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Historia

Historias casi olvidadas: Escuadrón 164 – “Firmes Volamos”
 


164º Escuadrón de la RAF en Tangmere, 1942.
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  • Iniciada la II Guerra Mundial; casi ochocientos voluntarios argentinos -descendientes de ingleses y franceses-, se enlistaron como pilotos de la Real Fuerza Aérea (RAF), de la Real Fuerza Aérea Canadiense (RCAF) o de la Royal Navy (RN), pintaron su inconfundible “Firmes Volamos” (en castellano) en las narices y debajo de las carlingas de sus aviones, como los dibujos de Florencio Molina Campos y el inconfundible “Patoruzú”.

    El día 6 de abril de 1942, el Escuadrón 164 fue constituido como un Escuadrón de Caza y alcanzó el estado operativo a principios de mayo con la asignación de aviones Supermarine Spitfire Mk Va utilizando el código FJ. El 5 de mayo de ese mismo año comienza a operar con el Spitfire Mk Vb.
    Durante los últimos meses de la guerra, el escuadrón pasó a desempeñar misiones de reconocimiento y de interdicción aérea acechando a los transportes y blindados.

    Las operaciones de guerra en la Segunda Guerra Mundial comenzaron en junio de 1943. Sus objetivos eran principalmente barcos de embarque y costeros enemigos, para los cuales utilizaron aviones Typhoon armados con cohetes. También atacaron las comunicaciones, estaciones de radar y transportes enemigas, en la preparación para la invasión de Europa.
    Después de proveer apoyo a las fuerzas de aterrizaje del sur de Inglaterra, el escuadrón es movido a Francia, en julio.

    De esa manera enfrentaron a los aviadores del Eje en cazas Spitfire, Hurricane y Mosquito, en bombarderos Lancaster y Stirling y en aviones de transporte, en la Batalla de Inglaterra, África del Norte, el Mediterráneo y en el Día D.
    En sus chaquetas de combate y de salida, lucían una insignia con la inscripción “Argentina”.
    De ellos, casi ciento cuarenta murieron, combatiendo contra los más experimentados pilotos de la Luffwaffe y pilotos japoneses. Nueve cayeron prisioneros y cincuenta y seis fueron condecorados.

    Kenneth Charney, es el argentino que históricamente más victorias aire-aire alcanzó.
    El bahiense fallecido en 1982 es el mayor as de la aviación nacido en nuestro suelo. Su azarosa existencia y su vida fueron reconstruidas por Claudio Gustavo Meunier y Oscar Rimondi en su obra «Alas de Trueno» y “Nacidos con honor”, porque derribó doce aviones enemigos y dañó seriamente a otros diez y seis.

    Lo llamaban el “Caballero Negro de Malta” porque estuvo en la batalla de esa isla. Allí los pilotos tenían sólo dos opciones: la muerte o sobrevivir a una experiencia tan grande que, si lo lograban, se convertían en ases. Junto al rosarino Miguel Le Bas, se transformaron en Jefes de Escuadrilla, volaron más de doscientas misiones a bordo de los cazas Spitfire y sobrevivieron, lo que no es un dato menor.
    Para tener idea de su importancia histórica basta agregar que Pierre Closterman, uno de los héroes más famosos de la aviación francesa, voló bajo sus órdenes.

    Dentro de las tareas que le encomendaron a este grupo, estuvo la participación en el desembarco en Normandía, en el famoso Día D, en tareas de apoyo y defensa.
    Entre los veteranos que participaron, se destacan Ronald Scott y Harold Hyland, dos rugbiers argentinos de ascendencia inglesa que lucharon en este escuadrón y cuyos aviones fueron pagados por medio de colectas realizadas por la comunidad británica en nuestro país.

    Hubo una mujer, Maurineen Dunlop, criada en Río Negro (en la estación Pilcaniyeu) que se ofreció como voluntaria para enrolarse como enfermera. Pero le vieron condiciones como para ser piloto.
    La RAF decidió entrenarla y estuvo al frente de cazas y mosquitos para realizar servicios de transporte. Mientras que su hermana se unió a la BBC, en abril de 1942, Maureen se unió a la ATA, uno de los ciento sesenta y cuatro pilotos de sexo femenino que entrenaron durante tres años, para volar treinta y ocho tipos de aeronaves.
    Con ochocientas horas de vuelo, lo hizo en Spitfire, Mustangs, Typhoon, y los tipos de bombarderos como el Wellington. Una vez declaró que su tipo favorito de volar fue el de Havilland Mosquito.

    Al final de las hostilidades, Dunlop calificó como un instructor de vuelo de la RAF en Luton, antes de regresar a Argentina. Allí trabajó primero como instructor, a continuación, como piloto comercial. Como parte de sus funciones comerciales, voló para la Fuerza Aérea Argentina. Más tarde celebró una asociación con una empresa de taxi aéreo, sin dejar de volar activamente hasta 1969.

    En 1955 se casó con el diplomático rumano jubilado Serban Victor Poppin después de conocerlo en una función en la Embajada Británica en Buenos Aires. La pareja tuvo un hijo y dos hijas, criadas en su estancia de cría de caballos Milla Lauquen Stud. En 1973, la familia se trasladó a Norfolk para criar caballos árabes de pura sangre. Su marido murió en 2000 En 2003, Dunlop fue uno de los tres pilotos femeninos de la ATA que fueron galardonados con el the Guild of Air Pilots and Air Navigators Master Air Pilot Award. Murió en mayo de 2012, en su casa de Norfolk.
     


    ¿Qué fue del resto de los sobrevivientes?

    Unos trescientos regresaron a nuestro país, los demás se desperdigaron por Nueva Zelanda, Inglaterra, Canadá y EEUU.
    Poco conocida -en la Guerra de Malvinas-, es la actuación del Escuadrón Fénix, que creó una estructura operativa para la Fuerza Aérea. Sus tácticas tenían estilo definido y calidad de supervivencia, la resistencia ofrecida por el escuadrón es un símbolo.

    Un dato: Alan Withington y «Jimmy» Harvey, quienes habían sido pilotos de la RAF en la Segunda Guerra, actuaron como voluntarios.
    Pero esta... esta es otra historia casi olvidada.
     


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