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Donación de médula ósea: una técnica de trasplante poco conocida que puede salvar miles de vidas
 


Cientos de pacientes en todo el mundo son diagnosticados con enfermedades de la sangre que pueden curarse con un trasplante.

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  • Las enfermedades de la sangre son un problema que aqueja a una gran parte de la población mundial. Año a año, a cientos de personas les detectan enfermedades hematológicas como leucemia, anemia aplástica, linfomas, déficits inmunológicos, entre muchos otros. Afortunadamente, muchas de ellas pueden ser tratadas con un trasplante de CPH, más conocido como médula ósea.
    El trasplante de médula ósea es un tratamiento poco conocido entre la comunidad, y cuenta con una operatoria similar a la donación de sangre. Funciona bajo la colecta de donantes voluntarios y anónimos, que deben someterse a un procedimiento sencillo e indoloro para ingresar al registro internacional de CPH y ser los posibles salvadores de una vida.

    Pese a la creencia popularmente instalada, la médula ósea no se encuentra únicamente en la espina dorsal, sino que se ubica en todos los huesos del cuerpo y hasta incluso puede obtenerse con una extracción de sangre similar a la convencional.
    La compatibilidad entre donantes y pacientes cuenta con un bajísimo porcentaje de coincidencias: sólo entre un 25 y un 30 por ciento de los enfermos tienen posibilidad de encontrar una médula que les sea compatible y así poder salvar su vida.

    Dada esta complejidad, lo más factible es encontrar compatibilidad entre hermanos. Pese a esto, sólo 1 de cada 4 pacientes tendrá la misma carga genética que algún familiar directo, por lo que sus esperanzas quedan volcadas a los donantes voluntarios de todo el mundo.

    Para los donantes, es un procedimiento sencillo, indoloro y altruista, que puede salvar una vida en cualquier parte del mundo. Existen dos maneras de donar médula: mediante la extracción de sangre periférica o la extracción de médula ósea.
    En el primer caso, el donante debe aplicarse unas vacunas durante los 5 días previos a la donación que permiten la liberación de células óseas hacia la sangre. El día elegido, el donante debe pasar entre 2 o 3 horas con una cánula en un brazo por la que se extrae la sangre, que entra a una máquina que separa las células a donar y las que reingresarán al cuerpo. Este procedimiento no implica ningún dolor ni intervención extra.

    En el segundo caso, la donación de médula ósea, el donante debe ingresar al quirófano, donde le aplican una anestesia general suave o una localizada, para luego realizar una punción y aspirado de las crestas ilíacas (cadera). Tras la intervención, el donante debe permanecer internado hasta el otro día para observación.
    Es importante destacar que ninguno de los dos casos es invasivo para el donante, no implica ningún riesgo ni desmejora física. Además, llegado el caso, el donante puede optar entre los métodos en conjunto con el cuerpo médico a cargo del trasplante.

    En Argentina, la donación de médula ósea está a cargo del mismo organismo que se encarga del trasplante de órganos y tejidos, el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (INCUCAI), y funciona bajo sus mismos parámetros. Los donantes son anónimos, voluntarios y no reciben remuneración alguna por participar del programa.
    En líneas generales, el candidato a donante debe cumplir con los mismos parámetros que un donador de sangre: tener entre 18 y 55 años, estar en buen estado de salud y pesar más de 50 kilos. Además, no debe tener antecedentes cardíacos, hepáticos o infectocontagiosos.
    El primer paso para ser donante es inscribirse en los bancos de sangre y servicios de hemoterapia de todo el país. Para ello, se dona una unidad de sangre (450 ml, la misma cantidad que para una donación de sangre). La misma será analizada para determinar el código genético (HLA), que es cargado al Registro Nacional Argentino y luego a la Red Internacional de donantes de médula.

    Inscribirse como donante voluntario de médula ósea es una decisión importante que hay que tomar con conocimiento de causa. Sin embargo, no implica una decisión definitiva. Una vez que se ingresa al registro, aún resta esperar que algún paciente en algún lugar del mundo sea compatible y necesite de las células madre.
    En caso que apareciera un paciente compatible, el donante vuelve a ser consultado sobre su voluntad de donar médula. Si accede, comienza un proceso médico que lo involucra: primero será analizado su estado de salud general; luego será informado sobre los métodos de extracción y decidirá en conjunto con el cuerpo médico cuál es la más conveniente para su caso.
    Si todo está bien, se procede a la extracción de las células, sea por punción en las crestas ilíacas o por aféresis (extracción de sangre y división de las células).

    La donación de médula ósea es un programa centralizado por el INCUCAI, que cuenta con el apoyo y participación de la mayoría de los centros de hemoterapia del país. Los mismos están indicados provincia por provincia en el sitio web de INCUCAI (http://www.incucai.gov.ar).  


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