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"Capital del Viento"

Ecología

Animales como indicadores del cambio climático
 


Un ejemplarde osos polar en el Ártico. (Foto: AP).

En 1896, el físico sueco, Svante Arrhenius, premio Nobel en 1903, había advertido que la temperatura de la Tierra, para finales del siglo XXI, se elevaría entre 5 a 6º C si se duplicaba la emisión de dióxido de carbono (CO2) con relación a las emisiones preindustriales.

La Asociación Americana para el Avance de la Ciencia, en su publicación sobre el calentamiento global, lo calificó como una "evidencia científica clara y una progresiva amenaza" para la humanidad.

Una reciente investigación climática desarrollada por el Centro de las Ciencias de Sistemas de la Tierra del Estado de Penn (EEUU), ha concluido que "los últimos 10 años han sido los más calurosos que ha habido en los últimos 1.300 años".

Sabemos que el calentamiento global está extremando los fenómenos climáticos y poniendo en peligro la supervivencia de las especies vegetales y animales.
 


Camino a la extinción

Al calentamiento global, lo están sufriendo en mayor grado algunas especies más que otras, por eso el Fondo Mundial para la Naturaleza -WWF- y la Comisión Europea, conjuntamente con la iniciativa Climate Trackers (Rastreadores del clima) han lanzado una campaña en la que 35 especies animales "explican", de manera audiovisual, cómo les está afectando negativamente estos cambios, y qué podemos hacer los ciudadanos para evitarlo.

Estos impactos están provocando la desaparición o reducción del hábitat, la transformación del ritmo de las estaciones y las migraciones, el derretimiento del hielo marino y los glaciares, la inundación y destrucción de playas y manglares, la acidificación de los océanos, el incremento de incendios forestales y la alteración del equilibrio entre machos y hembras.

También sabemos que el calentamiento global ha provocado el aumento de la temperatura de los mares provoca la destrucción de los corales, la modificación de las corrientes marinas, el desplazamiento del plancton, del krill y los peces, facilita el desarrollo de especies invasoras y pone en peligro a las más frágiles.

Estudios más recientes identifican diversos extremos climáticos, cambios en los vientos, en las precipitaciones, sequías, corrimientos de las isoyetas y otros.
 


Los seleccionados

Las 35 especies seleccionadas están representadas por animales que viven en diferentes continentes y sus hábitats son de lo más diversos.

El oso gris se está quedando sin salmones, su alimento esencial, ya que el calentamiento climático está desbaratando su ciclo vital La deforestación o la sequía, están haciendo mella en animales como los orangutanes, el tigre de Bengala y el ciervo rojo.

La expansión de parásitos transmisores de enfermedades como consecuencia de la elevación de las temperaturas, es un claro enemigo de animales como el corzo.

La modificación de la vegetación, está siendo un grave problema para la marmota.

El zorro rojo o común está invadiendo el territorio del zorro polar, y convirtiéndose en su mayor competidor por un alimento cada vez más escaso.

El derretimiento de los hielos marinos o zonas nevadas, está dejando sin su hábitat natural al oso polar, al leopardo de las nieves, a la foca anillada, a la morsa, al pingüino de pico rojo o al urogallo.

La modificación de las corrientes marinas, reduce la cadena alimentaria de especies como la foca de Weddell habitante de la Antártida; y la reducción del plancton está haciendo mella en las orcas.

La erosión e inundación de las playas, impide que las tortugas verdes puedan desovar; por otro lado la tortuga carey o el delfín mular están siendo testigos del blanqueo y destrucción de los corales.

La acidificación de los océanos, está afectando especialmente al ostrero, un ave que habita en Eurasia y en menor grado al ostrero común de nuestro litoral marino Patagónico; el aumento de la temperatura del agua de mares o lagos, está afectando a especies como la tortuga laúd o el aligátor chino o americano, con problemas de escasez de machos o de hembras.

Aves marinas como el frailecillo, se están quedando sin polluelos por el aumento de la temperatura del océano; la corneja negra, es el testigo del impacto climático en Europa; los cambios en las condiciones de su hábitat obligan a emigrar a especies tan diversas como la libélula o el búfalo.

La falta de agua y las suaves temperaturas invernales, están dejando sin lugares de anidación al mosquitero silbador ave que habita en distintos países europeos.

La reducción del número de ciertos insectos, deja sin alimento a especies de aves como el cuco que vive en zonas con mucha vegetación en la época estival europea; especies migratorias como el papamoscas, están transformando su comportamiento ante la falta de presas, al igual que el martín pescador pío, que se queda sin alimento.

Especies como la tortuga de Florida, se convierte más fácilmente en invasora gracias al calentamiento de las charcas.

Este impacto en las condiciones de vida estaría causando que muchas especies animales y vegetales se vean obligadas a abandonar sus lugares, con el fin de encontrar las condiciones climáticas más adecuadas para ellos.

Si nada cambia, la mayoría de estos animales se encontrará hambrienta, sin hábitat y condenada a la extinción.
 


Créditos:

  • Por Norberto Ovando. Vicepresidente de la Asociación Amigos de los Parques Nacionales -AAPN- Experto de la Comisión Mundial de Áreas Protegidas - WCPA - (06/06/08).

    Foto de Arne Naevra.

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