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Prueban un traje para ir a Marte

 


El biólogo Jon Rask, de la NASA, asiste al ingeniero Pablo de León (con el traje) mientras prueba los sistemas en distintos sitios de la Base Marambio. Foto: Gentileza NASA.
Es la primera vez que sucede, y está pasando en la base argentina de la Antártida. Allí, durante todo el día de ayer, tres científicos pusieron a prueba un traje espacial diseñado para los futuros viajes a Marte.

El grupo llegó el viernes pasado a la Base Marambio a bordo de un Hércules de la Fuerza Aérea Argentina. Los recibió un viento muy fuerte (¡a 80 kilómetros por hora!) y unos -21°C que los obligó a permanecer dos días dentro de las instalaciones.

Eso no afectó en absoluto la enorme emoción que acompaña el viaje porque los dos científicos y los 350 kilos de materiales que envió la NASA llegaron a cargo del ingeniero aeroespacial argentino que diseñó hace cuatro años el traje NDX-1.

"Este viaje es un proyecto que tengo desde hace un año, cuando comencé a hablar con especialistas del Instituto Nacional de Medicina Aeronáutica y Espacial (Inmae) y de la Fuerza Aérea para poder poner a prueba el traje.

En ese tiempo, hablé mucho con los científicos de la NASA y pude convencerlos de que la Antártida era el lugar indicado", explicó ayer por vía telefónica a LA NACION el ingeniero Pablo de León, desde su habitación en la base, después de 9 horas de trabajo en el hielo.

Junto con León, que dirige el Laboratorio de Vuelos Espaciales Tripulados de la Universidad de Dakota del Norte (EE.UU.), llegaron los doctores Jon Rask, biólogo especializado en exobiología, y Margarita Marinova, científica planetaria, ambos del Centro Espacial Ames, de la NASA, en California.

Con el sol de un día inusualmente ideal para salir de la base, ayer León se puso el traje a las 10 de la mañana y comenzó a trabajar. El equipo recolectó muestras del suelo y realizó perforaciones con un taladro diseñado para la ocasión.

"En Marambio, a diferencia de las otras bases antárticas, el acceso al suelo y el permafrost [suelo congelado] es directo -precisó el ingeniero argentino-. Además, por su ubicación, es uno de los lugares menos contaminados y menos manipulados por el ser humano. Hay sitios en los que se pueden tomar muestras que están ahí desde hace millones de años sin contaminación humana.

Por la esterilidad de las muestras y otras características, como la temperatura, por ejemplo, consideramos que la Antártida es similar a lo que podrían encontrar los astronautas que viajen a Marte. Y por estar en uno de los puntos más al norte del continente, tenemos más posibilidad de encontrar distintas formas de vida."

El traje espacial, cuyo diseño costó 100.000 dólares, es más flexible que la versión anterior, para darle más movilidad al astronauta y mejorar su precisión en el manejo de los instrumentos para obtener muestras. Está fabricado con distintas telas de uso militar y científico para reducir su peso, pero sin perder resistencia.

La misión Marte en Marambio, cuyo costo es de 50.000 dólares, tiene también logo propio: la Cruz del Sur y la Base Marambio, con sus antenas satelitales y sus edificios color naranja, acompañan al NDX-1, el planeta Marte y los nombres de las entidades organizadoras, la NASA, la Fuerza Aérea y la Universidad de Dakota del Norte (UND, por sus siglas en inglés). Es que la misión es parte de un convenio entre el Departamento de Estudios Espaciales de la UND y el Inmae, de la Fuerza Aérea.

La Fundación Marambio colaboró en ese acercamiento. "¿Qué mejor que nosotros, que hicimos la pista [de aterrizaje] con pico y pala en la base, para ayudar a que esto fuera posible?", comentó el suboficial mayor (R) doctor Juan Carlos Luján, que dirige la fundación y acompañó en el Hércules a los "invitados".

En las enormes cajas que desembarcaron, viajaron dispositivos para analizar la contaminación cruzada en las muestras. Otras irán a laboratorios de la NASA para identificar con métodos muy modernos la presencia de microorganismos.

En tanto, las pruebas con el traje superaron las expectativas. "Le hicimos modificaciones para adaptarlo a este ambiente, que simula el de otro planeta -agregó León-. Tiene un nuevo sistema térmico para regular a voluntad la temperatura de los guantes, las botas y la parte que cubre el tórax; un sistema de agarre para evitar caídas, y una nueva mochila que presuriza el interior.

Y todo funcionó muy bien en esta primera vez que se lleva un traje espacial a la Antártida... Y que sea en nuestra base me produce una gran emoción y un orgullo enorme."  


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