patagonia.

 


George Chaworth Musters.

Nació en 1841. Hijo de un oficial del Regimiento de Húsares de Gran Bretaña, nació en Nápoles durante un viaje de sus Padres.

Su padre murió cuando apenas tenía un año y su madre cuando había cumplido tres, criándose con sus tíos maternos, uno de los cuales, John Hammond, había participado del viaje del almirante Fitz Roy en 1832, a bordo del Beagle, a la América austral, del que también formara parte Charles Darwin.

A los trece años Musters pasó a integrar la marina inglesa, embarcándose en el Algiers con destino a Crimea, escenario de la guerra con Rusia, donde fue condecorado.

A los veinte años pasó a ser oficial de la marina británica, en la cual prestó servicios en diferentes destinos.

Embarcado en el buque Stromboli, recorre las costas sobre el Atlántico de América del Sur.

En este barco presta servicios hasta su desarme, en Portsmouth, en 1866. Ya no se reintegrará a la Armada Británica, y se sabe de un intento suyo por dedicarse a la cría de ovejas en un establecimiento de campo cerca de Montevideo.

En 1869 lo encontramos en las islas Malvinas, sin duda ya preparándose para realizar el viaje que lo hará famoso.

Desde Punta Arenas pasa a la isla Pavón, en el río Santa Cruz, donde permanece un buen tiempo, en la factoría del comandante Piedrabuena, esperando una expedición de los tehuelches hacia el norte.

En una experiencia nunca antes realizada, recorre a lo largo de diez meses alrededor de dos mil setecientos cincuenta kilómetros, desde la desembocadura del río Santa Cruz hasta Carmen de Patagones, a orillas del río Negro.

Forma parte, como uno más, de una caravana tehuelche, de los mentados y temidos indios patagones, con quienes convive en los términos más amistosos.

Ya en Buenos Aires, en agosto de 1870, el diario "The Standard" publica un resumen de las aventuras de Musters.

Un año más tarde aparece en Londres la primera edición de At Home with the Patagonians.

Sus viajes posteriores lo llevan a Canadá, y a conocer a los indios de la Columbia Británica.

En 1873 lo encontramos de regreso en la Patagonia, en un intento por cruzar la cordillera desde Valparaíso, empresa que fracasa por parecidas razones a las que casi le cuestan la vida, poco después, a nuestro Francisco P. Moreno.

Ese mismo año se casa, en Londres, con Herminia Williams, con quien parte a Sucre, Bolivia, donde pasa más de dos años haciendo prospección de minas en la montaña.

George Ch. Musters vuelve a Inglaterra en 1876, y dos años más tarde es designado cónsul inglés en Mozambique.

No podrá viajar, sin embargo, porque morirá en enero de 1879, a los 38 años, como consecuencia de la operación de un absceso.

 


Dijo la prensa:

En una experiencia nunca antes realizada, el inglés Chaworth Musters recorre a lo largo de 19 meses alrededor de dos mil setecientos cincuenta kilómetros desde la desembocadura del río Santa Cruz hasta Carmen de Patagones, a orillas del río Negro.

Como uno más, se une a la caravana tehuelche y convive con los temidos indios patagones sin problema.

Poco tiempo después en agosto de 1870, en Buenos Aires, el diario The Standard publica un resumen de las aventuras de Musters: un año más tarde aparece en Londres la primera edición de At home with the pagonians.

La Mañana del Sur.
Neuquén.
16 de octubre de 1997.

 



Viaje a la Patagonia Austral
 


Francisco Pascasio Moreno, a quien la posteridad conoce como el Perito Moreno, fue sin duda el más importante viajero argentino a las regiones patagónicas.

portada del libro: Viaje a la Patagonia Austral. Recorrió esos parajes impulsado no sólo por una fuerte e innata atracción por la investigación y la aventura, sino también por un acendrado patriotismo, que si bien fue un importante motor para sus expediciones, se incrementó al conocer lugares que sus coetáneos ni siquiera imaginaban, paisajes únicos: salvajes y desiertos, que ya ejercían un poderoso atractivo sobre viajeros de otros países, pero que en el nuestro reconocen pocos aunque valiosos antecedentes.

Viaje a la Patagonia Austral, editado por el autor en 1876, y que conoció ese mismo año una segunda edición, narra las vicisitudes de un viaje que reconoce como ilustres antecesores a Charles Darwin en la expedición comandada por Fitz Roy, de 1823, y a George C. Musters, en 1870.

Moreno recorre el río Santa Cruz , desde su desembocadura en el Atlántico hasta su s nacientes en la cordillera de los Andes.

Llega así a los lagos Argentino y San Martín, a los cuales bautiza con esos nombres, y al lago Viedma.

Francisco Moreno coronó allí una verdadera epopeya pacífica, que culminaría pocos años más tarde, cuando el gobierno argentino lo nombra perito en las cuestiones de límites suscitadas con Chile, teniendo en cuenta su profundo y directo conocimiento de la región, al que se unían un absoluto desinterés personal y un inconmovible amor a la tierra donde había nacido.

Virtudes que deberían, si no imitar, por lo menos conocer las generaciones actuales.

 


Francisco P. Moreno.

Nació en Buenos Aires el 31 de Mayo de 1852.

Tenía pues 21 años cuando emprendió su primer viaje al sur, a Carmen de Patagones.

El segundo (1874) lo lleva a la desembocadura del río Santa Cruz, en la porción más austral de la Patagonia.

En 1875 es el primer argentino que llega hasta el lago Nahuel Huapi, remontando el Río Negro, con las imaginables dificultades que las precariedades debidas a la época y a la escasa ayuda oficial agregaron a la empresa, de por sí difícil.

En 1879 vuelve a la desembocadura del río Santa Cruz, cuyas aguas remonta hasta las nacientes cordilleranas siguiendo los pasos de Carlos Darwin en la expedición de Fitz Roy, casi cincuenta años antes.

Efectúa estos viajes impulsado por su espíritu investigador y por su afán de demostrar la viabilidad de habitar y civilizar los inmensos territorios patagónicos, por entonces desconocidos e inhabitados, y que ya despertaban una curiosidad y la codicia de más de una nación extranjera.

Desde sus primeros viajes comienza a formar su colección de fósiles, de vestigios de los primeros pobladores indígenas y el propio museo, el cual entregará en 1877 en donación a la provincia de Buenos Aires, junto con su biblioteca. Esta colección es la base del Museo de Ciencias Naturales de La Plata, cuya dirección ejerce desde su fundación, en 1886.

En 1897 es nombrado perito argentino en la cuestión de límites suscitada con Chile, debido a su profundo conocimiento de la región.

En cumplimiento de esta misión viaja a Londres, ya que la corona británica era quien debía laudar en tan arduo y duradero conflicto.

El laudo arbitral de 1902 significa para Moreno otro viaje al sur, para controlar a quienes debían colocar los hitos fronterizos.

En 1903 Moreno dona a la Nación tres leguas aledañas al lago Nahuel Huapi, que le habían sido entregadas por el gobierno en reconocimiento de sus trabajos, destinándolos a la creación del primer Parque Nacional.

En 1912 efectúa su último viaje a la Patagonia, para acompañar al presidente de EEUU, Teodoro Roosvelt en su visita a la región.

Escritor periodista, hombre de consulta, profundo conocedor de la cuestión indígena (disintiendo con la cruenta solución que por entonces se aplicaba), investigador reconocido en importantes cátedras de Europa, un acendrado desinterés personal y un ejemplar patriotismo fueron la tónica de sus incansables viajes.

Francisco P. Moreno murió el 22 de noviembre de 1919, pobre y olvidado, como suelen morir buena parte de los grandes benefactores de la humanidad.

 


Dijo la prensa:

La reedición de dos libros del perito Moreno nos reitera la antigua imagen que tenemos de él: es, en verdad, un personaje asombroso, ejemplar magnífico y ríspido de aquel mundo anterior a la especialización, en el que el talento podía volcarse como un río en la planicie.

La Nación.
Buenos Aires
16 de agosto de 1997
Por Fernando Sánchez Zinny


Recorrió esos parajes impulsado no sólo por una fuerte e innnata atracción por la investigación y la aventura, sino también por un espíritu patriótico muy marcado.

Viaje a la Patagonia Austral, editado por el autor en 1876, cuenta las vicisitudes de un periplo fascinante que también hicieron Charles Darwin y Fitz Roy.

Aún hoy la Patagonia que también conmovió a Bruce Chatwin continúa siendo tierra de misterio y fascinación.

Y este insoslayable diario de viaje lo confirma, además, con una prosa de primer nivel.

Clarín
Buenos Aires
13 de julio de 1997


Ediciones El Elefante Blanco acaba de publicar dos libros del gran aventurero y científico:

Viaje a la Patagonia Austral (publicado originariamente en 1879 por la Imprenta de La Nación) y el póstumo Reminiscencias del Perito Moreno, textos escritos entre 1906 y 1919, recopilados por su hijo Eduardo V. Moreno y editados por primera vez en 1942.

Perito Moreno se adentró en el conocimiento de la Patagonia cuando todavía esta era tierra de malones e indios no muy amistosos.

En 1879 fue nombrado jefe de la Comisión Exploradora de los Territorios del Sur, y en 1881 el Ministerio de Relaciones Exteriores de la Argentina le encargó realizar un mapa de la Patagonia y un informe sobre los límites con Chile.

Más tarde, en 1888 y luego en 1896, se lo designó perito argentino en el problema de los limites con Chile.

Por iniciativa del Perito Moreno, se creó el primer parque nacional argentino, el Parque Nacional del Sur. Moreno murió pobre y olvidado, como suelen morir buena parte de aquellos que más hicieron por la cultura de la Argentina.

El Cronista
Artes y Cultura
Buenos Aires
3 de octubre de 1997
Por Jorge Dubatti


El perito Moreno fue uno de los grandes hombres de la Patria.

Recorrió zonas inexploradas de la Patagonia. Este "diario" de uno de sus viajes es de lectura deliciosa, no sólo por las cosas insólitas que cuenta, sino también por su sardónico sentido del humor.

Es casi británico en su narración: cuenta las cosas mas terribles (como la vez que casi se lo come un puma) con el aire de quien describe una excursión campestre por los bosques de Pereyra Iraola.

Ambito Financiero
Buenos Aires
17 de Diciembre de 1997
Por Alberto Laiseca

 



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