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Historia

Día del Ejército Argentino

 


Captura de video. Al conmemorarse un nuevo Aniversario de la Gesta de Malvinas se realizó una muestra en el Centro Cultural de la ciudad. 2 de Abril 2011. Comodoro Rivadavia, Chubut, Argentina

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    «Muestra por la Gesta de Malvinas -Ejército Argentino 2011-». (03:11).

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  • El Ejército Argentino es el componente terrestre de las Fuerzas Armadas de Argentina.

    En el siglo XX, junto a la Armada y la Fuerza Aérea, demostró tener influencia en lo partidario y social. Se ha destacado en las misiones de paz en el marco de las Naciones Unidas siendo reconocido internacionalmente por la calidad de sus acciones en beneficio de la paz.

    El día 29 de mayo, se celebra el Día del Ejército Argentino, conmemorando su creación en el año 1810.

    La Historia del Ejército Argentino se remonta a los últimos años del Virreinato del Río de la Plata, cuando las primitivas formaciones militares coloniales se vieron enfrentadas a las Invasiones Inglesas a Buenos Aires en 1806 y 1807. Éstas fueron repelidas gracias a la formación de milicias, que serían la base del futuro Ejército Argentino.

    Oficialmente, la fundación del Ejército Argentino data de un decreto de la Primera Junta, inmediatamente posterior a la Revolución de Mayo. A partir de ese momento, el Ejército Argentino participó en la Guerra de Independencia, antes de verse virtualmente disuelto por causa de las guerras civiles.

    Esporádicamente volvió a formarse un ejército nacional durante la Guerra del Brasil y la Guerra contra la Confederación Perú-Boliviana, pero durante más de medio siglo fue reemplazado por ejércitos y milicias provinciales.

    Durante las presidencias de Urquiza y Mitre se intentó volver a reorganizar un ejército nacional, pero el mismo no pasó del papel.

    La organización definitiva del Ejército Argentino se debió, según lo entiende la mayor parte de los historiadores, a la Guerra del Paraguay, que permitió la formación de un ejército permanente.

    Fue ese ejército nacionalizado el que permitió aplastar las últimas rebeliones internas en la década de 1870 y las revoluciones radicales de finales del siglo XIX, así como también lograr la definitiva Conquista del Desierto y del Chaco.

    La profesionalización definitiva del Ejército –simbolizada en gran medida por el servicio militar obligatorio de la población masculina– se logró a principios del siglo XX.

    Durante más de cien años, el Ejército no debió enfrentar enemigos exteriores y sus objetivos comenzaron a confundirse con acciones políticas interiores. El Ejército profesional comenzó a politizarse nuevamente y lideró sucesivos golpes de estado a lo largo de aproximadamente medio siglo, entre 1930 y 1976.

    Desde mediados del siglo XX, el Ejército lideró la lucha contra movimientos armados de izquierda y peronistas, derivando paulatinamente en la persecución sangrienta de toda oposición –en la llamada guerra sucia– llevada a cabo por la última dictadura (1976–1983).

    La oposición creciente a ésta llevó al gobierno a intentar recuperar su prestigio con una aventura militar, la Guerra de las Malvinas. El rápido fracaso de las Fuerzas Armadas destruyó el prestigio político del Ejército en forma definitiva.

    Tras el regreso definitivo de la democracia, el Ejército ha buscado una nueva razón de ser, especialmente tras el final de la Guerra Fría.

    En parte la ha encontrado en las misiones humanitarias guiadas por la Organización de las Naciones Unidas en diversos países del mundo, que le permiten modernizarse y mantenerse activo, sin participar en el proceso político interno ni lanzarse a aventuras militares contra otros países.
     


    Revolución de Mayo

    El súbito contacto con los conflictos políticos europeos y la influencia ideológica de la Ilustración generaron una actividad política creciente en los años que siguieron a las invasiones inglesas. El exitoso rechazo de dos poderosas invasiones sin ayuda externa hicieron que la población local, especialmente de Buenos Aires, adquiriera un alto grado de conciencia política.

    A partir de 1808, mientras en la metrópoli tenía lugar la guerra contra la invasión francesa, el virreinato permaneció fiel a la autoridad de la Junta Suprema Central, que gobernaba en España en nombre del depuesto rey Fernando VII, que permanecía prisionero en Francia.

    A mediados del mes de mayo de 1810, la llegada de la noticia de que casi toda España había caído en manos de los ejércitos de Napoleón Bonaparte –y de la disolución de la Junta Suprema– las discusiones políticas y causó el estallido de la Revolución de Mayo en Buenos Aires.

    Los revolucionarios esperaron a que los jefes de los regimientos se decidieran por la Revolución, y ésta sólo se hizo con su anuencia; el jefe del Regimiento de Patricios –el más importante numéricamente– Cornelio Saavedra, asumió la presidencia de la Primera Junta, junto con el cargo de Comandante General de Armas.

    Dado que la Junta pretendía imponer su autoridad sobre todo el Virreinato como sucesora legítima del virrey, el 27 de mayo envió una circular a las principales ciudades del virreinato en la que se les exigía acatamiento y se solicitaba el envío a la capital de un diputado por cada ciudad.

    También anunciaba que enviaría "una expedición de 500 hombres para lo interior con el fin de proporcionar auxilios militares para hacer observar el orden, si se teme que sin él no se harían libre y honradamente las elecciones de vocales diputados."

    En consecuencia, el 28 de mayo la Junta creó el Departamento de Gobierno y Guerra, siendo designado Mariano Moreno como su director, y al día siguiente ordenó una reorganización general de las fuerzas de la capital.

    Debido a este decreto, se considera que al 29 de mayo de 1810 como la fecha de nacimiento del Ejército Argentino.  


    Créditos:

     



     
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