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"Portal a los Hielos Eternos"

Historia

La patria no es abrigadora de crímenes
 


Gral. Don José de San Martín.

Mediante la técnica del reportaje imaginario, Felipe Pigna entrevista a José de San Martín recuperando, a través de palabras textuales, su opinión sobre personajes y sucesos de la época.
 


José de San Martín merece ser humanizado y recordado tal cual fue: un hombre convencido de sus ideas y un político liberal, en sentido literal y no en el que se le dio en la Argentina después de la dictadura de 1976.

En aquella época, los liberales defendían los derechos humanos y los principios de igualdad, en consonancia con las tres grandes revoluciones que habían dado origen y desarrollo a la idea: las inglesas de 1648 y 1688, y la francesa de 1789.

Las dos primeras generaron pensadores de la talla de John Locke, que teorizó sobre el derecho a la rebelión de los súbditos cuando los gobernantes no cumplen con sus deberes.

La Revolución Francesa, bajo la influencia de Montesquieu, Voltaire y Rousseau, puso por escrito, por primera vez en la historia, los "Derechos del Hombre y del Ciudadano".
 


¿Por qué dejó el ejército español teniendo en cuenta su brillante carrera?

Yo estaba al servicio de la España el año 1811, con el empleo de comandante del escuadrón del regimiento de caballería de Borbón, cuando tuve las primeras noticias del movimiento general de ambas Américas y que su objeto primitivo era su emancipación del gobierno tiránico de la Península.

Desde este momento decidí emplear mis cortos servicios en cualquiera de los puntos que se hallaban insurreccionados; preferí venirme a mi país nativo, en el que me he empleado en cuanto ha estado a mis alcances: mi Patria ha recompensado mis cortos servicios colmándome de honores que no merezco.
 


¿Qué opinión le merece el general Manuel Belgrano?

Belgrano es el más metódico de los que conozco en nuestra América, lleno de integridad y talento natural; no tendrá los conocimientos de un Napoleón Bonaparte en punto a milicia, pero créame que es lo mejor que tenemos en la América del Sur.
 


¿Qué rol debe cumplir el poder militar en una sociedad?

Querer contener con la bayoneta el torrente de la libertad, es como pretender esclavizar a la naturaleza. El empleo de fuerza armada, siendo incompatible con nuestras instituciones, es el peor enemigo que ellas tienen.

La patria no hace al soldado para que la deshonre con sus crímenes, ni le da armas para que cometa la bajeza de abusar de estas ventajas ofendiendo a los ciudadanos con cuyos sacrificios se sostiene.

La tropa debe ser tanto más virtuosa y honesta, cuanto es creada para conservar el orden, afianzar las leyes y dar fuerza al gobierno para ejecutarlas y hacerse respetar de los malvados que serían más insolentes con el mal ejemplo de los militares.

La Patria no es abrigadora de crímenes.
 


¿Por qué rechazó los ofrecimientos de cargos políticos?

La presencia de un militar afortunado, por más desprendimiento que tenga, es temible a los estados que de nuevo se constituyen. Por otra parte ya estoy aburrido de oír decir que quiero hacerme soberano.

Sin embargo siempre estaré a hacer el último sacrificio por la libertad del país, pero en clase de simple particular.
 


¿Cómo deben ser las relaciones entre el Poder Ejecutivo y el Judicial?

La imparcial administración de justicia es el cumplimiento de los principales pactos que los hombres forman al entrar en sociedad.

Ella es la vida del cuerpo político, que desfallece apenas asume el síntoma de alguna pasión, y queda exánime luego que, en vez de aplicar los jueces la ley, y de hablar como sacerdotes de ella, la invocan para prostituir impunemente su carácter.

El que la dicta y el que la ejecuta pueden hacer grandes abusos, mas ninguno de los tres poderes que presiden la organización social es capaz de causar el número de miserias con que los encargados de la autoridad judicial afligen a los pueblos cuando frustran el objeto de su institución.
 


¿Cuál es su posición frente a la libertad de expresión?

Desde que se inventó el arte libertador de la imprenta, ha experimentado el orbe social una revolución benéfica; pues desarrollándose los talentos y saliendo el genio de la oscuridad que frecuentemente lo envolvía, no sólo han acrecentado la civilización de los pueblos y reformado muchos y graves abusos, sino que han influido asombrosamente en el destino mismo de las naciones y de los gobiernos.

En el Perú sancioné la libertad de imprenta, reconociendo el derecho que tienen todos los hombres de pensar, de hablar y de escribir, y porque estoy convencido de que sin ella son perdidos los más bellos talentos de la patria para la causa de la razón y de las luces."
 


Hay quienes lo critican por haberse retirado después de la entrevista con Simón Bolívar en Guayaquil ...

Algunos dicen que no concluí la obra empezada. Tienen mucha razón; pero más tengo yo. Créame, amigo, ya estoy cansado de que me llamen tirano, que en todas partes quiero ser rey, emperador y hasta demonio.

Por otra parte mi salud está muy deteriorada: el temperamento de este país me lleva a la tumba; en fin, mi juventud fue sacrificada al servicio de los españoles y mi edad media al de mi patria, creo que tengo el derecho de disponer de mi vejez.
 


¿Por qué decidió alejarse físicamente de la patria?

La desconfiada administración de Buenos Aires me cercó de espías, mi correspondencia era abierta con grosería, los papeles ministeriales hablaban de un plan para formar un gobierno militar bajo la dirección de un soldado afortunado, en fin, yo vi claramente que me era imposible vivir tranquilo en mi patria ínterin la exaltación de las pasiones no se calmase y esta certidumbre fue la que me decidió pasar a Europa.

Me consta que en todo el tiempo de la administración de Rivadavia mi correspondencia ha sufrido una revista inquisitorial la más completa. He mirado esta conducta con el desprecio que se merecen sus autores.

Rivadavia me ha hecho una guerra de zapa sin otro objeto que minar mi opinión suponiendo que mi viaje a Europa no ha tenido otro objeto que el establecer gobiernos en América; yo he despreciado tanto sus groseras imposturas como su innoble persona.
 


En 1829 usted intentó regresar al país, pero al llegar al puerto decide no desembarcar. ¿Qué motivos lo llevaron a regresar a Europa?

Dos son las principales causas que me han decidido a privarme del consuelo de por ahora estar en mi patria: la primera, no mandar; la segunda, la convicción de no poder habitar mi país, como particular, en tiempos de convulsión, sin mezclarme en divisiones.

Mi carácter no es propio para el desempeño de ningún mando político y habiendo figurado en nuestra revolución, siempre seré un foco en que los partidos creerán encontrar un apoyo.

Firme e inalterable en mi resolución de no mandar jamás, mi presencia en el país es embarazosa. Si éste cree, algún día, que como soldado le puedo ser útil en una guerra extranjera (nunca contra mis compatriotas), yo le serviré con la lealtad que siempre lo he hecho."
 


Créditos:

  • Publicado en el Diario Clarín (17/08/06)
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