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Historia

Colegio Nacional de Buenos Aires
 


Vista de la fachada de 2013.

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  • El Colegio Nacional de Buenos Aires (CNBA) es un colegio público de enseñanza secundaria laica de la Ciudad de Buenos Aires, dependiente de la Universidad de Buenos Aires. Otorga el título secundario de bachiller, y el de bachiller especializado si se cursa 6º año, en el que se encuentran las equivalencias con el Ciclo Básico Común de la UBA.

    Posee un curso de ingreso que tiene un año de duración, realizado también por los aspirantes de la Escuela Superior de Comercio Carlos Pellegrini luego del cual ingresan un poco más de 500 alumnos divididos en 3 turnos (mañana, tarde y vespertino), siendo la deserción de un 25 % a lo largo de los 5 años de cursada. Es un colegio del Estado que recibe un aporte relativamente generoso de presupuesto, posee por ejemplo, observatorio, microcine y pileta de natación, enormes laboratorios dentro del edificio, un campo de deportes en Puerto Madero en el que se realiza una amplia variedad de deportes, y actividades extracurriculares como navegación a vela. Sus egresados se destacan en las estadísticas de carreras universitarias y olimpíadas, y hay una larga lista de ex alumnos de renombre. La lista de egresados está disponible en una web mantenida por la institución.

    Es el establecimiento educativo secundario más antiguo de la ciudad de Buenos Aires, fundado en la época colonial por los primeros jesuitas en acuerdo con la administración española como Colegio de San Ignacio, luego de que éstos fueran expulsados fue conociendo, en consonancia con los sucesivos regímenes políticos, muchos cambios de orientación ideológica, clausuras, refundaciones y cambios de denominación; y algunos avatares arquitectónicos entre los que se encuentra la demolición del edificio colonial y la construcción del edificio actual, lo que no ha desencauzado, a los ojos de los argentinos, la permanencia de esta institución que funciona en su búsqueda de la excelencia como semillero de personalidades ilustres, y que fue en parte responsable de que a la manzana donde está emplazado se la denominara en 1821 «La Manzana de las Luces». En el año 2013 festejó su 150 aniversario con el nombre actual.
    Desde 1943 el solar del Colegio es monumento histórico.
     


    Período colonial: Real Colegio de San Carlos (1772-1810)

    En 1654 el Cabildo de Buenos Aires encomendó a la orden de los jesuitas atender la educación juvenil. En 1661 se instalaron en esta manzana (que luego sería denominado la Manzana de las Luces), delimitada por las actuales calles Bolívar, Moreno, Perú y Alsina, y fundaron el Colegio San Ignacio, primer antecedente de la actual institución.

    Los jesuitas fueron expulsados de América en 1767, y Juan José de Vértiz y Salcedo, gobernador desde 1770, fundó el Real Colegio de San Carlos que inauguró el 10 de febrero de 1772, luego de haberse expedido favorablemente el Cabildo Eclesiástico en un informe que, bajo la guía de Juan Baltazar Maziel, proponía la creación de un convictorio y universidad en el Colegio Grande, tomando por modelo el Colegio de Monserrat fundado en Córdoba en 1687. A comienzos de 1773, la Junta designó cancelario y regente de los reales estudios al propio Maziel, que redactó el reglamento de estudios y dirigió con acierto los destinos del Colegio durante catorce años.

    Elevado a la categoría de virrey, Vértiz estableció el 3 de noviembre de 1783 el Real Convictorio Carolino o Real Colegio de San Carlos bajo la protección de San Carlos Borromeo y del Real Patronato que ejercía en nombre del Rey de España.
    En las Constituciones, Vértiz anuncia haberlo erigido para paliar los extravíos de la juventud por falta de reclusión, con 80 colegiales que vistieron la veca en la víspera de San Carlos, por falta de cuartos donde alojar mayor número. El colegio fue erigido para eternizar la memoria de Carlos III, y sus armas reales fueron colocadas sobre la entrada.

    En sus Constituciones se establecía que al frente del colegio habría un rector, a cuyo cargo quedaba el cobro de las pensiones anuales de los colegiales. Debía llevar libros, para asentar los colegiales que ingresaban y los gastos. El vicerrector ayudaría al rector y lo supliría en caso de licencia o enfermedad. El prefecto de estudios dirigía las funciones interiores del colegio. También habría pasantes de gramática y latinidad.

    Se establecían dos tipos de estudiantes:
    a) El colegial, que sería pensionista y debía regirse por todas las disposiciones internas.
    b) El manteista (capista), que sería externo y sólo asistiría a las clases.

    Las clases duraban una hora, de la que el profesor dedicaba 3/4 a dictarla, y el 1/4 restante a extraer la conclusión. Otras veces, durante 1/2 hora contestaba preguntas de los alumnos. El pasante tenía obligación de tomar la lección antes de la clase, ayudando a comprender su significado para que no se la memorizara.

    Si algún estudiante debía sostener una conferencia o una función literaria, se lo ejercitaba en el púlpito del refectorio, mientras los otros comían y le replicaban otros dos. Lo usual era que al final de los cursos, los alumnos más brillantes sostuvieran un acto público de los principales puntos de las materias del año, que solía realizarse en la iglesia de San Ignacio.
    Los dos meses de verano había vacaciones para los estudiantes y en ese tiempo se iba a la Chacarita, donde se permitía todo tipo de diversiones al aire libre.

    Su primer rector fue Vicente de Jaunzarás, cuya autoridad referida al Convictorio coexistió con la de Maziel, que atendía los reales estudios. A este último, desterrado en Montevideo por Nicolás del Campo, virrey de Loreto (1787), sucedió Montero, y a Jaunzarás, tras el itinerato de José Antonio Acosta (1786-1791), Luis José de Chorroarín, ahijado de Vértiz y egresado del propio Colegio, quien desde 1791 fue su más importante rector, llegando a dirigirlo hasta su desaparición en 1810.

    Durante el período colonial estudiaron en el Colegio alumnos que luego serían personalidades políticas de la Historia argentina que contribuyeron a la independencia, entre ellos, seis de los nueve miembros de la Primera Junta:
    El presidente Cornelio Saavedra,
    Los secretarios Mariano Moreno y Juan José Paso.
    Los vocales Manuel Belgrano, Juan José Castelli, y Manuel Alberti.

    A ellos se sumaron numerosos hombres públicos, como:

    • Domingo French.
    • Feliciano Antonio Chiclana.
    • Manuel J. García.
    • José Valentín Gómez.
    • Manuel Moreno.
    • Bernardo de Monteagudo.
    • Nicolás Rodríguez Peña.
    • Manuel Dorrego.
    • Antonio Balcarce.
    • Mariano Necochea.
    • Tomás Guido.
    • Martín Rodríguez.
    • Nueve de los veintiún diputados de la Asamblea del Año XIII
    • El presidente del Congreso de Tucumán, Francisco Narciso Laprida.
    • El director supremo Juan Martín de Pueyrredón.
    • El primer presidente de la República, Bernardino Rivadavia.
    • Vicente López y Planes, autor del himno nacional argentino.
     


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