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Educación

Era maestro de 2° grado, tuvo una idea que revolucionó el aula y ahora es CEO de una empresa de robótica
 


Matías Scovotti, el maestro de segundo grado que se convirtió en emprendedor y es CEO de Educabot. Foto Maxi Failla.
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  • Ubicación de «Educabot». Achala 3578, CABA, Argentina. Es la marca roja en Google Maps.  


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Cuando Matías Scovotti empezó a estudiar se anotó en dos carreras: psicología y educación. A medida que avanzaba con el profesorado de nivel primario en la Escuela Normal se dio cuenta que la enseñanza era la que realmente lo apasionaba.
Dejó entonces la ciencia de la mente y se inclinó por la docencia. Sus primeros pasos fueron en el Colegio Marianista de Caballito, del que también fue alumno. Pero la profesión lo llevó a un rumbo inesperado.

De 39 años, hoy Scovotti es CEO y cofundador de Educabot, una empresa de programación y robótica que nació en 2016 y hoy exporta software y hardware de Argentina al mundo.
Pero, ¿cómo fue ese proceso en el que un maestro de segundo grado termina al frente de una compañía tech?
Para conocer la respuesta hay que remontarse al Matías que entre 2007 y 2013 enseñaba matemáticas, lengua, ciencias sociales y naturales a chicos de 7 años.

“Me di cuenta que era muy valioso todo lo que tenía que ver con generar un vínculo con los chicos”, recuerda y cuenta:
“Cuando era docente, iba el cumpleaños de todos mis estudiantes. Tenía 40 alumnos e iba a los 40 cumpleaños para compartir y hacerlos sentir especiales”. La anécdota lo hace reflexionar hasta hoy:
“A veces mis empleados piensan que uno trabaja mucho porque es ‘su proyecto’ pero yo siempre digo que está en el ADN de uno dedicarle mucho tiempo y mucha pasión a lo que disfruta”.

A partir de esa conexión que logró con los más chicos es que la tecnología empezó a divisarse en el horizonte. Matías se dio cuenta que había algunos temas que aburrían a los alumnos y era más difícil llegarles.
“Empecé a crear unos videos animando personajes. Eran dibujitos animados que trabajaban diferentes temáticas: multiplicación, suma, resta, verbos, adjetivos”, cuenta. Fue un éxito. “Les parecía divertido, lo miraban una y otra vez.
Se entendían mucho más los conceptos y, desde ahí, es que empecé cada vez a entender más que la tecnología me ayudaba mucho como punto de vinculación con esos estudiantes”, dice.

Matías no tenía formación en tecnología pero eso no fue una barrera para avanzar con sus proyectos.
“El beneficio que tenemos hoy cuando a uno le apasiona algo es que el conocimiento o el contenido para aprender está disponible en Internet. Si sos curioso y algo te apasiona, podés aprender muchísimo”, afirma.
Con el tiempo las animaciones sumaron voz, luego comenzaron a tener guión, llegaron a Youtube y hasta tuvieron su propia página web, creada por Matías, que aprendió a armarlas. Inspirado en su momento por los juegos online de Mundo Gaturro, Matías pensó que también podía hacer juegos educativos.
“Una cosa me fue llevando a la otra y a meterme cada vez más en el mundo de la tecnología y la educación”.

Después de cinco años de maestro de segundo grado en el Marianista, Scovotti pasó al Colegio San Agustín de Recoleta, donde se creó el rol de Facilitador Tecnológico. Tenía como función ayudar a todos los docentes a incorporar tecnología en sus clases.
“Cuando tuve que armar el proyecto institucional, lo que me pasaba es que decía: ‘Uno viene a la escuela a alfabetizarse, a aprender, a leer y escribir’. Y yo entendía que leer era poder usar tecnología en mis prácticas como docente, pero escribir implicaba la necesidad de aprender a programar. Y ahí es que empecé a explorar las opciones y decidí empezar a trabajar programación y robótica”, cuenta.

En aquel momento no había muchas iniciativas en la temática y conoció al programador Diego Ramírez, quien se terminaría convirtiendo en uno de los tres socios fundadores de Educabot.
“Él quería dar talleres de programación y robótica gratis. En ese momento eso no tenía mucha aceptación y, cuando yo lo conocí pensando en lo que era un proyecto para el colegio, entendí que más allá de dar robótica gratis en talleres donde los padres tienen que llevar a sus hijos, el mayor desafío era lograr que eso suceda en las escuelas donde están los chicos y las chicas, y donde todos tienen que tener la posibilidad de conocer de qué se trata y las habilidades que da”, relata.

Junto con Diego surgió la idea de formar una empresa y en esa búsqueda es que conocieron a Felipe Herrera, un emprendedor endeavor –quienes apoyan y mentoran a otros emprendedores–, quien terminaría siendo el tercer socio fundador de Educabot.
“Nos acompañó mucho más en esa idea de cómo escalar una empresa, cómo hacer que crezca, pasar de buenas ideas a hacer una empresa, tener empleados, procesos, ir creciendo año a año”.

Con el aporte de la mirada tecnológica de Diego, la emprendedora de Felipe y la pedagógica de Matías en 2016 nació Educabot, una empresa dedicada a desarrollar soluciones de tecnología educativa con sede en el Distrito Tecnológico de la Ciudad.
Su último lanzamiento es Codit, un kit de robótica y programación diseñado especialmente para chicos de 3 a 9 años. Con apenas dos meses de existencia, el producto ya se vende en España y Malasia.
“Estamos muy contentos con el impacto que está causando. Es un robot pensado para chicos y chicas desde los 3 hasta los 9, con el que podemos empezar a programar”, cuenta Matías.

La particularidad del kit es que se puede operar sin la necesidad de una pantalla. Tiene un tablero físico con el que se le pueden dar las instrucciones y programarlo.
“Sobre todo sabiendo que en el nivel inicial no suelen darles muchos dispositivos tecnológicos”, aclara Matías. el que se puede agregar las instrucciones y programarlo.
Codit llevó cuatro años de desarrollo y en el proceso, entre otros profesionales, trabajaron ingenieros electrónicos, diseñadores industriales y un equipo pedagógico.

Educabot fue partner local en el Mundial de Robótica 2023 que se realizó en Singapur, y en el que salió subcampeón un equipo de estudiantes mendocinos.
“Cuando nos suelen preguntar por qué nos destacamos en el tema, creo que porque en nuestro país estamos acostumbrados a tener que ponernos creativos. En otros países se resuelve comprando más y mejores cosas y, en esta oportunidad como es una competencia donde todos tienen la misma cantidad y tipo de equipamiento, se pone a prueba también la creatividad y cómo resolver un problema. Y creo que ahí es donde estamos muy bien posicionados a nivel mundial”, reflexiona el cofundador de Educabot.

En un contexto de crisis educativa, en el que el país quedó en el puesto 66 de 81 en las pruebas PISA, que arrojaron que 7 de cada 10 no pueden resolver un cálculo matemático y el 55% no puede identificar la idea principal de un texto, Matías destaca un aspecto positivo.
“Argentina es uno de los pocos países donde la robótica y la programación son obligatorias. Es uno de los pocos países con empresas de robótica propias y eso está dado porque hay muchas políticas públicas de diferentes gobiernos de diferentes jurisdicciones, de diferentes colores políticos, que apuestan a que la robótica y la programación sea una realidad en las escuelas”, señala.
“Estamos bastante avanzados, mucho más de lo que creemos, sin embargo, falta mucho más. O sea, tenemos menos de lo que quisiéramos y más de lo que creemos que tenemos en relación a otros países”, agrega.

Casado con una directora de nivel inicial y padre de una nena de 7 y un bebé de 2 meses, Matías sorprende cuando al ser preguntado sobre las actividades con las que motiva a sus hijos.
“Creo que lo más importante es fomentar lo que a ellos les gusta. Acompañarnos donde tal vez tienen debilidades y no tanto transmitir los gustos de uno.
Yo con mi hija bailo y canto. Ella es artista y le gusta hacer todas esas cosas. Tal vez comparto momentos donde vemos los robots, jugamos un poco con tecnología, pero siempre hago el esfuerzo mental de no transmitirle mi pasión por la tecnología, sino por fomentar su pasión y tal vez en áreas donde no es la mejor del aula acompañarla para que entienda que hay cosas que a algunos les salen bien o le salen naturales y otras que cuestan más”, expresa.

 


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