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Comedores Barriales
 


Crecen con una comida diaria y cada vez menos nutritiva.

Crecen con una comida diaria y cada vez menos nutritiva

A pesar de que ayer se regularizó la distribución del pan en los comedores, los responsables de esos espacios aseguraron a El Patagónico que los ataca un problema doble: los chicos tienen sólo una comida diaria que es cada vez menos nutritiva.

Volvió el pan a los comedores, aunque la situación por la que atraviesan esos espacios comunitarios se vuelve cada vez más difícil de sostener.

De boca de los encargados que dan de comer a cientos de chicos de la ciudad, El Patagónico supo ayer que los inconvenientes más serios tienen que ver con la falta de alimentos vitamínicos, y con que las cantidades enviadas tienden a ser menores en momentos en los que la demanda es mayor. Y la labor de las cocineras ahora incluye la cruda misión de distribuir tres o cuatro kilos de carne en grupos que rondan los 180 chicos, si es que el alimento fresco llega.

En el de barrio Argimiro Moure, Mariela Díaz —que vive en el Juan XXIII cuyo hijo (Germán de ocho años) tiene serios problemas de descalcificación— agradeció a una petrolera que le otorgará diariamente los menúes que el chico necesita.

«Le van a donar dos viandas por día, con la comida que él necesita: alimentos frescos, como verduras, frutas, huevos, cereales y leche. Las carnes tienen que ser hechas a la plancha o al horno, además de pescados como pejerrey y merluza», detalló.

También mencionó que el concejal Ricardo Fueyo se comprometió con el aporte de pescado, frutas y verduras.

La mujer que está desocupada, recordó que la descalcificación produjo que su hijo de ocho años tenga la contextura física de un niño de cinco años.

Y dijo que hasta el momento la comuna «no concretó nada en torno a las vitaminas que Germán precisa para seguir creciendo con normalidad».  


Como decirles que no hay comida

En el comedor de Las Flores, Mireya Angulo explicó que lo ideal sería preparar hamburguesas o milanesas por lo menos una vez al mes, pero aclaró que se trata de una tarea imposible, que significa contar con 300 hamburguesas y varias bolsas de papas para hacer puré.

«Al comedor lo estamos manteniendo nosotros desde hace diez días gracias a las donaciones de la gente que nos conoce. La Municipalidad no nos manda ni arroz, ni leche, ni harina, porque según me dijeron, no están pagando a los proveedores», mencionó la mujer que está a cargo del lugar en el que a diario se reúnen 170 comensales.

Agregó que «hoy (por ayer) le pedí a la gente de la Municipalidad que cuando manden me pongan más alimentos secos».

Angulo también explicó que «uno tiene que pensar que los chicos no pueden vivir con una comida al día, pero esa es la realidad, por eso tratábamos de darles el almuerzo y unas bolsas que nosotros armamos con refuerzos de donaciones, pero lamentablemente ayer tuvimos que decirles que ahora no hay, porque hay que mantener el comedor».

En tanto, en el de la vecinal del San Martín, quien habló de la situación fue el tesorero Ramón Aguilar.

«Uno hace lo que puede, acá ya repetimos tres veces la polenta, y carne llega de a poquito. Y todos los días, tenemos que hacer el sacrificio de darles lo que tenemos», mencionó.

Créditos:
Diario "El Patagónico"

 



 
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