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Salud

Producirán en el país las vacunas BCG y Doble
 


Los científicos estiman que en la Argentina se aplican en total 28 millones de dosis de todas las vacunas.

El Instituto Biológico de La Plata recibió una noticia que estuvo esperando durante más de dos años: la Agencia Nacional de Promoción Científica y Tecnológica y el Ministerio de Salud de la Nación le adjudicaron créditos que le permitirán ponerse en condiciones de producir para todo el país las vacunas BCG y Doble, que actualmente se importan.

El crédito otorgado por la Agencia asciende a 2,29 millones de pesos y complementa los 808.000 pesos que aportará el ministerio a través del programa Vigía.

Esos fondos permitirán acondicionar el edificio y equipos del Instituto Biológico según las normas vigentes. El Ministerio de Salud se comprometió a adquirir luego las vacunas producidas localmente en lugar de importarlas.

La decisión llegó al cabo de intensas y prolongadas gestiones impulsadas por el Grupo de Gestión de Políticas de Estado en Ciencia y Tecnología, que incluye a investigadores de la mayoría de los organismos del sistema científico argentino. Son más de 1400 personas de 65 instituciones.

"Empezamos con Duhalde -dice Martín Isturiz, investigador superior del Conicet y coordinador del Grupo-. Fue un largo camino en el que muchas veces pareció que el proyecto se empantanaba, pero finalmente se logró."

En 2003 se importaron 4.000.000 de dosis de vacuna Doble (contra la difteria y el tétanos) y 4.000.000 de BCG a un precio de unos 11 centavos la dosis.

"Nosotros pensamos producirlas a alrededor de la mitad de ese valor, unos 6 centavos la dosis", afirma Alejandro Lozano, director del Laboratorio Central de Salud Pública, dependiente del Ministerio de Salud de la Provincia.

Los científicos estiman que en la Argentina se aplican en total 28 millones de dosis de todas las vacunas (en su mayoría importadas), a un costo aproximado de 22 millones de dólares.

Pero la importancia de este programa va mucho más allá del ahorro económico, que giraría en un primer momento en torno de los 400.000 dólares anuales, ya que permitirá ampliar la capacidad instalada del instituto, mantener la autonomía tecnológica, generar trabajo por sustitución de importaciones, formar recursos humanos, ahorrar divisas y cubrir necesidades sociales básicas, dice el Grupo de Gestión.

"A pesar de que el monto de la inversión es bajo, las consecuencias que tiene son muy importantes -afirma Luis Ielpi, director del Instituto Leloir-. Los actuales integrantes del Biológico iban llegando a la edad de jubilarse y no podían transmitir sus conocimientos...

Con esto mantenemos los recursos humanos, algo absolutamente fundamental. Por otro lado, podemos incorporar investigadores que si no tal vez tendrían que pensar en emigrar."

Lozano, por su parte, subraya que en el largo plazo el problema de las vacunas es, además, muy complejo. "Los países centrales están dejando de producir varias de ellas, de modo que dentro de no mucho tiempo pueden empezar a faltar. Además, hay diferencias antigénicas de importancia."

Según los integrantes del Grupo de Gestión, hay claras diferencias entre los microorganismos circulantes en nuestro medio y los que se usan en las vacunas, que hoy se importan en su totalidad. Estas divergencias podrían contribuir a su falta de efectividad en la población local.

"La trascendencia de todo esto -afirma Isturiz- no es sólo lo económico. El producto de un sistema de ciencia y tecnología debe poder volcarse a la sociedad a través de emprendimientos públicos.

Lo mismo que se hace ahora con las vacunas podría hacerse con los medicamentos, ya que hay 40 unidades públicas de producción de fármacos que podrían abastecer a los hospitales. Dos tercios de los pacientes sin recursos que abandonan el hospital se van a su casa sin medicamentos. Nosotros podríamos cubrir el plan Remediar a un costo muchísimo más bajo."

Para Ielpi, tener conocimiento y no poder aprovecharlo es lo mismo que tener investigadores pero no tener ciencia. "Era realmente inexplicable que se importaran vacunas. Hace 30 años que el Instituto Biológico fabrica la Doble para la provincia de Buenos Aires -afirma-, pero la Anmat no admitía que circulara en todo el territorio.

Nuestra reunión con el ministro de Educación, Daniel Filmus, nos crea expectativas de que podremos seguir trabajando de aquí en más para cambiar un poco la situación del país. Estamos muy esperanzados."  


Créditos: Por Nora Bär. Publicado en el Diario La Nación (21/12/04)

 



   
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