"Capital del Viento" |
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Actualizado al: 19 de Enero de 2023 - Próxima Actualización: 27 de Enero de 2023
Tres investigadores de la UNCUYO trabajan desde hace una década en la búsqueda de un método sostenible para obtener este mineral capaz de almacenar energía, tan requerido en este tiempo de desarrollo tecnológico. Un paso adelante de este trío científico, en el momento justo.
El litio, por las aplicaciones que tiene, ya en 2009 se perfilaba como un elemento estratégico de energía; ya se hablaba en aquel tiempo en el que se construían las baterías para equipos portátiles, como teléfonos celulares o computadoras personales.
El químico Mario Rodríguez refresca su memoria ante la consulta de Edición U. Él y sus colegas Gustavo Daniel Rosales y Alexander Resentera conforman el trío de investigadores que fue distinguido con el premio de aplicación y el premio mayor Innovar, el Concurso Nacional de Innovaciones que organiza el Ministerio de Ciencia, Tecnología e Innovación.
Este tiempo dentro de esta historia, que tiene más futuro que recuerdo, representa un punto de inflexión. Sucede que el litio no es un material abundante en la corteza terrestre, y la región NOA de Argentina es el vértice del territorio llamado “el triángulo del litio”, que se extiende hasta Bolivia y el norte de Chile.
En ese vértice del territorio norteño está la expectativa argentina para obtener la sustancia tan requerida y buscada por la industria de última generación.
Hay una extensa área llamada “el triángulo del litio”, que abarca territorios de Chile, Argentina y Bolivia. La porción argentina alcanza a Jujuy, Salta, Catamarca. Son fuentes naturales en forma de salares, pero no las únicas: hay otra fuente natural que son las rocas y es ahí donde el equipo universitario enfocó su investigación.
En la descripción del científico, hay más detalles y otra revelación:
El trío de químicos trabajó un proyecto de tratamiento de la roca en 2014 en el que se ocupaba ácido sulfúrico, un procedimiento con mucha liberación calórica. Luego vino el desarrollo del método premiado, en el que la piedra donde se halla el litio es tratada con una sal, un fluoruro, que puede ser de sodio o potasio.
“Una vez extraída la roca, el material se muele, se tritura; después se mezcla con esta sal, cloruro de potasio, y se lleva a una temperatura alrededor de los 700 grados centígrados en un horno rotativo; ese proceso genera la reacción química.
El método diseñado y probado en los ámbitos de la UNCUYO, denominado “proceso de extracción de litio desde espodumeno mediante fluoración por vía seca” difiere notablemente del que se aplica en los procesos industriales de extracción de litio de minerales aplicados en China y en Australia, donde el tratamiento del material de origen se lleva a temperaturas por encima de los 1000 grados centígrados y con ácido sulfúrico.
En el caso del reconocido procedimiento de los inventores locales, “el otro compuesto, además del litio, es la leucita. Es un proceso que no genera ningún pasivo ambiental, aprovechás todo el material. Ambientalmente, es sustentable y con ahorro energético con vistas de hacerlo a escala industrial”, explica.
Los tres estudiosos buscan ahora “escalar el proceso”, llevarlo a escala piloto, y ofrecerlo a algún inversor o socio potencial que realice los cálculos económicos para llevar este proyecto a la concreción de dimensiones industriales, lo que a primera vista es un negocio de triple impacto que puede ser desarrollado como producto de la economía circular con una alta rentabilidad posible.
Hijo de Enrico Mosconi, un ingeniero italiano dedicado al tendido de vías férreas y de María Juana Canavery, una argentina de ascendencia irlandesa, Mosconi creció en la ciudad de Buenos Aires. El padre quería un hijo médico; la madre un hijo militar, para seguir la tradición familiar de Ángel Canavery, su tío, quien había participado en la llamada Conquista del Desierto. Mosconi tenía dos hermanas mayores y dos hermanos menores. Cuando tenía sólo dos años de edad la familia se trasladó a Italia, volviendo a la Argentina un par de años más tarde, luego de la muerte de su madre. Enrico Mosconi se volvió a casar con María Luisa Natti.
Al finalizar la escuela primaria, el joven Mosconi ingresó al Colegio Militar de la Nación el 26 de mayo de 1891 y se graduó de subteniente de infantería el 20 de noviembre de 1894, a los 17 años de edad. Fue enviado a encargarse del Regimiento 7 de Infantería en Río Cuarto, Provincia de Córdoba, y comenzó a escribir un «Reglamento para la Infantería en Campaña», con detalles sobre el manejo de explosivos e instrucciones para construir puentes. En 1896 fue ascendido y trasladado a Buenos Aires, donde empezó la carrera de Ingeniería en la Universidad de Buenos Aires.
En 1899 realizó estudios topográficos y estadísticos de los Andes en la provincia de Mendoza, y el año siguiente formó parte en los estudios llevados a cabo en la Patagonia a fin de establecer una red ferroviaria de importancia estratégica en la provincia del Neuquén. En 1903 se graduó de la Facultad de Ciencias Exactas Físicas y Naturales de la Universidad de Buenos Aires como ingeniero civil. Su tesis de grado fue un proyecto de construcción de una represa en el Lago Nahuel Huapi e instalación de una válvula para regular las aguas de los ríos Limay y Negro, en Neuquén, con el objetivo de hacerlos navegables.
En 1903 fue transferido a la división de Ingeniería del Ejército como ingeniero militar, y en 1904 recibió un premio por un proyecto de construcción. Entre 1906 y 1908 fue parte de una comisión de graduados argentinos enviados a Europa (Italia, Bélgica y Alemania) para estudiar y adquirir plantas de energía hidroeléctrica y gasífera. Fue incorporado a las tropas de ingeniería del Reichsheer, y pasó 4 años en el Batallón 10 de Westfalia, mientras cursaba un posgrado en la Escuela Técnica Superior de Artillería e Ingeniería de Charlottenburg. En Alemania se interesó por las ideas de Friedrich List (1789-1846), un economista cuyas ideas industrialistas tenían gran influencia en Europa y los Estados Unidos.
En 1909 Mosconi regresó a Argentina como Jefe del Batallón 2 de Ingenieros, permaneciendo unos pocos meses para volver luego a Europa con el fin de adquirir materiales para la división de Ingeniería. Allí estudió y trabajó con unidades de telegrafistas y especialistas en ferrocarriles de Alemania, Francia y el Imperio austrohúngaro. Volvió a Argentina en diciembre de 1914, y recuperó su puesto militar hasta 1915. cuando fue nombrado director del Arsenal Esteban de Luca. En 1920 fue reubicado en la división de Aeronáutica, la cual dirigió hasta 1922.
El 16 de octubre de 1922, durante la presidencia de Marcelo T. de Alvear, Mosconi fue nombrado Director General de Yacimientos Petrolíferos Fiscales (YPF), cargo que ocuparía durante ocho años, dedicando grandes esfuerzos para incrementar la exploración y desarrollo de la extracción de petróleo. Entre 1927 y 1928 Mosconi recorrió América Latina informando a las autoridades sobre la experiencia argentina con los combustibles fósiles, promoviendo la integración de esfuerzos en materia de petróleo. Mosconi fue el mayor impulsor de una política nacional que puso los recursos naturales al servicio del desarrollo económico, industrial y social de la Nación. Defendió la nacionalización de estos recursos, un absoluto monopolio estatal en su exploración y explotación, la necesidad de los países latinoamericanos de tomar medidas coordinadas en este asunto, y la promulgación de leyes relacionadas con los recursos naturales que fueran ventajosas para los intereses de los estados nacionales. La influencia de esta doctrina tuvo impacto en México, Brasil, Uruguay, Bolivia y Colombia.
Mosconi administró eficientemente YPF y, al mismo tiempo que establecía una incipiente gran empresa petrolera, comenzó a combatir la presión política de los dos gigantes de la explotación de hidrocarburos: la holandobritánica Royal Dutch y la Standard Oil del estadounidense John D. Rockefeller.
En 1936, luego de la Guerra del Chaco, el Estado boliviano creó Yacimientos Petrolíferos Fiscales Bolivianos (YPFB) siguiendo el modelo de la empresa argentina, y poco después dictó la expropiación de la filial boliviana de la Standard Oil. En 1938, en Brasil, las mismas ideas llevaron a la formación del Conselho Nacional do Petróleo (CNP). Ese mismo año Mosconi fue galardonado con una medalla de oro por la Academia de Ciencias y Arte de Río de Janeiro en reconocimiento a su labor.
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No sólo es falso sino que ya tuvimos acá un episodio en ese sentido hace un tiempo atrás en la ciudad de Córdoba. Esto sucede en un mundo que sabemos que necesita estar conectado ahora más que nunca. Si no hay antenas no hay conectividad, y si no hay conectividad no nos comunicamos de ninguna forma, sea para hablar, para trabajar, para llamar a emergencias, para estudiar, para activar un botón de pánico. Es preocupante esta situación porque asociar 5G a la pandemia lo único que hace es generar más pavor en la sociedad. Si bien no hay una sola razón por la que esto sucede, sí forma parte de la pelea que estamos viendo entre Estados Unidos y China. Hay una especie de base orquestada que se apoya en el miedo, y la falta de información del público en general exacerba esta situación. En el mundo hay una pelea muy grande en 5G y tiene que ver con el liderazgo de China porque no hay ninguna empresa de Estados Unidos haciendo la diferencia con esta tecnología.
5G es liderado por la china Huawei a la que le siguen las escandinavas Ericsson y Nokia. 5G va a requerir un despliegue masivo de antenas, de conectividad. Las redes 5G estarán conformadas por dispositivos muy chiquitos y, cuanto más chicos son los dispositivos menor es la emisión. Será necesario explicarle con mayor énfasis a la gente lo que esto significa.
Apeló a estudios e investigaciones de diversos organismos a nivel mundial que han determinado que la exposición a las emisiones de radiación no ionizante (RNI) de las redes de telecomunicaciones inalámbricas no conduce a efectos adversos para la salud pública si está por debajo de los límites recomendados por la Comisión Internacional de Protección contra la Radiación No Ionizante (ICNIRP).
Por eso veo con preocupación esto que sucede, que ya esté circulando información falsa en torno a las redes 5G cuando todavía existen temores de la población sobre tecnologías anteriores.
Aclarar estas cuestiones resulta prioritario, especialmente en este momento, porque es necesario que la conectividad sea buena en todo el país. No sólo por la emergencia que supone la pandemia. También por el desarrollo de la Argentina.
Razón por la que los estudiantes, los profesionales, los trabajadores van a preferir quedarse en sus lugares antes que mudarse a los grandes centros urbanos en busca de oportunidades.
Una vida dedicada a la investigación, a la divulgación científica y a la lucha en pos de la equidad de género en la ciencia argentina.
Dubner obtuvo en el 2006 el Premio Universidad de Buenos Aires a la Divulgación de Contenidos Educativos, y hasta tiene un asteroide bautizado con su nombre debido a sus investigaciones en el rubro: el “9515 1975RA2?, que ahora es (9515) Dubner.
La especialista en remanentes de supernovas lideró el proyecto que permitió obtener la imagen más precisa lograda hasta el momento de la Nebulosa del Cangrejo, utilizando las 27 antenas del Very Large Array Telescope, en el año 2017.
Características que hacen única a esta nebulosa habían sido predichas de manera teórica, pero el equipo de Dubner logró retratarla con gran definición.
En ese contexto, las olas de calor marinas (MHW, por sus siglas en inglés) aparecen como una consecuencia cada vez más frecuente. Pero, ¿de qué se trata esta situación y cómo puede afectar a la vida en el océano?.
Las olas de calor marinas se manifiestan cuando hay períodos prolongados -semanas o incluso meses- en los que aumenta considerablemente la temperatura del mar en una determinada región. Esto puede provocar graves efectos en el ecosistema marino. En marzo de 2022, expertos del Instituto de Estudios Marinos y Antárticos de la Universidad de Tasmania, en Australia, realizaron un estudio para comprender por qué están cambiando las habituales épocas de frío en el mar. Una de las conclusiones a la que llegaron fue alarmante: la disminución de la intensidad y de los días anuales de las olas de frío marinas (MCS, por sus siglas en inglés) -que son lo contrario a las de calor- se pueden explicar en gran medida por las altas temperaturas de la superficie del mar, que están en línea con el calentamiento global.
Según estos especialistas, los fenómenos naturales relacionados al calor son cada vez más frecuentes e intensos. El problema es que, en contrapartida, aquellos eventos en los que predomina el frío -como las MCS- disminuyen paulatinamente: en la última década sucedieron aproximadamente 10 días al año en todo el planeta, mientras que en 1985 llegaban a los 40 días.
En ese sentido, científicos del Centro Oeschger para la Investigación del Clima en la Universidad de Berna, Suiza, demostraron en 2020 que durante los últimos 40 años las olas de calor marinas han sido al menos 20 veces más pronunciadas.
“Los objetivos climáticos ambiciosos son una necesidad absoluta para reducir el riesgo de olas de calor marinas. Hay que prevenir la pérdida irreversible de algunos de los ecosistemas más valiosos”, agregó la profesional.
Como se ve, las olas de calor marinas son cada vez más frecuentes y afectan, de esta manera, a los diversos ecosistemas marinos, que sufren por la aparición de algas nocivas y por la falta de nutrientes en el agua. Sobre esto último, la oceanógrafa de la Universidad Nacional y Kapodistríaca de Atenas, Sofia Darmaraki, alertó que aquellos “eventos extremos cálidos o fríos” pueden llevar a cualquier ecosistema a su límite de supervivencia.
Zatti, nacido en Boretto (Regio Emilia, Italia) el 12 de octubre de 1880, vivió en la Argentina desde 1897 hasta su muerte en 1951, en donde desarrolló una carrera como enfermero que lo acercó a los más pobres a partir de su incorporación al movimiento de los Salesianos de Don Bosco. "Declaramos y definimos santos a los beatos Juan Bautista Scalabrini y Artémides Zatti y los inscribimos en el registro de los Santos, estableciendo que en toda la Iglesia sean devotamente honorados entre los Santos", sostuvo Francisco a las 10.30 de Roma (5.30 de Argentina) al anunciar durante una misa en la Plaza San Pedro la proclamación oficial del enfermero y del sacerdote italiano también canonizado este domingo.
Zatti, quien había sido declarado beato por Juan Pablo II en 2022, fue canonizado luego de que se reconociera el milagro logrado a través de su intercesión en la curación de un hombre que sanó de un "ictus isquémico cerebeloso derecho, complicado con lesión hemorrágica voluminosa", en agosto de 2016 en Lipa, Filipinas.
Para Francisco, "el hermano salesiano Artémides Zatti fue un ejemplo vivo de gratitud", según afirmó durante la homilía en la misa en la que inscribió al "pariente de todos los pobres" como un nuevo santo.
"Lleno de gratitud por lo que había recibido, quiso manifestar su acción de gracias asumiendo las heridas de los demás", enfatizó Francisco.
Fue el fiscal del Juicio a las Juntas y su alegato -que terminó con el vibrante “Nunca más”- debería estudiarse en los colegios, sobre todo en estos tiempos violentos en que la democracia atraviesa una prueba de fuego. Julio César Strassera había nacido en Comodoro Rivadavia en 1932. Fue el azar. Su padre, contable de YPF, había sido enviado a esta ciudad, tentado por un ofrecimiento de 50 pesos más en su sueldo. Cuando el chico Strassera cumplió cuatro años, después de una dura vida en el sur (“Era el desierto, comíamos carne de oveja no había verduras, el viento soplaba a noventa kilómetros por hora”, dijo alguna vez), la familia se instaló en Villa Ballester y Julio hizo el jardín de infantes en una escuela alemana, Hölsters Schule. Enseguida la familia volvió a mudarse a Palermo y Strassera completó los estudios en un colegio del Estado.
Los padres se separaron, Strassera vivió con su madre y fue a parar a un destino que, por entonces, se juzgaba casi infamante: pupilo en un colegio religioso.
Trabajaba ya antes de ser bachiller. Su amistad con un escenógrafo del Teatro Colón que le enseñó a escuchar a Richard Wagner, lo acercó a la lírica y a la ópera. En alguna charla con algún periodista interesado por la música, Strassera decía dos cosas muy simpáticas: que había ingresado a la lírica al revés, primero por Wagner y después por el ‘bel canto’ italiano, y que su fascinación por lo alemán provenía de sus antepasado. Su abuelo era genovés, pero Strassera estaba convencido de que sus ancestros eran Strasser, alemanes, y que al pasar a Italia, habían agregado una ‘a’ al final.
Sus simpatías políticas ya estaban anidadas de muy joven en el radicalismo, al que seguiría fiel hasta el fin de sus días. Trabajó en un estudio jurídico, en YPF, en otra petrolera, Standard Oil donde de alguna manera forjó su carácter levantisco.
Entró tarde a la Facultad de Derecho, a los 25 años, sin saber bien por qué. Sus sueños iban por el lado de la ingeniería. Su primer trabajo en Tribunales fue como pinche de última categoría en el Juzgado Federal número 1 a cargo del juez Martín Insaurralde, al inicio de los prodigiosos años ‘60 y a sus 30 años. Se recibió a los 33, en 1965.
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