Esta diminuta avecilla que habita en la Patagonia, inclusive en las Islas Malvinas, es un pájaro que conjuntamente con la Ratona Aperdizada constituyen los dos únicos exponentes en el territorio, de la familia que pertenece.

Por lo general son de costumbres campestres y muy rara vez llegan a los poblados, tampoco se aproximan a las ciudades.

No existe diferencia en el plumaje, y en las parejas se pueden localizar al macho porque es sólo quien emite un cantito prolongado, en le época de la postura, la cual se realiza en los primeros días de Octubre.

Para la construcción de su nido no se preocupan mucho, pues estas aves aprovechan los huecos de los árboles o cualquier orificio que se le presente, que puede ser hasta un caño.

Si se les coloca, en el lugar en que se encuentra la pareja, un tarro o envase de lata en alguna horqueta del arbusto que han elegido para sus danzas amorosas, no tendrán ningún reparo en llevar a su interior los elementos para formar su nido.

Este lo forman con fibras vegetales, pajitas, cerdas, y en su interior, plumas suaves, también a veces colocan algunas alas de mariposas.
En su concavidad depositan cuatros huevitos de color blanco uniforme, los que después de dos semanas de empollarlos, salen de ellos los diminutos pichones, los que están apenas cubiertos con delicadas plumas.

Mientras dura la época de cría, los padres defienden con gran valentía a sus hijos. A pesar de su reducido tamaño hacen frente a aves de rapiña que acechan a su nido, logrando muchas veces su cometido alejándolos del lugar con sus vuelos rasantes y sus chillidos.

Son de gran utilidad por saneamiento que realizan en la zona donde viven, puesto que su alimentación consiste, exclusivamente, de insectos y larvas que con gran habilidad localizan en los troncos de los árboles, además de cazar en el aire toda clase de insectos con gran destreza.