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¿Cuál es el origen del despectivo término "república bananera"?
 


Foto: Archivo / BBC.

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  • A 100 días de los Juegos Olímpicos, Río de Janeiro "entra en la recta final pareciendo más una clásica república bananera que una economía emergente moderna a punto de asumir su lugar entre las principales del mundo". Eso publicó este miércoles la edición impresa del diario británico The Guardian.
    Lo hizo en un artículo que enumera problemas del gigante sudamericano, como la caída drástica del PIB, la votación por el juicio político a la presidenta Dilma Rousseff y los escándalos de corrupción que salpican tanto a los miembros de su gobierno como a destacados líderes opositores.

    También menciona la epidemia del virus del zika, la contaminación en bahía da Guanabara (que "huele a excremento"), la muerte de 11 trabajadores en las obras olímpicas e incluso el colapso de una ciclovía en Río la semana pasada.
    Pero, ¿de dónde surge la expresión "república bananera" utilizado de forma despectiva para referirse a países de América latina y el Caribe? Su historia está unida a la violencia en la región.
    El término fue acuñado por el escritor estadounidense William Sydney Porter, alias O. Henry, en 1904 en el cuento "El almirante".

    Si bien la historia se ubica en Anchuria, una "pequeña república bananera marítima" de ficción, se estima que Porter se inspiró en Honduras, país donde vivía cuando escribió el cuento. El uso de esta fruta en particular para etiquetar a naciones enteras tenía un sustento real.
    "Hacia fines del siglo XIX y comienzos del siglo XX, las empresas estadounidenses, siendo la más simbólica de ellas la United Food (hoy Chiquita), comenzaron a hacer plantaciones de bananos en serie y crearon enclaves modernos en repúblicas centroamericanas", le dice a BBC Mundo el historiador chileno Luis Ortega.
    Por ende, en un principio, explica Ortega, las "repúblicas bananeras" eran literalmente aquellos países tropicales productores de bananas, dependientes de la renta de empresas estadounidenses.

    Sin embargo, agrega el profesor de la Universidad de Santiago de Chile, el término después ingresó en los estudios políticos con un significado más amplio.
    La expresión pasó a hacer referencia a países monoproductores, con instituciones gubernamentales débiles y corruptas, donde una o varias empresas extranjeras influían en las decisiones nacionales.
    Para Ortega, quien vivió 10 años en Reino Unido, lo llamativo es que los anglosajones no aplican la expresión por fuera de América latina y el Caribe.

    Como bien describió el escritor colombiano Gabriel García Márquez en su novela "Cien años de soledad", las compañías bananeras llevaron a la región modernidad pero también violencia y muerte.
    En su libro Bananas: how the United Fruit Company shaped the world ("Bananas: cómo la United Fruit Company moldeó el mundo"), el periodista Peter Chapman afirma que, al instalarse en la región, esta y otras empresas del rubro acordaban construir calles, vías de tren y puertos a cambio de tierras donde producir.
    El truco era que a veces los servicios instalados sólo beneficiaban a las propias compañías en la exportación de bananas.

    Pero eso no es lo peor. En el libro "Bananas" se investiga, por citar algunos ejemplos, "el involucramiento de la compañía en una invasión en Honduras, una masacre en Colombia y un sangriento golpe de estado en Guatemala", explica la editorial, Grove Atlantic.
    Sobre este último país, un exejecutivo de United Fruit le dijo a Chapman: "Guatemala fue elegida como sede de las primeras actividades de desarrollo de la compañía porque, para cuando entramos a América Central, el gobierno de Guatemala era el más débil, corrupto y flexible de la región", cita el diario The New York Times.

    Para Ortega, aplicar el término "república bananera" a Brasil es incorrecto y liviano. "Uno puede estar a favor o en contra, por ejemplo, del impeachment (juicio político), uno puede creer o no en toda la historia de corrupción que rodea sobre todo al caso Petrobras. Pero de cualquier modo, las instituciones están funcionando", dice el historiador chileno.
    En un país bananero, agrega, ante "el primer atisbo de inestabilidad", ya mataban al presidente o había un golpe de estado. "Lo que está pasando en Brasil es un caso de crisis política, que se está intentando resolver de acuerdo con las instituciones".

     


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