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Monumento a Facón Grande

 


Dos imágenes publicadas en el libro La Patagonia Rebelde, de Osvaldo Bayer, sirvieron de modelo para que el escultor pudiera tallar en la piedra la semblanza de este hombre imprescindible.

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El pueblo santacruceño de Jaramillo recupera la figura de José Font -o "Facón Grande"-, como un ejemplo histórico de lo que fueron las luchas de la Patagonia Rebelde. Como homenaje póstumo se erigió un monumento muy cerca de donde fue fusilado.

Las penas son de nosotros, las vaquitas son ajenas", escribió hace años el músico Atahualpa Yupanqui, "prendido a la magia de los caminos, el arriero va, el arriero va".

Esta imagen que pinta el poeta expresa los sacrificios, las penurias e injusticias que sufrían los trabajadores rurales de la Patagonia a principios de siglo. Obligados a trabajar con 18° bajo cero arriando majadas, los esquiladores concluían jornadas de dieciséis horas con los brazos agarrotados.

Los obreros, por su parte, trabajaban doce horas por día, 27 días al mes. Convencidos que debían organizarse para hacer oír sus reclamos, los esquiladores, peones y obreros de las estancias del sur se declararon en huelga por mejores condiciones de trabajo. Pedían, entre otras cosas, velas para alumbrarse en la noche, un lavatorio para poder higienizarse tras las largas horas de trabajo, y botiquines de auxilio con instrucciones en castellano, ya que sólo estaban en inglés.

Declarada la huelga, el gobierno nacional envió al Teniente Coronel Varela para negociar con los peones rurales y se llegó a un acuerdo, con el aval de los patrones. Pero los estancieros no lo respetaron y los obreros volvieron a la huelga.

Una vez más el gobierno nacional envió militares a la región pero esta vez no para dialogar con los huelguistas sino para reprimirlos. Y los trabajadores en huelga fueron perseguidos, obligados a rendirse y luego fusilados.

En Jaramillo, en el noreste de la provincia de Santa Cruz, late con fuerza el recuerdo de uno de los hombres que murió en aquellas sangrientas jornadas. Nacido en Entre Ríos con el nombre de José Font, en la Patagonia se ganó el apodo de "Facón Grande".

Este guapo entrerriano llegó a Santa Cruz en 1909 y comenzó a trabajar como carrero, guiando los caballos que dibujaban en la estepa el trayecto entre Puerto San Julián y el Lago Posadas.

Pronto se hizo famoso por dos cualidades: su habilidad para la doma y su extrema generosidad.

Respetado por sus compañeros por su sentido de justicia y lealtad, Facón Grande fue elegido delegado en vísperas de la segunda huelga, que estalló en Octubre de 1921. Cuando se dirigía a Las Heras desde el sur de la provincia, las tropas de Varela lo detuvieron en Jaramillo y lo llevaron, junto a sus compañeros, hasta las inmediaciones de la estación del viejo ferrocarril patagónico. Allí los soldados descargaron los fusiles contra el cuerpo de este hombre, líder obrero, paisano del sur.

Los habitantes de Jaramillo han decidido luchar contra la injusticia del olvido y el silencio que enmudece aquellas luchas obreras de la Patagonia. En 1998 la Comisión de Fomento de esa localidad y la Federación de Trabajadores Rurales y Estibadores levantaron un monumento en memoria de Facón Grande.

Dos imágenes publicadas en el libro La Patagonia Rebelde, de Osvaldo Bayer, sirvieron de modelo para que el escultor pudiera tallar en la piedra la semblanza de este hombre imprescindible. Y allí se lo ve, "prendido a la magia de los caminos", con el facón en la espalda, esperando.  


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