Esas son algunas de las medidas urgentes que sugieren especialistas de la Administración de Parques Nacionales y de organizaciones no gubernamentales para torcer el triste destino del huemul, amenazado por quienes lo capturan o modifican sus habitat al construir caminos o al introducir animales exóticos, como el ciervo colorado traído de Europa.
"La situación del huemul está empeorando: fue el principal herbívoro grande de los bosques andinos pero hoy quedarían unos 700 individuos en poblaciones chicas y aisladas", afirmó la experta Norma Inés Díaz, autora de El huemul patagónico -editado por Literature of Latin América- junto con la bióloga de la Universidad Nacional del Comahüe, Jo Anne Smith-Flueck.
El ciervo de apariencia rechoncha y color café, cornamenta de hasta cuatro puntas, patas bastante cortas y consumidor de hojas tiernas, tallos y flores de hierbas como el roble pellín o el maqui fue perdiendo territorio. "La distribución del huemul llegaba siglos atrás hacia el este, hasta la estepa patagónica, pero disminuyó más del cincuenta por ciento, al reducirse a poblaciones aisladas en el oeste", dijo Eduardo Ramilo, de la Delegación Regional Patagonia de Parques Nacionales.
Las causas de semejante reducción de la población del huemul -un mamífero exclusivo de la Argentina y de Chile- son múltiples.
La principal es la modificación de su habitat natural por la cría de ganado bovino y ovino, las construcciones a gran escala de caminos, la minería, la quema de grandes áreas para pasturas, la explotación forestal y el turismo de aventura según estiman Díaz y Smith-Flueck.
Otras decisiones humanas también lo amenazan. Se han introducido especies exóticas en las áreas habitadas por el huemul como la liebre europea o el jabalí silvestre, pero la más problemática ha sido el ciervo colorado, que se expandió por la zona compitiendo por la comida o trasmitiéndole enfermedades.
Las normas vigentes para cuidar al huemul, que siempre se destacó por su curiosidad y su confianza ante la gente, parecen no ser suficientes. Desde 1996, una ley lo calificó monumento nacional natural.
Las provincias de Río Negro, Chubut y Santa Cruz también lo reconocieron como una especie amenazada. Sin embargo, aunque su caza está prohibida, algunos no se dieron por enterados.
"La caza furtiva continúa, e incluso hay organizaciones que operan clandestinamente", afirmó Gustavo Aprile, de la Fundación Vida Silvestre Argentina. En tanto, Eduardo Ramilo, comentó: "Sucede con frecuencia que algún cazador o residente de la zona, mientras está cazando otros animales más comunes y permitidos, encuentre un huemul y lo capture. A sabiendas del mal que está haciendo o bien por desconocimiento".
Antes que el huemul sea sólo una linda "figurita" en los museos de historia natural, los especialistas advierten que es preciso tomar más medidas de protección, en especial teniendo en cuenta que se trata de una especie "paraguas": al proteger a este animal grande, se da amparo también a otras especies animales y vegetales más pequeñas, explicó Ramilo.
Las medidas más urgentes son varias.
Según el ambientalista Gustavo Aprile, "el Estado debería imponer sanciones concretas a quienes lo cazan y contemplar el impacto que la construcción de rutas puede acarrearle".
Para Díaz y Smith-Flueck, hace falta apoyo estatal para hacer investigaciones que incluyan censos y evaluaciones de los habitat.
En tanto, Eduardo Ramilo puntualizó que se debería impedir la dispersión de los ciervos colorados, ampliar la red de áreas protegidas, y planificar el uso de los recursos naturales con asesoramiento profesional.
Créditos:
Diario Clarín