La combinación resultó mortal. Un adolescente norteamericano con problemas de drogadicción había usado por última vez su tarjeta de crédito para comprar valium, morfina y un analgésico en una farmacia on line.

Este caso fue uno de los tantos que escucharon los investigadores del Congreso de EE.UU. al preparar un informe sobre el riesgo de comprar medicamentos a través de páginas en Internet. En este caso, como en tantos otros, no hubo recetas ni prescripción médica.

El principal peligro es el mercado paralelo que está conformado por el tráfico ilegal de drogas y remedios falsos a través de la web.

Los investigadores que realizaron la auditoria lograron comprar muestras de 11 medicinas -sin advertencias ni instrucciones- en 68 farmacias online de los Estados Unidos, Canadá, India, Turquía y la Argentina, donde la Ley de Salud Pública lo prohíbe. Ahora están bajo la lupa.

Los remedios más populares que se venden a través de la web son analgésicos, ciertos antidepresivos o las famosas píldoras contra la impotencia.

En los Estados Unidos el problema dejó de ser virtual: un 17 % de la venta de medicamentos se realiza a través de Internet, mientras que en Europa la comercialización online sólo llega al 3%, según detalla un reporte sobre el mercado específico hecho por la consultora norteamericana Datamonitor.

Las ofertas son el principal atractivo de las farmacias online. Aceptan pedidos por e-mail, muchas veces sin receta y la gente ahorra tiempo.

Los pasos lógicos para conseguir un remedio se saltean y los costos se abaratan en la cadena de ventas. La consulta tradicional cara a cara con el médico no existe, pero lo barato puede salir caro. Sobre todo, si hablamos de consecuencias para la salud.

Según el estudio de Datamonitor, las farmacias online se dividen en tres categorías: las que piden receta, las que emiten sus propias prescripciones antes de enviar el medicamento y las que venden medicinas sin ninguna receta médica.

Estas últimas son las más peligrosas, y resultan de fácil acceso para toda persona que tenga una computadora, acceso a Internet y una simple tarjeta de crédito.

A corto plazo, el marco regulatorio para las farmacias online será determinante en la expansión del negocio. La venta de drogas y medicamentos a través de la web debería estar prohibida para quienes funcionan en la ilegalidad.

Sin embargo, esto no siempre es posible porque Internet permite que se escondan en el anonimato. Las drogas sin receta invitan a sus compradores a través atractivos banners, el origen de los dominios de las páginas es dudoso, y los websites aparecen y desaparecen con demasiada facilidad. En muchos casos los remedios son falsos o las dosis prescriptas online son incorrectas.

Las farmacias online ilegales son el mayor desafío para las autoridades sanitarias. En los Estados Unidos está prohibido importar drogas, inclusive desde Canadá -su país vecino- pero el problema existe.

Un proyecto de la FDA (Food and Drug Administration, de EE.UU.), que podría convertirse en ley si el Senado lo aprueba, es un poco más benevolente en el caso de los remedios de venta libre o uso personal. Los expertos aseguran que esta medida en estudio será determinante sobre la industria farmacéutica y la venta online.

Muchas farmacias que venden a través de Internet ofrecen cuestionarios que deben ser contestados por el cliente y revisados –supuestamente- por un médico antes de enviar el medicamento a la dirección indicada.

Las ventas populares abarcan diversos remedios para tratar disfunciones sexuales, pérdida de cabello o de peso, vitaminas y cosméticos. Pero ciertos websites focalizan sus ventas en un solo producto, por ejemplo Viagra.

La página inglesa myviagra.co.uk ofrece la solución para los hombres con disfunción eréctil y enfatiza en letras destacadas que no se necesita receta, porque un médico calificado –en Internet nunca se sabe- aconsejará al paciente interesado en la compra.

A diferencia de lo que pasa en la mayoría de los países, en el Reino Unido, esta venta es legal porque existen regulaciones más flexibles que determinan que no es necesario que la consulta con el médico sea en persona.

Según Datamonitor, el crecimiento de las farmacias online modificará la industria tradicional farmacéutica y el nuevo factor determinante serán, a futuro, las recetas digitales.  

La ley argentina prohíbe la venta de medicamentos por Internet

En la Argentina rige la Ley 17.565 que regula la actividad de las farmacias y de los farmacéuticos, donde queda claro que los medicamentos deben ser expendidos por el profesional o por personal idóneo bajo su dirección.

En nuestro país no está regulada la venta online, ni tampoco el envío de recetas por fax. En todos los casos, las recetas tiene que ser originales y estar firmadas por el médico. A la vez, la venta tiene que ser personalizada en el ámbito de la farmacia.

“La venta online de medicamentos está en infracción a la ley, por eso constituye un delito en nuestro país”, aseguró el Dr. Marcelo Kassabchi, Director Ejecutivo de la Cámara Argentina de Farmacias, a Clarín.com.

A la vez, el decreto 1299/97 del Poder Ejecutivo Nacional establece que todos los que participan en la cadena de comercialización de remedios deben estar autorizados. Esta medida comprende a las droguerías, los laboratorios, los distribuidores y las farmacias.

Sin embargo, no enmarca el servicio de entrega a domicilio que sólo debría concretarse después que la receta original haya llegado en tiempo y forma a la farmacia.

Una alta fuente de la ANMAT (Administración Nacional de Medicamentos, Alimentos y Tecnología Médica de Argentina) en diálogo con Clarín.com advirtió que “la receta digital será el dilema del futuro. Cualquiera la puede falsificar y hay que tomar el tema con sumo cuidado”.

La prescripción de drogas online tampoco está contemplada en la legislación argentina. Lo único que está habilitado por la ley del Ministerio de Salud de la Nación es la microfilmación de traspaso de recetas a los libros de psicotrópicos y psicofármacos.  

El riesgo de los medicamentos falsos

Uno de cada diez medicamentos que se venden en el mundo es falso. A veces no tienen ningún efecto, pero en el peor caso pueden causar hasta la muerte. Las falsificaciones representan un 10 por ciento del mercado total mundial y representan una ganancia de 32.000 millones de dólares anuales para los traficantes.

Estos datos alarmantes provienen de las autoridades sanitarias de Estados Unidos y fueron publicados en el diario La Opinión de Los Angeles.  

Estracta: Por Florencia Gilardón. Especial para Clarín.com (02/07/04)

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El 30% del spam promociona medicamentos  

En la primera mitad de 2004 el 30% del correo no deseado (spam) enviado tuvo como objetivo la promoción de medicamentos y, especialmente, de píldoras contra la disfunción sexual masculina, según un informe publicado a fin de junio por Commtouch, una compañía estadounidense que vende soluciones para este problema informático.

Por lo general vienen disfrazadas con el nombre de Viagra, una marca del laboratorio Pfizer para la droga sildenafil, o bien con variantes truchas del nombre para no tener problemas legales: V.I.A.G.R.A. o V, ia. G.ra, etc.

Antes de desarrollar sus productos anti-spam, Commtouch analiza el contenido del correo no deseado. Los resultados de la última investigación revelaron que más del 50% del correo electrónico que circula en la web es spam.

Indicaron, además, que alrededor del 99% de los sitios mencionados en los correos no deseados del mundo, están alojados en sólo 5 países: China, Corea del Sur, Estados Unidos, Rusia y Brasil. Según otra consultora de seguridad informática, MessageLabs, dos de cada tres e-mails enviados en el mes de abril, eran spam.

En ese tipo de mails, además de indicarse las bondades de los productos que venden, hay direcciones postales a las que deben enviarse las solicitudes de compra de sus productos. Estos correos incluyen también la opción para desuscribirse. Pero no es más que otra trampa: al clickear la opción el usuario no está haciendo más que confirmar la recepción del mail y la existencia de la casilla de correo. El bombardeo posterior puede ser aún mayor.  

Estracta: Por Julia Tortoriello. Especial para Clarín.com (02/07/04)