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Historia Argentina

Alonso Sánchez, el “Prenauta”
 


Estatua de Alonso Sánchez en Huelva.

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  • Quienes se den una vuelta por los jardines del Muelle de Huelva se toparán con un monumento del escultor León Ortega consagrado a la memoria de un navegante. En su base figura la siguiente inscripción: “Al marino Alonso Sánchez de Huelva, predescubridor del Nuevo Mundo”. Un instituto de Educación Secundaria, en la Avenida Pío XII de la misma ciudad, un parque, o una embarcación de salvamento de cobertura bautizada también en su honor recuerdan a ese “predescubridor” o “prenauta”, el hombre que supuestamente antecedió a Colón en la conquista del Atlántico y el descubrimiento del Nuevo Mundo.

    Su biografía parece haberse gestado en un muelle de brumas. Fijar las coordenadas de su nacimiento o de su muerte es poco menos que imposible, sobre todo porque ni siquiera sabemos qué crédito conceder a una de las historias más heterodoxas y fascinantes de cuantas han alumbrado las crónicas.

    El fraile dominico Bartolomé de las Casas (1484-1566) fue uno de los autores más significativos que dio carta de naturaleza al personaje, rebajando en parte, aunque sin pretenderlo, el mérito de Cristóbal Colón, cuyas destrezas en el oficio de marino y probada intuición no parecían bastar a su hazaña.

    No, el genovés necesitaba que alguien le echara una mano; y el apologista de los indios registró un rumor muy difundido en la época según el cual: “Díjose que una carabela o navío que había salido de un puerto de España (no me acuerdo haber oído señalar el que fuese, aunque creo que del reino de Portugal se decía) y que iba cargada de mercaderías para Flandes o Inglaterra, o para los tratos que por aquellos tiempos se tenían, la cual, corriendo terrible tormenta y arrebatada de la violencia e ímpetu della, vino diz que a parar a estas islas y que aquesta fue la primera que las descubrió. Que esto acaeciese así, algunos argumentos para mostrarlo hay (…)”.

    No obstante, el padre no escatimó elogios a la hora de ensalzar al descubridor oficial de las Indias. Tal como apunta E. Ortiz, de la Universidad de Arizona, “el piloto fue una de tantas ayudas divinas que Colón recibió para realizar su expedición. De esta manera, Las Casas nos dice que Colón era el elegido de Dios y por esa condición ‘de todas partes y por muchas maneras daba Dios motivos y causas a Cristóbal Colón para no dudase de cometer tan grande hazaña’”.

    Alonso Sánchez se fue materializando desde su bruma primigenia hasta tomar cuerpo por obra y gracia de varios estudiosos que dieron pábulo a su existencia. En realidad, Las Casas no fue el primero que nos habló de él. La paternidad del piloto misterioso habría que atribuírsela a otro historiador sobresaliente, Gómez Suárez de Figueroa, llamado el Inca Garcilaso de la Vega, quien se la habría oído contar a su padre, servidor de los Reyes Católicos.

    En el capítulo III de sus Comentarios reales (1609), el inca presentaba una minuciosa reconstrucción de los hechos: “Cerca del año de mil y cuatrocientos y ochenta y cuatro, uno más o menos, un piloto natural de la villa de Huelva, en el Condado de Niebla, llamado Alonso Sánchez de Huelva, tenía un navío pequeño, con el cual contrataba por la mar, y llevaba de España a las Canarias algunas mercaderías que allí se le vendían bien, y de las Canarias cargaba de los frutos de aquellas islas y las llevaba a la isla de la Madera, y de allí se volvía a España cargado de azúcar y conservas.

    Andando en esta su triangular contratación, atravesando de las Canarias a la isla de la Madera, le dio un temporal tan recio y tempestuoso que, no pudiendo resistirle, se dejó llevar de la tormenta y corrió veinte y ocho o veinte y nueve días sin saber por dónde ni adónde, porque en todo este tiempo no pudo tomar el altura por el sol ni por el Norte. Padecieron los del navío grandísimo trabajo en la tormenta, porque ni les dejaba comer ni dormir. Al cabo de este largo tiempo se aplacó el viento y se hallaron cerca de una isla; no se sabe de cierto cuál fue, mas de que se sospecha que fue la que ahora llaman Santo Domingo”.  


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