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Historia

A 100 años de la hazaña de Adrienne Bolland en la Cordillera
 


El 1 de abril de 1921 la piloto francesa Adrienne Bolland partió de Mendoza para superar la Cordillera y llegar a Chile. Fue la primera mujer en lograrlo.

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  • Hace exactamente un siglo, muchas mujeres de Mendoza, Argentina, y el resto del mundo tienen que haber apretado los puños y mirado al cielo, al saber que una de ellas había surcado los cielos, atravesado la Cordillera de Los Andes en su parte más alta demostrando que las barreras sociales y culturales que se imponían al sexo femenino se empezarían a caer a pedazos. La francesa Adrienne Bolland se animó a una peligrosa aventura en un avión de escasa potencia, y partiendo de Mendoza el 1 de abril de 1921 grabó su nombre en la historia al ser la primera mujer en superar en vuelo el macizo andino, llegando a Santiago de Chile poco más de cuatro horas después.

    La pequeña Zizi, tal como la llamaban en su familia, donde era la única mujer entre seis hermanos mayores, estaba en nuestro país promocionando la aviación y en particular los aviones Caudrón, empresa para la que trabajaba siendo la única mujer piloto que lo había conseguido. En aquellos años de post guerra, fue muy común la llegada de delegaciones comerciales europeas y estadounidenses promocionando a los novedosos aparatos "más pesados que el aire", acelerando la evolución de la aviación en esta parte del mundo.

    Por eso, apareció en tierras argentinas esta despreocupada e intrépida francesa de apenas 25 años con el plan de promocionar sus aviones, y decidió aquí redoblar la apuesta e intentar cruzar la Cordillera. Esta loca idea provocó no pocas risas hirientes y despectivas. Como antecedentes tenía sólo 40 horas de vuelo, desde que había obtenido su licencia 14 meses antes. Pero pocos sabían del carácter indómito de la pequeña Zizi, que un año antes había realizado el segundo cruce femenino del Canal de la Mancha y un récord femenino de altura de 4.500m.
    -"Mire que esas montañas no son de chocolate", le dijeron no pocos a Adrienne, la que respondió: "Tampoco mi Caudrón es un barrilete. ¡Ya verán, ya verán!".

    Sin embargo su Caudrón G3 prácticamente lo era, ya que su pequeño motor apenas erogaba 80 HP de potencia, mientras que quienes la habían antecedido en el peligroso Cruce de los Andes, apenas un puñadito, habían usado máquinas de más de 100 HP. Cuando pergeñó en Buenos Aires, donde había llegado el 23 de diciembre de 1920 en el barco Lutetia, la idea del cruce cordillerano, le solicitó a su patrón, René Caudrón un avión más potente. Éste hizo como que no escuchaba, convencido de lo imposible de la empresa, y nunca le respondió.
    Pero eso no frenó a la pequeña nacida en Arcueil, en el Valle del Marne. Adrienne se había ganado el cariño de los porteños, deleitándolos con sus acrobacias cada fin de semana en el hipódromo de Palermo, y en unas de esas exhibiciones donó lo recaudado para los mendocinos víctimas de un terremoto ocurrido en Mendoza, el 17 de diciembre de 1920 a las 18.59, y que dejó cerca de 350 víctimas en el norteño departamento de Lavalle (afectó la Villa Tulumaya, Costa de Araujo y El Central).
     


    A preparar la aventura en Mendoza

    Por eso cuando se alojó en la capital mendocina, en el desaparecido Grand Hotel ya gozaba de los mimos de los mendocinos al bajar del tren de la línea Buenos Aires al Pacífico (BAP) junto a su mecánico Crochard.
    Zizi y su mecánico armaron en febrero el Caudrón G-3 sesquiplano (con dos planos de alas, uno de ellos más chico) con motor Le Rhoné de 80 HP y comenzaron los ensayos, ya con esa alta línea azul que la desafiaba al Oeste como meta.
    El 31 de marzo la arriesgada gala, sabiendo que no podría volar a los 6.000 metros requeridos, y que tendría que gambetear cumbres a poco más de 3.000 metros de techo, se largó a la aventura. Pero los constantes vientos del Pacífico, que amargaron inicialmente a los primeros intentos de los pilotos argentinos, al tener que viajar con corrientes en contra, hicieron que la valiente Adrienne tuviera que aterrizar de emergencia en Uspallata y desistir -por el momento-.
     


    El vuelo a la gloria

    El 1 de abril, y tras dos noche sin dormir por la ansiedad, su mecánico la llamó, cerca de las 4 de la mañana, y le indicó que el tiempo estaba despejado y bueno. ¡A volar! dijo entonces Bollard, que untó su cuerpo con lanolina (como los nadadores) se vistió con un grueso mameluco de algodón, un no menos contundente pulóver, varias capas de papel de diario en el pecho, y el toque femenino: un bellísimo quimono rosado, obsequio de su hermano mayor, marino en China, para completar el "sofisticado equipo", al que agregó una daga y una pistola ¡por si la atacaba un cóndor!.

    Esto demostraba el escaso conocimiento en general del terreno al que se iba a enfrentar, no falta de valor. El abrigo para los casi 30° bajo cero que soportó tuvo que ser liviano, en varias capas, para aligerar la carga debido a la poca potencia del motor Rhoné. Allí partió a las 6 desde Los Tamarindos (cerca del actual aeropuerto mendocino de El Plumerillo, y luego de cuatro largas horas, el sueño se cumplió y la sorna quedó congelada en la boca de los escépticos.
    Adrienne se posaba como un pluma en la pista de la Escuela Militar de Aviación de Santiago de Chile. En tierras chilenas fue recibida como la verdadera heroína que era y se le hicieron grandes agasajos, con la ausencia de nada menos que el propio embajador de Francia en Santiago, que pensó que la noticia se trataba de una broma absurda, fiel reflejo del pensamiento machista.

    Bolland se casó con otro piloto, Ernest Vinchon en 1930. Trabajó en forma encubierta contra el Franquismo en la Guerra Civil Española (Francia se había declarado oficialmente neutral, aunque apoyaba al bando republicano).
    Durante La Segunda Guerra Mundial, se quedó en la región del Loiret (a 1 hora de París) para luchar contra los nazis y se retiró con el grado de capitana de la aviación francesa.
    Falleció el 18 de marzo de 1975. Está enterrada en el cementerio de Donnery en el departamento de Loiret.
    Su país emitió en 2005 en su homenaje a su hazaña cumplida en nuestras tierras un sello postal, y varias calles galas llevan su nombre, al igual que una de Chile.
     


    Muestra alegórica en la Alianza Francesa

    Con motivo de celebrarse este centenario de la hazaña de Adrienne Bolland, visitó Mendoza la embajadora de Francia en Argentina, Claudia Scherer Effosse, aprovechando además la Semana de la Francofonía, y el 18 de marzo se inauguró una muestra -aún vigente- en la Alianza Francesa (Chile 1754, de Ciudad) en homenaje a su compatriota, la primera mujer aviadora que cruzó Los Andes.
    La directora de la Alianza Francesa en Mendoza, Charlotte Panouillé, comentó orgullosa este jueves:

    "La historia de Adrienne Bolland es muy llamativa e inspiradora, para cada uno. Esta mujer siempre buscó superar sus límites y realizó lo que nadie la pensaba capaz de lograr. Su vida fue una serie de luchas, contra el franquismo, por la libertad, por los derechos de las mujeres. La historia, escrita por los hombres, borró la memoria de sus hazañas. Es un orgullo ahora trabajar al lado de la Embajada de Francia para contar, mostrar lo que realmente fue su vida".
     


    Los logros de Adrienne Bolland

    • Primera mujer piloto contratada por la Societé des avions Caudrón en febrero de 1920.
    • Segunda mujer en atravesar el canal de la Mancha en avión, 25 de agosto de 1920.
    • Primera mujer en sobrevolar la Cordillera de los Andes, 1 de abril de 1921.
    • Récord femenino de vueltas en 1924 con 212 vueltas en 72 minutos, aunque confesó que no valoraba esta marca pues su objetivo era batir el récord masculino que estaba en 1.111 vueltas, según publicó la revista Icare.
     


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